lunes, 13 de noviembre de 2017

PELIGRO DEL GOLPE INTERRUPTUS

Decía Karl Marx  "la historia se repite y la segunda vez, la tragedia se convierte en farsa".
Estamos viviendo los últimos coletazos del último, por ahora, de los intentos unilaterales de la burguesía catalana de crear una República independiente; coitus interruptus porque solo los ingenuos pueden pensar que el odio acumulado estos años y las ilusiones truncadas por la DUI fallida, se diluirán sin que antes se haya modificado la enseñanzas en los colegios y un milagro cicatrice las profundas heridas que este malhadado procés ha dejado en su camino. 

Todo empezó en el encuentro de Mas con Rajoy cuando éste le negó un tratamiento fiscal similar al vasco y el prepotente Artur le dijo eso tan español de "te vas a enterar", que llevó en una serie de elecciones anticipadas al hito del 27 S de 2015, que se pretendió plebiscitario y resultó un fiasco pues como reconoció el propio Antonio Baños (entonces líder de la CUP), con los resultados obtenidos por los independentistas, un 48%, no existía legitimidad para llevar adelante un proceso de independencia unilateral; tenían mayoría de escaños pero no mayoría social. Opinión compartida por la alcaldesa de París

Pero la memoria independentista es corta o mejor dicho, es interesada y así tras tres meses de darle vueltas a la "no" elección de Artur Mas y pasar por el récord Guiness de que una asamblea de la CUP con más de 3.000 electores fuesen capaces del esperpento de conseguir un empate votando, los antisistema hicieron valer su exiguo 8,2% de votos y Puigdemont fue elegido President, cargo al que no se había presentado. Comenzaba la farsa.

Partiendo del icónico 27 S, los independentistas, haciendo gala de su mala memoria, se sintieron ungidos por el pueblo (mentira y gorda pues el 52% no había votado esa opción) para emprender el camino de la independencia unilateral y así recaló los días 6 y 7 de septiembre en el puerto de las leyes del referéndum y de la desconexión; esas mismas leyes que el consejero Santi Vila ha reconocido, hace unos días, que eran un sinsentido

Tras pasar por el vergonzoso (por el uso espurio de las imágenes por los secesionistas) y vergonzante (por como lo llevó el Gobierno) 1ºO, se fueron encadenando una serie de acontecimientos; a cual más estrambótico, entre los que cabe destacar la aprobación de la DUI de los 10 segundos. Amenazas de aplicación del artículo 155 que nadie quería, mientras se avanzaba al choque de trenes que empezaba a mostrar su cara trágica, pues las empresas (ya se han superado las 2400) cambiaban sus sedes sociales y/o fiscales fuera de Cataluña; se paralizaban inversiones y el riesgo de pérdida de miles de puestos de trabajo se hacía cada vez más evidente. La UE también mostraba claramente su oposición a la independencia catalana y todo eran portazos diplomáticos y malos augurios.




Pero la huida hacia adelante no se detiene hasta llegar al 27 de octubre en que los independentistas aprueban la DUI con 70 votos a favor y la mayor parte de la oposición: C´s, PSC y PP fuera de sus escaños. Las votaciones de las enmiendas de la oposición se realizaron nominalmente pero llegado el momento de votar la propuesta de JpS y la CUP, éstos aplicaron su mayoría para votar en secreto. Otra falta de valor. El acuerdo no se publica en el Boletín oficial, motivo que tanto la presidenta Forcadell (otrora odiadora de todo lo español y portaestandarte de la independencia) como el resto de la mesa utilizan como defensa frente al juez del Tribunal Supremo; resulta que la DUI era poco más que una broma.
Míralos, se han tragado la broma.
El Gobierno, con el apoyo de PSOE y C´s, consigue la autorización del Senado para una aplicación edulcorada del 155, consistente en destituir a todo el Govern, manteniendo los demás escalones administrativos y convocar elecciones autonómicas para el 21 D. Con el Govern ya sin aforamiento, entra en acción una jueza de la Audiencia Nacional que encarcela con prisión preventiva sin fianza a aquellos que no se han largado a Bruselas de forma un tanto picaresca. Curiosamente en 1926 también se exilió a Bruselas Francesc Maciá tras su fracasado intento de invadir Cataluña. 
Maciá en Bruselas en 1926 tras la fallida invasión

Dando un salto en el tiempo llegamos al que sería el primer intento dramático de crear la República catalana, octubre del 34, que se zanjó con 47 muertos y cerca de cien heridos. Para cerrar el círculo volvemos a este momento que estamos viviendo en que la farsa alcanza sus mayores cotas con la entrevista de Puigdemont en la que dice que hay otras opciones en las relaciones Cataluña y resto del Estado (me niego a confrontar en igualdad a Cataluña y España). No se que es más sorprendente del comportamiento de los dirigentes independentistas, si su abismal falta de grandeza, la ingenuidad de pretender que se puede confrontar con un estado sin que este aplique todo su poder o el cinismo de vender a dos millones de personas la fantasía de un coche volador que los conduciría al paraíso, sabiendo que solo disponían de un vehículo a pedales para tan largo viaje.


El esperpento lo refleja muy bien la revista Charlie Hebdo en un contundente editorial  titulado «¡Memez o muerte!», en el que se hace varias preguntas y disquisiciones:
«¿De qué destino trágico quieren hoy liberarse los catalanes?», cuestiona «Charlie Hebdo». Con la muerte de Franco, señalan, se restauró la Generalitat y se dotó a la región de un Parlamento y un Gobierno autonómicos. Según la publicación francesa, detrás de la palabra «independencia» se ocultan otras preocupaciones menos nobles: «Cataluña quiere la independencia porque ya no quiere soltar dinero a las otras regiones españolas menos ricas que ella. [...] La lengua, la cultura, las tradiciones están muy bien para las postales, pero la pasta está mucho mejor».

Ahora, casi dos meses después, Puigdemont se plantea volver de Bruselas para asistir al pleno de investidura, pasando previamente por el juzgado y seguramente por la cárcel. Es el penúltimo acto del esperpento que estamos viviendo.



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