miércoles, 7 de mayo de 2025

EL SIGLO DEL IMPERIO, DE PAVIA A BREDA Y SALVADOR DE BAHÍA.

Con especial dedicación a mis nietos mayores, por si no se lo enseñan en el colegio. Estamos en el año 2025 y como de este año, con Sanchez de presidente, no podemos esperar nada bueno ni heróico, dejaremos la política actual para sumergirnos en el período de 1525 a 1625. Esos años los iniciamos con la batalla de Pavía (1525) y los terminamos con la toma de Breda (1625) y la reconquista de Salvador de Bahía (1625); no pongo región de Brasil porque entonces era tan española como Argentina o Cádiz. El imperio estaba en su máximo apogeo, con Portugal formando parte del mismo desde 1578 (la Unión Ibérica, por lazos familiares y no guerreros), las provincias americanas, California, Islas Filipinas ( descubiertas por Magallanes en 1521 y conquistadas a partir de 1565, gracias al tornaviaje); y el territorio aportado por Portugal a partir de 1578 hasta 1840. "Un imperio, en el que nunca se ponía el sol"

Reconquista de Salvador de Bahía del Espiritu Santo

Todos los imperios que han sido o lo son, cumplen con dos premisas: su nacimiento y crecimiento hasta llegar al cenit y pasados los años, su larga o corta decadencia. En nuestro caso comenzamos a finales del S.XV con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469, con trampa pues su consanguinidad que  se lo prohibia, pero falsifican una dispensa papal y consuman, aunque durante un tiempo fueron excomulgados. La consolidación de ambas coronas se produce siendo reyes ambos, de Castilla Isabel en 1474 y Fernando de Aragón en 1479. Pero antes de consolidarse definitivamente, pasaron por diversos avatares como el atentado contra Fernando, en Barcelona, en 1492. El fallecimiento de Isabel en 1504 pone en solfa la unión por las injerencias del borgoñón Felipe el Hermoso,  marido de la reina Juana (la heredera legal de la corona de Castilla y América). Fallecido el borgoñón, aparece en escena Germana de Foix que se casa con el viudo rey de Aragón y le da un heredero, en 1509, que lo habría sido de la conora aragonesa; pero muere a pocas horas de nacer. Como el rey Fernando había tenido un hijo extramatrimonial, Alonso de Aragón, nacido en 1470, poco después de la boda de su padre con Isabel, a la muerte del rey, algunos vieron la oportunidad de hacerle heredero para romper la unión con Castilla. Afortunadamente el Cardenal Cisneros, regente, consiguió evitarlo.  La corona pues pasaba a una sola monarquía, la de Carlos I, que encerró a su madre Doña Juana, la reina legal, durante más de 40 años, en Tordesillas, para evitar su control. No olvidemos que Sicilia y Nápoles pertenecían a la corona de Aragón desde 1282 y 1504.

La España que conocemos se había concluido con la toma de Granada en 1492 y la incorporación de Navarra en 1516, provisionalmente, y en 1520 definitivamente. Simultaneamente como resultado de la boda de Juana con Felipe el hermoso, la corona de Carlos I asume la de los Paises Bajos, que permanecieron con momentos de sublevación, hasta 1648; si bien Bélgica se mantuvo bajo su influencia hasta 1714. 
Así pues la monarquía española se consolida, superando un fallido intento comunero en 1520 y mantiene una fuerte rivalidad con la corona francesa por los dominios de Italia y sus provincias limítrofes, los Paises Bajos. Llegamos así a la batalla de Pavía en que Carlos I de España y V de Alemania, derrotaba al ejército francés del rey Francisco I, al que hacía prisionero, lo traslada a Madrid, hasta que tras firmar el Tratado de Madrid, el 16 de enero del año siguiente y , dejar a dos de sus hijos como rehenes, le deja marchar. Es su peligroso enemigo que no duda en aliarse incluso con el sultán turco.


Mientras, avanza la consolidación de la presencia española en América y las guerras de religión desangran centro Europa. El imperio de carlos I se asienta y ve como su hijo Felipe II lo recibe y engrandece, con dejaciónes a su hermano Fernando; infante de España, archiduque de Austria, rey de Hungría y Bohemia y a partir de 1558, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El tercer gran poder lo epresentaba el Sultán turco, Soliman el Magnífico, que al frente de sus tropas llegó en 1529 a las puertas de Viena de donde se retiró al no poder ocupar la ciudad y llegar un ejército de Carlos I. Su hijo, Felipe II, "en la mayor ocasión que vieron los siglos", en palabras de Cervantes,  frenó a la flota turco-berberisca en la batalla del golfo de Lepanto en 1571.


Estamos en pleno siglo del máximo explendor, con dominio en el mar, a pesar del fracaso de la Gran Armada en 1588, compensado con el de la contraarmada enviada por la reina inglesa en 1589 con un resultado bastante peor, la peor derrota de la armada inglesa en toda la historia. Los ataques ingleses resultaron infructuosos en Galicia, pues los éxitos iniciales se convirtieron en fracasos por la reacción de la población y la resistencia defensiva. Lo mismo sucedió en Lisboa, donde cosecharon otro fracaso aún más severo. Después, la escuadra inglesa se dirigió a las Azores, donde también fue derrotada y ya de regreso, saqueó Madeira y Vigo, volviendo a Plymouth al cabo de unos tres meses.


Con los tercios que brillaban sobre suelo europeo. El nombre de Tercio, la mejor infantería de la época, tiene varios orígenes: 1.- que lo componían 3.000 hombres; 2.- que estaba formado por un tercio de lanceros (con picas), otro tercio con arcabuces y otro con escudos. Lo cierto es que se fue adaptando al avance y mejoras de las armas y en Pavía triunfaron gracias a sus armas de fuego; 3.- porque las tropas en Italia se repartían en tres partes (tres Tercios). Su final se asocia a la batalla de Rocroi en 1643 fueron derrotados por la artillería contraria que se estaba imponiendo sobre las formaciones cerradas de piqueros y arcabuceros. Los Tercios fueron siendo sustituidos por formaciones más abiertas, los regimientos. La presencia de españoles en los tercios no era predominante. 

Los tercios por Augusto Ferrer Dalmau

En 1590, uno de los hechos de armas más destacados en España fue el asedio de París por parte de las tropas de Enrique de Navarra, que luego se convertiría en Enrique IV de Francia. Los españoles, bajo el mando del duque de Parma, enviaron un ejército de socorro a París, logrando levantar el cerco y permitiendo a los parisinos aliviar el hambre que sufrían. Despues de una relativa paz, tregua incluida, en la batalla de la Montaña Blanca, los tercios españoles, bajo el mando de Ambrosio de Spínola, contribuyeron decisivamente a la victoria imperial. La batalla resultó en la derrota de los protestantes y el restablecimiento del catolicismo en Bohemia.
Casco de los soldados de los tercios

La incorporación, en 1578, de Portugan a la corona española por derecho de sangre a favor de Felipe II, trajo consigo una importante aportación al imperio, especialmente compuesto por lo que hoy es Brasil y una cadena de fundaciones y puertos comerciales a lo largo de la costa africana, golfo Pérsico, India y sur de China; como se refleja en este mapa adjunto. La presencia española en el Nuevo Mundo se puede resumir en la herencia de una lengua y una religión, concretada en las catedrales y universidades que dejaron además del hecho de que la población cuando llegaron, los españoles, era de unos 15 millones y ahora pasa de 500, 600 si sumamos a los filipinos. Ya les hubiera gustado a los chiricaguas, sioux y demás tribus, haber multiplicado sus poblaciones por 30. Los aztecas, que estaban en la edad de piedra, sin saber utilizar la rueda, pasaron al Renacimiento.


Llegamos así, tras una serie de treguas en el inicio del S.XVII al año milagroso de 1625, con un imaginario bélico hispano muy bien organizado, construido por tratadistas políticos, poetas y pintores cortesanos, que libraban las batallas de papel y lienzo de la monarquía, las anunciaban como hechos ineluctables de la superior moral católica y las celebraban a posteriori, si tal era el caso. Los éxitos encadenados en ese año milagroso, 1625,con la rendición de Breda, la recuperación de Bahía, ocupada por una armada holandesa el año anterior, el socorro de Génova, mas las defensas de Cádiz y San Juan de Puerto Rico, constituyeron un alud de acontecimientos positivos, preparados por una novedosa maquinaria monárquica de guerra híbrida y anfibia, en tierra y mar.


Pero el imperio no se vino abajo de forma inmediata, se perdió la parte portuguesa tras una guerra de secesión en1640/50 pero las provincias americanas estuvieron unidas a la corona cerca de 200 años más y Cuba, Puerto Rico y Filipinas, sumaron otros 75 años.

4 comentarios:

  1. Vuelves a tu didáctica histórica . Enhorabuena .
    Entre lo que fuimos y lo que somos ¡ … virgencita que me quede como estoy !
    España con sus aciertos y errores fue y volvió . Pero ahí está la historia . De ella no se condigna que uno de dentro y democráticamente , destroce lo que somos …!! malamen gensanta … !!
    Fdo Chus Ojosnegros

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  2. Hay vida fuera de la política.

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    1. Por supuesto . A ver si nos dejan disfrutarla … yo quiero tierra de otra zona … una botellita
      . Fdo Chus Ojosnegros

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    2. Te hemos traido arena de la isla frente a Hirosima

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