FELIZ 90 CUMPLEAÑOS, IRENE MANZANERO HIJA DE "PLATOFINO".

Esta tarde iré a felicitar a Irene Manzanero por su 90 cumpleaños, que mañana celebrará con sus hijas, parejas y nietos/as. Cuando apenas le faltaban dos meses y medio para cumplir tres años, murió en la batalla del Jarama su padre, Domingo Manzanero alias Platofino; era vecino de Villa de D. Fadrique y falleció en esta batalla junto a otros cuatro paisanos. Me viene a la memoria como marido que era de "la tía Irene", como la llamábamos cariñosamente. Dejaba viuda y dos hijos en un momento complicado en plena guerra civil y con un futuro sombrío si los suyos la perdían; como así ocurrió. Platofino podía haber eludido ir al frente dada su edad y con familia dependiente exclusivamente de él pues su hija y su hijo eran muy pequeños, pero era un buen comunista consecuente con sus creencias y luchaba por lo que el creía que era un futuro mejor, no solo para los suyos.

Irenilla en 1958

Por mi edad no llegué a conocer a Platofino pero si a su mujer, Irene, e hijos, Pedro e Irene. No era mi tía carnal pero siempre la quise como si lo fuese y pasaba más tiempo en su casa que en la mía. Trabajó en mi casa para suplir la falta económica de su marido muerto, defendiendo como voluntario a la República. Irenilla, que ahora cumple 90 años, cuando tuvo edad suficiente, fue niñera y amiga de mi hermana mayor; a la que sacaba 10 años. Gran parte de mis recuerdos de infancia están ligados a la tía Irene y a su hija y entre ellos la higuera del patio de su casa. Años más tarde vinieron a vivir a Madrid, donde Irenilla y su marido, Francisco, me sacaban del internado para comer con ellos y ver películas del Mau-Mau en el cine del alto del paseo de Extremadura; aún me emociono recordándolo. También recuerdo el terraplén colindante en el que me entretenía. Vivian de alquilar habitaciones y doblaban turnos pero lograron salir adelante y luego tanto Pedro como su cuñado Francisco, montaron una empresa de calefacciones. En Villa nos pusieron la calefacción de mi casa.

Con ellos conocí Canarias y aprendí tantas cosas..., pero entre ellas nunca la Mala Memoria Histórica con que ahora nos envenenan el recuerdo. Uno de los últimos trabajos de punto a ganchillo de "la tía Irene" fue ropa interior para mi hija. Fuí a la escuela que ahora es la casa del pueblo y estudié con los hijos de lo que eran afiliados al PCE. Era el único estudiante que cruzaba la carretera, por voluntad de mis padres, desde el centro, donde vivía, a las afueras. Muchas veces comento que tuve la suerte de nacer en una familia en la que mi padre era abogado y mi madre farmacéutica. Curiosamente mis amigos de infancia y juventud siempre han militado en el PCE, por lo que yo tengo un respeto a la vieja guardia comunista. Mi padre, que tuvo que esconderse para no ser paseado, cuando el levantamiento del 18 de julio y permanecer oculto mes y medio hasta que una noche se marchó al pueblo cercano para coger el tren e ir a Enguera, Valencia, donde su hermano era el veterinario. Allí conoció a mi madre. Se incorporó al ejército del Frente Popular, en enero del 38, como teniente y al final de la guerra sufrió un juicio sumarísimo que le condenó a dos años de prisión; si bien salió indultado en noviembre del 39 por la celebración del aniversario del nombramiento de Franco como caudillo el 1º de octubre. Bromas del destino, unos le querían matar y otros le encarcelaron.

Domingo Manzanero, Platofino

Mis padres se casaron en enero de 1943, tras la licenciatura de farmacia de mi madre y establecieron su residencia en Villa de Don Fadrique; donde durante más de 25 años mi madre fue la farmaceútica; había otra para una población cercana a los 5.000 habitantes. Nunca me hablaron mal de nadie y en casa siempre estuvo la puerta abierta para todos independientemente de sus ideas políticas. En el intervalo entre la guerra y la muerte de mi abuela, "la tía Irene" ayudó a su cuidado. El resto ya lo he comentado y me alegro de ver a Irene hija, irenilla, y pasar con ella un rato de recuerdos amables.

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