jueves, 17 de septiembre de 2020

CENTENARIO DE LA LEGIÓN.

Nos encontramos en el centenario de la fundación de la Legión, inicialmente denominada Tercio de Extranjeros. Aunque se considera el 20 de septiembre de 1920; el 28 de enero de 1920 Su Majestad el Rey Alfonso XIII, firmó el Real Decreto de creación del referido Tercio. El Teniente Coronel Millan-Astray fue su alma. El 4 de septiembre de 1920 el ministro de la Guerra vizconde de Eza autorizó el inicio de la recluta de los primeros legionarios y el 20 de septiembre de ese mismo año se alistó el primero; superando los cien mil desde entonces; de los cuales los fallecidos superan los 10.000. Los legionarios han combatido en la guerra de Marruecos, desde su fundación en 1920 hasta su término, en 1927; siendo la acción más destacada en ese tiempo el conocido como «desembarco de Alhucemas»; en la Revolución de Asturias en 1934; Guerra Civil Española entre 1936 y 39; guerra de Ifni y Sahara de 1957/58; durante los combates de la Marcha Verde en 1975 y desde su reorganización de 1990, en las misiones internacionales de los Balcanes, Irak, Afganistán, el Congo, Mali, etc.

                                  

Pero empecemos por estudiar la necesidad de su creación. Ese inicio podemos relacionarlo con tres circunstancias: el final de la guerra de Cuba y Filipinas con el sabor amargo de la derrota y la necesidad de dar acomodo a los miles de oficiales que fueron repatriados; la siguiente circunstancia surge de la Conferencia de Algeciras de 1906, en que los imperialismos inglés y francés pretenden cerrar las puertas a la naciente Alemania y deciden colocarle a España parte del protectorado marroquí que anelaba el káiser; lo que genera a partir de abril de 1906 el traslado de tropas para cumplir esa función y proteger los intereses mineros que surgen entre altos cargos del gobierno, como el Conde de Romanones y que en 1908 llevarían al desastre del Barranco del Lobo, con varios centenares de muertos entre oficiales y clase de tropa. Llegamos así al la tercera circunstancia que en cierta forma es hija de las anteriores, la Semana Trágica de Barcelona del verano de 1909 con los levantamientos ciudadanos por el embarque de soldados para Marruecos; soldados elegidos entre los más pobres, como en la guerra de Cuba, pues quienes tenían dinero pagaban para no ir. En la guerra de Cuba hubo muchos muertos y también impresionó el lamentable estado de los miles que volvieron con enfermedades; motivos que tenían a la ciudadanía muy sensible.
Incendios de iglesias en Barcelona en 1909

Así, para resolver la encrucijada en que nos habíamos metido y el descontento popular, surge la idea de formar una tropa profesional, al estilo de la Legión Extranjera francesa, para combatir en primera línea en Marruecos. Según su fundador «un extranjero vale por dos soldados, uno español que ahorra y otro extranjero que se incorpora».

José Millán Astray, ya ascendido a coronel, organizará la primera recluta de legionarios en el mes de septiembre, siendo un quinto de los mismos extranjeros y el resto españoles; entre los cuales la presencia de 200 catalanes fue muy bien valorada. El germen se encuentra en la primera generación de soldados que lucharon en la Guerra de Marruecos y soldados licenciados de la Gran Guerra. Es decir, la legión se surte de soldados con experiencia en combate, frente a las bisoñas tropas de reemplazo que eran masacradas por los rifeños. Inicialmente el Tercio constaba de una plana mayor de mando y administrativa, y cuatro banderas (unidad equivalente a un batallón). Cada bandera constaba de una compañía de Plana Mayor, dos compañías de fusileros y otra de ametralladoras. El entonces comandante Francisco Franco fue el jefe de la Primera Bandera y lugarteniente de Millán-Astray. Los siguientes jefes del Tercio fueron los tenientes coroneles Valenzuela (1922–1923), Franco (1923–1935, como coronel) y de nuevo el coronel Millán Astray.

Jura de la bandera con Franco y Valenzuela
 
Entre el 21 y 23 de julio de 1921, como consecuencia del desastre de Annual y Monte Arruit, que costó la vida de más de 12.000 soldados españoles; incluido el general Silvestre, la Iª Bandera de la Legión, reforzada con una compañía de la IIª, al mando de Franco recibió la orden de partir urgentemente para reforzar Melilla. Para ello recorrió 96 kilómetros a pie en día y medio para alcanzar Tetuán, desde allí siguió en tren hasta Ceuta donde embarcó para alcanzar Melilla; objetivo de los 18.000 hombres de Abd el Krim que habían arrasado las defensas exteriores. «Lo que en 1921 era una situación de derrota se transformó solo cuatro años, tras el desembarco de Alhucemas, en una gran victoria, precedente del final feliz de la guerra en 1927», fue el cenit de la dictadura de Primo de Rivera. Para ello fue necesario que Abd el Krim cometiera el error de atacar a los franceses y así facilitar la alianza franco-española que le llevaría a la derrota y al exilio.
              
Soldados desembarcados en Alhucemas

 «¡Señores, ya estamos en tierra!», anunció exultante el general Navarro a los periodistas que aguardaban a conocer las últimas noticias sobre la Guerra del Rif aquel 8 de septiembre de 1925 en Madrid. El general Miguel Primo de Rivera había enviado al Rey y al Directorio militar un radiograma desde el acorazado Alfonso XIII en el que confirmaba que a las doce del mediodía las tropas que comandaba el general Leopoldo Saro habían desembarcado con éxito en la bahía de Alhucemas. Hasta 15.000 hombres participaron en este primer desembarco aeronaval de la historia, con barcazas sobrantes de los Dardanelos. La operación, planificada minuciosamente por España y Francia, incluyó 160 aviones, 36 navíos menores, 58 transportes marítimos, un portahidroaviones, seis cruceros, tres acorazados, 17 tanques y 24 piezas de artillería. 
                       
El general Dámaso Berenguer se tapa la nariz entre
los cuerpos insepultos y ultrajados en Monte Arruit

Habían transcurrido 4 años desde el desastre de Anual y Monte Arruit y la venganza latía en los corazones de los legionarios y demás unidades que iban a cumplir dicha venganza y a rescatar a los pocos supervivientes que permanecían en manos rifeñas. Ni que decir tiene que las operaciones se desarrollaron a sangre y fuego; carnicería que alcanzó proporciones bíblicas cuando se descubrió el macabro espectáculo del interminable reguero de osamentas y cuerpos de españoles despojados de los más elementales atributos de dignidad.

Veremos como se cuenta este centenario por parte del gobierno que está en el desarrollo de la Ley de Desmemoria Democrática. Si hablar bien de Franco puede acarrear una multa de 150.000€, adiós la Legión y el cariño y exaltación del referido Franco que sirvió en la 1ª bandera como comandante y luego como Jefe durante 12 años. Además de ser quien la envió a reprimir la sublevación de Asturias.





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