No podemos dejar de reconocer que pedro Sánchez sabe aprovechar las desgracias ajenas para consolidar su posición; aunque eso le aparte de que su primer objetivo como presidente es buscar el beneficio de sus ciudadanos, dejando el suyo propio en 2º lugar. Efectivamente donde la mayoría de los gobernantes del mundo ven un problema, Pedro Sánchez contempla una vía de escape, un burladero donde disimular o minimizar sus propias dificultades. Sucedió con el Covid, que aprovechó para reforzar su poder, desmantelando controles institucionales; con la guerra de Ucrania y la subsiguiente inflación, pretexto para posar ante Europa como socio fiable y para aumentar el gasto social a base de transportes gratis y subvenciones clientelares; y si no pasó con la Dana de Valencia fue porque la huida de Paiporta frustró su autorrescate al hacerle quedar como un cobarde. Ahora se le ha aparecido Trump con los aranceles bajo el brazo y en vez de un contratiempo ha visto un regalo, una oportunidad de impostar liderazgo internacional ante su perdida de liderazgo nacional. Ha vuelto a presentarse como adalid del progresismo en discursos televisados; vuelve a sacar la chequera, previamente engordada, a base de impuestazos y compensar su situación personal con la judicialización de Ábalos, Koldo, su hermano, su mujer y su Fiscal General. Presume de su eslogan –«nuestros valores no están en venta»– que viniendo de donde viene asombra por su descaro si es que no mueve directamente a escándalo.

El aspecto más singular del estilo sanchista no es tanto su cinismo como el desparpajo casi humorístico con que lo emplea, regodeándose en su falta de vergüenza.
Tras su aparición cinematográfica en Moncloa para dar su mitin anti Trump, había que oírlo invocar la intangibilidad de «nuestros valores y nuestros principios», esos que ha vendido a plazos al separatismo. Trump le ha hecho un favor a la estrategia de imagen del Gobierno, que ya tiene enemigo exterior, con los correspondientes socios del “maligno” en el interior, como son los hombres y mujeres de Vox, con Santiago Abascal a la cabeza. Y por si fuera poco, con el PP pactando con los “amigos de Trump”, de manera que el hábil contorsionista ya tiene un enemigo y dos causas: Trump y la necesidad de incrementar el Presupuesto de Defensa, así como la defensa de los productos españoles de la agresiva política arancelaria de Trump.
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Entrada trinfal del Caudillo Sánchez; montaje chulesco y teatral |
Es tremenda la cara dura del personaje, poniendo como ejemplo “su” gestión durante la crisis de la COVID (que se llevó por delante la vida de más de 130.000 españoles, sin olvidar que encabezamos durante semanas el ranking de fallecidos por mil habitantes); la catástrofe de La Palma (donde aún hay familias viviendo en prefabricados y sin terminar de cobrar las ayudas prometidas); las ayudas contra la subida de los precios (con unas subidas tremendas que servían para aumentar la recaudación de Hacienda, aumentada por no deflactar la tarifa); sin olvidar su jeta en la DANA ( con las ayudas a los valencianos que no superan el 10% de las ofertadas y encima Hacienda se enriquece con los impuestos a los miles de vehículos nuevos y que supera de largo las ayudas al sector). Nunca se ha podido ver a Pedro Sánchez tan químicamente puro, vestido con el ropaje de los fariseos descrito en la Biblia, es decir diciendo lo contrario de lo que hace, ha hecho y sin duda hará.
Nueva y desgraciadamente tenemos el peor gobierno en el peor momento y buena prueba es cuando suelta la típica frase de que "saldremos más fuertes", como salimos de la pandemia. Hay que tener desparpajo tras esta afirmación típicamente sanchista. Como los aranceles de Trum eran previsibles, ya tenía preparada su aparición al estilo del "Aló Presidente" que conocimos y sufrimos durante la pandemia. No olvidemos que este gobierno ha sido incapaz de concretar la cifra de fallecidos en esa pandemia de la que se enorgullece. Ha superado su cinismo diciendo que “su” gobierno responderá a la crisis de los aranceles de Trump ayudando de la misma forma que ha ayudado a los valencianos tras la riada de octubre pasado.
Esta afirmación es especialmente “farisaica” ya que las ayudas llegadas a los valencianos por parte del gobierno han sido créditos a devolver, avales de prestamos con intereses, el mantenimiento de impuestos y sobre todo la negativa de eliminar el IVA a la compra de productos necesarios tras la perdida ocurrida, y aún hay familias que no han cobrado las indemnizaciones por fallecimiento. Todo ello por el placer de no decir la verdad y engañar, una vez más, a los españoles. Ha denegado decenas de peticiones de Mazón y lleva 150 dias, desde el 7 de noviembre, sin contestar al plan presentado por la Generalitat para hacer las obras, en cinco años, que eviten los daños de una nueva Dana; que seguro que se repetirá. Pedro Sánchez recupera el “modo pandemia” (titular del pasado jueves de El País) para proteger a empresas y trabajadores de la guerra comercial de Donald Trump. ¿Que puede salir mal?