Estamos asistiendo continuamente al empecinamiento independentista por aparecer como los creadores de una Patria, en la que no creen. Empezaron en su hoja de ruta hace al menos 25 años, muy hábilmente, por ir relegando el idioma español, primer paso para la necesaria desconexión cultural y en la que encontraron la ayuda por inacción de los diferentes gobiernos centrales. Lo perseguían en el patio de los colegios, en las rotulaciones de los establecimientos; negándose a financiar a escritores catalanes si no escribían solo en catalán...; continuaron marginando, cuando no prohibiendo, las tradiciones que mantenían unidos a sus raíces a los catalanes o sus abuelos que habían nacido fuera de Cataluña. Dentro de esta labor se inscriben los reiterados intentos y legislaciones para postergar las muñecas vestidas de sevillanas con trajes de faralaes, pequeños toros, carteles taurinos que se completan con el nombre del que lo compra..., en la Ramblas de Barcelona, Paseo de Tarragona....Todo ello bien documentado y con especial presión a partir de 2106 a 2010 (la artesanía españolista había que sustituirla por caganer y otras figuras más catalanas). Luego, aprovechando la crisis financiera y su mala gestión por los Tripartitos, de los que formaba parte la ERC de Junqueras, empezaron con el España nos roba y la mentira de las balanzas fiscales y el excesivo déficit fiscal, que llevaron a Artur Mas a echarle un pulso al gobierno central y como Mariano Rajoy no tragó, empezaron las Diadas separatistas y el derecho a decidir (inexistente en nuestra Constitución ni en cualquier otra digna de tal nombre), que culminaron, por ahora, con actos de rebeldía y chulería en el Parlament y el planteamiento de votaciones de referéndum secesionistas.