Hoy 31 de octubre, Pedro Sánchez ha movilizado a casi todos los ministros en el Auditorio Nacional, para agitar su lado más ideológico, celebrando el 'Día de Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura'. Una nueva fecha marcada en rojo en el calendario en virtud de la nueva Ley de Memoria Democrática que ha servido al Gobierno para sacar pecho y rescatar el comodín de Franco como argumento para ganar las elecciones. Aquí tenemos otra muestra de la Desmemoria Histórica del PSOE y en concreto de su Secretario Pedro Sanchez, que insiste en su lucha contra la momia de Franco, pero pasa de puntillas por el 86 aniversario de la retirada de más de 500 obras de sus ubicaciones, en el Museo del Prado, para iniciar unos periplos improvisados que los pusieron en riesgo y eso que Manuel Azaña dijo que "El Museo del Prado era más importante para España que la Monarquía y la República juntas." Tampoco recuerda el robo del yate VITA, cargado con 110 fardos en 120 maletas que contenían joyas, valores públicos, plata y oro en lingotes y en monedas y que manejó desde Méjico Indalecio Prieto sin justificar.
Ante el avance de las tropas rebeldes que se encuentran a las puertas de Madrid en la 1ª semana de noviembre de 1936, los mismos que planificaron la salida del oro del Banco de España, hacia el extranjero, planificaron igualmente la evacuación de las principales obras del Museo del Prado. Dicha evacuación se inició dos días después de la salida del gobierno hacia Valencia, el día 6, y en pos del mismo. La medida política contó con la oposición de los restauradores del Prado, al frente de los cuales estaba Francisco Javier Sánchez Cantón, subdirector del museo, que ya en agosto había dado la orden de cerrar las puertas, desmontar las salas y trasladar todas las pinturas a las plantas bajas. Se reflejó este traslado en la película "la Hora de los Valientes", de Mercero; una fábula sobre un autorretrato de Goya que se extravía en manos de un trabajador del Museo, que mantiene la obra en su casa durante la guerra y sus avatares. Terminada la guerra y al intentar devolverla, muere a manos de un falangista que antes fue un colaboracionista y vividor con la República.
Tras un traslado por carreteras infames, a baja velocidad, con riesgos atmosféricos y bélicos, los cuadros llegaron a Valencia para , posteriormente, volver a ser trasladadas cuando el gobierno salió para Cataluña el 31 de noviembre del 37. Allí se guardaron en polvorines que sí eran objetivos militares y aumentaban el riesgo de destrucción. ¿Por qué ese seguimiento al gobierno?, ¿acaso pensaban en venderlos para continuar la guerra o financiar su exilio?. En valencia estaban más lejos del frente que en Cataluña. Cuando en febrero del 39, el ejército popular cruzó la frontera francesa, los cuadros se trasladaron a Ginebra bajo la custodia de la Sociedad de Naciones que los devolvió al gobierno franquista, una vez terminada la guerra. Pero aún les quedaba un nuevo traslado que se realizó por ferrocarril en septiembre del 39, con riesgo de ser bombardeado por los alemanes, en guerra ya con Francia. En resumen, cuatro traslados que algún cuadro sufrió gravemente. Es considerada como la mayor evacuación de arte de la Historia de la Humanidad. El escritor José Calvo Poyato, hermano de la ex-vicepresidenta, autor de ensayos y novelas históricas ha publicado un trabajo que entra en todos los detalles de aquel episodio y lo contextualiza dentro de las circunstancias de la Guerra Civil. El balance que hace José Calvo Poyato es que aquello fue un absurdo y solo la suerte y el trabajo de algunos profesionales, evitó los males mayores que pudo causar una decisión política sin sentido.
Aprovechando unos diarios escritos por el restaurador Manuel Arpe y Retamino, uno de los especialistas que velaron por la conservación del patrimonio del Museo del Prado, podemos seguir las peripecias de esos tesoros que valían más que la Monarquía y la República juntas. Arpe es meticuloso, anota cada noche lo que sucede y años más tarde reconstruye el viaje de más de 2.000 pinturas de colecciones públicas y privadas (más de 500 solo del Prado) en 71 camiones. Un ejemplo de los desperfectos lo sufre el Conde-duque de Olivares, de Velázquez, la lluvia entró en la caja que lo transportaba en camión y el agua corre por la superficie del cuadro “en forma de chorreones” y se ha llevado por delante el barniz. El lienzo está en serio peligro. En general “Los cuadros estaban desastrosos”, anota Arpe en sus memorias. Estando en Valencia, llegan nuevas órdenes: hay que volver a movilizar la carga. Las operaciones militares de los sublevados amenazan con cortar por Tortosa y dejar dividido en dos el frente republicano en el Mediterráneo. Hay que cruzar antes del corte que se produciría el 15 de abril del 38. La columna de camiones cargados con miles de obras de arte embaladas que huyen hacia Cataluña cruza Benicarló. Una bomba alcanza una casa y su cornisa se desploma sobre las cajas donde viajan varias pinturas. La más perjudicada es la escena de Los mamelucos, que cae arruinada bajo los escombros y dividida en 18 pedazos. Algunos fragmentos del lienzo ni aparecen. Otra misión de Arpe es salvar el puente de Tortosa (Tarragona), demasiado pequeño para la altura de Las meninas. Así que desmontan la caja del camión entre nueve hombres y sobre una fila de rodillos lo deslizan al otro lado. “Hasta mal cuerpo se me puso pensando si sería capaz de llevarlo a cabo.
Para cruzar la frontera, la epopeya está a punto de dar su último paso, el más delicado, con los camiones atascados entre el éxodo de personas que huyen del Ejército franquista a Francia. “Fue un milagro”. Los 71 camiones —con 1.868 cajas y 140 toneladas de peso— se transforman en un tren con 22 unidades “atestadas de obras de arte de todas clases” en Perpiñán. Así se realiza su viaje a Ginebra, donde quedan depositadas y parte de ellas sirve para organizar una exposición, hasta el final de la guerra. Así en la noche del 31 de agosto 1939 se clausura la exposición. Las obras se descuelgan para regresar a España. “La guerra europea estaba a punto de estallar”. “Tan rápido se hizo todo que cuando el día 3 de septiembre se declara la contienda, ya estaba el tren formado y dispuesto a salir”, escribe Arpe, el único que queda de la expedición original. Francia dio luz verde al tren un día más tarde y, en medio del desplazamiento de tropas y material, el último tren civil que cruza las vías en guerra es el que contiene la selección expuesta, con 38 obras de Goya, 25 del Greco, 9 de Tintoretto, 6 de Rubens, 7 de Tiziano y Las meninas, de Velázquez, entre otras. El resto ya había regresado en camiones.
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