Hace unos años, me encontré con Rosa Luxemburg en el lavabo de una barraca transformada en restaurante, La Matandeta, en La Albufera. Su biografía se encontraba en un mueble librería para ser robado en lugar de las toallas de mano. A partir de ese encuentro escribí dos artículos que adjunto, al final, y ahora al que me he encontrado, gracias a mi cuñado, es a León Trotsky (Liev Davidovich) en el Libro " El hombre que amaba a los Perros" de Leonardo Padura. La relación y las teorías de ambos se reflejan en el título del presente artículo. Los dos fueron partícipes importantes en la gestación de la Revolución Rusa; especialmente León Trotsky que fue el organizador del ejército rojo que ganó la guerra civil que se desató en enero de 1918 al no aceptar Lenín el resultado desfavorable de las elecciones que siguieron al golpe de estado bolchevique del 7 de noviembre de 1917. La cruz sería el resultado/fracaso de similar intento en Alemania, aquí con Rosa Luxemburgo, asesinada ahora hace 100 años por los freikorps que movilizó el gobierno socialista para frenar el alzamiento revolucionario comunista, comenzado el 15 de noviembre de 1918, al que se habían unido los espartaquistas (KPD), el 2 de enero del 19. Curiosamente, la revolución proletaria fracasó en Alemania que era el campo ideal para Lenín y Trotski por disponer de un avanzado estado industrial y por tanto, con mayor idoneidad que el campesinado ruso. Trotsky era partidario de la revolución continua, en contraposición de Stalin que opinaba que la revolución podía sobrevivir en un solo país. En 1931 Stalin declararía a Rosa Luxemburgo enemiga de la que, según él, era la única revolución verdadera: la del comunismo soviético.
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León Trotsky y Rosa Luxemburg |
El 18 de enero de 1919, Trotsky escribía sobre la muerte de Rosa y su compañero en el partido espartaquista, Karl Liebknecht:
Acabamos de sufrir la mayor de las pérdidas. El duelo nos embarga por partida doble. Nos han arrebatado a dos líderes, dos jefes cuyos nombres quedarán inscritos por siempre jamás en el libro de oro de la revolución proletaria: Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. Al principio de la Gran Guerra en 1914 y en medio de estos días sombríos y trágicos una sola voz se levantó en Alemania para protestar y maldecir: la de Karl Liebknecht. Y su voz resonó en todo el mundo. En Francia, donde el espíritu de las masas obreras aún se encontraba obsesionado por la ocupación alemana y el partido de los social-patriotas predicaba desde el poder una lucha sin cuartel contra el enemigo que amenazaba París, la burguesía y los mismos chauvinistas tuvieron que reconocer que únicamente Liebknecht era la excepción a los sentimientos que animaban a todo el pueblo alemán. En realidad Liebknecht no se encontraba solo: Rosa Luxemburg, mujer con gran coraje, luchaba a su lado, pese a que las leyes burguesas del parlamentarismo alemán no le permitieran lanzar su protesta desde lo alto de la tribuna, como hacía Karl Liebknecht. Es preciso señalar que Rosa Luxemburg estaba secundada por los elementos más conscientes de la clase obrera, en la que habían germinado sus poderosos pensamiento y palabra. Estas dos personalidades, dos militantes, se complementaban mutuamente y marchaban juntas es pos del mismo objetivo.
La Rosa roja. Un golpe con la culata del fusil sobre su cabeza, un grito, ella todavía se resiste. Un tiro en la nuca termina con su vida. Rosa Luxemburg. “Una de las mentes más brillantes entre los herederos científicos de Marx y Engels”, había dicho sobre ella Franz Mehring. Aniquilar a la Rosa Roja y a Karl Liebknecht: la voz y el fuego de la revolución en las calles de Berlín. El 15 de enero de 1919 el cuerpo de Rosa fue tirado al río, su cadáver apareció varios meses después. El mismo tratamiento recibió Liebknecht, el hombre que se levantó sobre una tribuna para desafiar la traición socialdemócrata y enfrentar la carnicería imperialista, dando pie a la fundación de los espartaquistas; nombre que proviene de las denominadas cartas a Espartaco, líder del mayor levantamiento de esclavos en la historia de Roma. Los soldados del Freikorps ejecutaron los crímenes, pero el gobierno de los socialdemócratas Noske y Ebert los promovieron.
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Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo |
Rosa diría , tras la Revolución Rusa:
“Lenin, Trotsky y sus amigos fueron los primeros, los que fueron a la cabeza como ejemplo para el proletariado mundial; son todavía los únicos, hasta ahora, que pueden clamar con Hutten: “¡Yo osé!” Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique.”
https://elcriticonhistorico.blogspot.com/2018/11/cien-anos-de-la-fallida-revolucion.html
El ciclo se cerraría 21 años después, el 21 de agosto de 1940, con la muerte del León a manos del español Ramón Mercader; nacido en Barcelona en 1913 y fallecido en La Habana (Cuba) en 1978. La Rosa y el León: dos vidas que destacan en la lucha por la revolución, dos figuras heroicas de nuestro tiempo que inspiran a nuevas generaciones; aunque ahora menos idealistas. Pero volvamos sobre nuestros pasos y veamos algunos de los interesantes personajes con los que coincidieron en esa época; seguramente la más importante en la historia moderna desde la Revolución Francesa.
León Trotsky, fue decisivo como " Jefe de Estado Mayor" de la Revolución de Octubre/noviembre (según el calendario Juliano o Gregoriano), y forjador del Ejército Rojo.; además de Comisario de Relaciones Exteriores. Fue, junto a Lenin, tan predominante que Rosa Luxemburg y varios otros llegaron a hablar del gobierno de Lenin-Trotsky. Por la época en que Lenin cayó gravemente enfermo, 1922, aunque vivió hasta enero de 1924, Kamenev integraba junto con Zinoviev y Stalin la troika dirigente, el triunvirato del partido. Trotsky, designado sucesor por el mortalmente enfermo Lenin, se había excluido por completo de la lucha interna partidaria y, en consecuencia, a Stalin como secretario general del partido le resultó fácil desembarazarse de él. En ocasión del funeral de Lenin en 1924, , de los siete acompañantes del féretro, tres eran de procedencia judía: Kamenev, Radek y Zinoviev. Estos históricos, fueron fusilados por orden de Stalin en 1936, durante las purgas para eliminar a los bolcheviques importantes y así garantizarse un gobierno sin oposición. Estas purgas alcanzaron a miles de oficiales del ejército y a 13 de los 15 mariscales y comandantes de ejército. Esto lo pagó el ejército rojo en su penosa actuación tanto en la guerra contra la pequeña Finlandia en 1939/40 como en el inicio de la operación Barbarroja, invasión alemana de junio de 1941.
Stalin, tras la muerte de Lenín, había iniciado la decapitación de los dirigentes que se le oponían con la expulsión de Trotski, primero del partido y después de la propia Rusia, en 1927. Esto le llevó a deambular por los paises que le concedían visado, empezando por Turquía, siguiendo por Francia, 1933, donde llegó a relacionarse con Andreu Nin, creador del trotsquista POUM en Cataluña, y con Simone Weil, filósofa francesa que vino a España a luchar con la Columna Durruti. Curiosamente en nuestra guerra civil, se peleaba otra guerra entre comunismo y anarquismo. De Francia, en la primavera de 1935, pasó a Noruega, donde se publicó su "La revolución traicionada". En esta obra analizaba el ascenso al poder de Stalin y lo atribuía a la victoria política de la burocracia soviética surgida por la degeneración estatal debida, en su opinión, al aislamiento del país por la ausencia de una revolución internacional continuada (recordemos el fracaso en Alemania). El gobierno noruego, ante las presiones de Stalin, le fuerza a salir y en enero de 1937 llega Méjico, protegido por su Presidente Lázaro Cárdenas. Desde su exilio encabezaría la oposición comunista disidente, que seguiría con la creación de la IV Internacional. En Méjico fue a vivir a la Casa Azul, propiedad de la pintora Frida Kahlo, con quien vivió una corta e intensa relación sexual; entonces Trotsky tenía 57 años, 25 más que ella. Frida ya estaba casada. A raíz de dicha relación, cambió de domicilio, en el que murió.
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Frida Kahlo con su marido Diego Ribera |
Frida Kahlo a los 18 años sufrió un accidente en el que su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso pélvico. Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. Al respecto, Kahlo comentaba que habría sido esta la forma brutal en la que había perdido su virginidad. Frida se casó con un famoso pintor y muralista mejicano, si bien ambos no fueron un ejemplo de fidelidad; salvo en su convicción y militancia comunista. Inicialmente, Frida fue acusada de participar en el asesinato de Trotsky, pero rápidamente fue exonerada. Trotsky encontraba en el maltrecho cuerpo y los refuerzos metálicos de Frida, una atracción morbosa y sensual.
También interesante el corto curriculum de Simone Weil, nacida en París, 3 de febrero de 1909 y fallecida en Ashford (Inglaterra) el 24 de agosto de 1943. A pesar de que solo fue bautizada poco antes de morir, vivió y es ampliamente considerada como una mística cristiana. Dejó una abundante literatura cristiana y textos místicos. Simone nació en el seno de una familia judía intelectual y laica ; en clara similitud con Rosa Luxemburg. Dos mujeres excepcionales que murieron jóvenes. Conoció a León Trotski en París, con quien discutió sobre la situación rusa, Stalin, y la doctrina marxista. Coincidiendo también con Andreu Nin, fundador del POUM. Fue periodista voluntaria en Barcelona, y se incorporó a los combatientes armados en Aragón. Albert Camus, la describió en 1951 como «el único gran espíritu de nuestro tiempo».T.S. Eliot, consideraba que sus libros y artículos debían ser leídos por los jóvenes antes de que las propagandas políticas anularan su capacidad de pensamiento.
Terminaremos con el asesino de Trotsky, Ramón Mercader, que es uno de los personajes más importantes de la novela de Padura. La novela gira sobre la vida en el exilio de Trotsky, la de su asesino y de los últimos años de éste en Cuba. Comienza con su lucha en la sierra de Guadarrama en agosto del 36, continua con su participación en la detención de Andreu Nín en Barcelona en mayo del 37, cuando se descabezó y se declaró ilegal al trotskista POUM, cercano al anarquismo; dentro de la lucha que el comunismo declaró a los libertarios. Recordemos que Nin fue torturado, asesinado y su cuerpo aún se desconoce donde está enterrado. Tras estos episodios, Mercader se traslado a Rusia, donde siguió con su formación, como espía y asesino. Convencido comunista y presionado en su ideología por su madre, Caridad del Rio Mercader (la pasionaria catalana), se traslada a EEUU y Méjico en 1940 para preparar y ejecutar el asesinato de Trotsky. Ejecutó el encargo clavándole un piolet en la cabeza, el 21 de agosto del 40. El herido aun participó en la detención del asesino. Mercader pasó encarcelado 20 años, en Méjico; tras lo que se trasladó a Moscú como Héroe de la Unión Soviética. Sus últimos años eligió pasarlos en la Habana, lugar de nacimiento de su madre. Iván, el cubano, hilo conductor de la narración y receptor de las confidencias de Mercader; presenta una situación en Cuba ,en esos años 75/79, pesimista y hace una descripción de la revolución cubana poco positiva.
Curiosamente, este 8 de enero se cumplen 60 años de la entrada de Fidel Castro en la Habana. Este blog se nutre de curiosidades y aprovechamos esta para comentar, en línea con Iván, que mientras en 1955, Inicio de la Revolución Cubana, la renta per capita de la isla estaba casi al mismo nivel que la de Italia (ambas representaban alrededor del 30% de la de EEUU). Hoy, la de Cuba no alcanza el 13% de la de EEUU y la de Italia supera el 50%. Otra evidente cruz de la Revolución.