viernes, 6 de abril de 2018

LA UE SE DESHILACHA. EL PELIGRO DE LOS NACIONALISMOS ACECHA.

Acabamos de conocer la sorprendente sentencia, del juez alemán, poniendo en la calle a Puigdemont y en la que no acepta el delito de rebelión, incluido en la euroorden cursada por el juez del supremo, Sr. Llanera; ¿habrá pesado en ella el recuerdo de la detención por la Gestapo de otro ex-presidente y su entrega al gobierno español?, o simplemente demuestra que no hay un reconocimiento mutuo de resoluciones judiciales. «No es que se desconfíe del ordenamiento jurídico nuestro; es pretender que se juzgue conforme al suyo, que es más grave». Nuevamente se demuestra que la Unión Europea no ha aprendido del pasado y navega con rumbo errático hacia su autodestrucción; si tan duro como suena, autodestrucción. El adelantado Stefan Zweig definía a los nacionalismos como «la peor de todas las pestes» que envenenaría a Europa.  Los nacionalismos exacerbado habían llevado a la 1ª Guerra Mundial con el resultado de más de veinte millones de muertos y la desmembración de tres imperios: Ruso, Alemán y Turco. Como consecuencia de esta desmembración, aparecieron numerosos estados, basados en los 14 puntos del Presidente Wilson, de los cuales los números 10 y 12 otorgaban el derecho a los naturales con territorio e idioma propios a constituirse como estado/nación. Tras la firma de la Paz de París o Versalles, nuestros paisanos catalanes intentaron incorporarse a esa lista de nuevas naciones, pero no les acompañó el éxito; si bien no les desanimó y en esas estamos/seguimos. Esta nueva Europa no se consolidó y pensó en una Sociedad de Naciones que evitase repetir la hecatombe, pero dejó fuera a EEUU (voluntariamente) y a Rusia y Alemania ¿como castigo?. Tras diversos avatares, fracasó y nuevamente la vieja Europa, tras sufrir las tensiones de la denominada Revolución Rusa, buscó nuevos caminos a través de gobiernos dictatoriales en Polonia (Pilsusdki, 1916/35), Hungría (Horthy, 1920/44), España (Primo de Rivera 1923, 30) y Portugal (Oliveira Salazar, 1926/32/68) o del fascismo de Mussolini y del nazismo de Hitler. Nuevamente las rencillas, mal resueltas en París/Versalles, y los nacionalismos excluyentes llevaron al mundo a la hoguera de las vanidades y sesenta millones de personas perecieron violentamente. 
Mapa con el centenar de nacionalidades que aspiran a ser estados
Tras esta segunda hecatombe, Europa pareció aprender y resurgió de sus cenizas con una apuesta clara por la socialdemocracia y el Estado del Bienestar; comenzó con los seis del Tratado Roma (1958) y siguió creciendo hasta alcanzar a los 27 miembros actuales, hasta que se materialice la salida de RU; pero en el camino dejó sin resolver el problema de los nacionalismos que nuevamente empiezan a reverdecer; siempre los nacionalismos excluyentes del que tenemos un claro ejemplo en nuestra querida y no integrada Cataluña; tras 500 años de unión y ocho intentos de secesión basados en su prepotencia, su poderoso ADN francés. y superioridad (principalmente) sobre castellanos y andaluces.


Inglaterra, RU, no formó parte de la integración europea hasta 1973 por la nula voluntad de embarcarse en un proyecto en el que a largo plazo se planteaba la cesión de soberanía de cada estado en beneficio de instituciones supranacionales europeas, pues se hallaban, y muy alejados del objetivo de unidad política europea y cuando ingresó lo hizo incompletamente pues mantenía su propia moneda y al final, en el camino de la integración, ha terminado por salirse con el famoso Brexit que se está implementando. El mal británico se está extendiendo a algunos de los últimos integrantes como Polonia o Hungría y en estos años se han perdido varios referéndum nacionales que trataban de esas cesiones de soberanía; los nacionalismos que siguen aflorando.

Los prófugos separatistas que deambulan por Bélgica, Escocia, Suiza y ahora Alemania, disfrutan de Paraísos Judiciales; existentes por la intolerable falta de confianza de unos países en el sistema judicial de otros ,es decir, que no baste con que el delito esté tipificado en la legislación del país que reclama, en el que el nacional ha delinquido. «Ese requisito de la doble incriminación es el extremo más contrapuesto al principio de confianza que nos podamos encontrar», es una quiebra en el proceso de madurez» del espacio jurídico de la UE. Por ese camino pueden florecer en Europa hasta 100 nuevos estados y así hacerla ingobernable y revivir viejos diablos.
                     


Algo hay de insufrible desfachatez en la conducta política del ex-presidente de Catalunya, Carles Puigdemont, cuando después de vulnerar todas las leyes y todos los reglamentos que rigen la vida de la institución que preside, se encarama a una tribuna, se agarra al micrófono y arenga acerca de la dictadura bajo la que gime su nación: la dictadura, cómo no, franquista. Lo que ya está claro es que lo sucedido hasta hoy no va solo de nacionalismo o populismo; va también de ruptura de la democracia desde instituciones del Estado previamente ocupadas por partidos populistas. Los de la CUP han accedido a la sabiduría de los viejos golpistas: que dentro del Estado es desde donde mejor se destruye al Estado.

Otra cuestión, a toro pasado, es la mala elección del lugar para la detención de Puigdemont en suelo alemán: El ducado de Schleswig-Holstein que ha vivido numerosas anexiones a Dinamarca y a la Confederación Alemana; disfruta de dos idiomas propios y una clara diferencia entre el norte, frontera con Dinamarca, y el sur, frontera con Alemania. Han vivido también dos plebiscitos tras la 1ª G.M. para fijar sus fronteras; vamos el lugar ideal para arriesgarse para un revolcón y eso a pesar del claro y explícito apoyo del portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert, que dijo por escrito que Berlín apoya la «clara postura» de Mariano Rajoy en defensa del orden constitucional, a la vez que ha subrayado que la «soberanía y la integridad territorial de España son y se mantienen inviolables».

Tal vez puede haber influido en la decisión del juez alemán, que no ha tenido tiempo de leer los 300 folios con las pruebas aportadas por el juez Llaneras, el recuerdo de la detención por la policía alemana de otro ex-presidente, Lluis Companys, en agosto de 1940 cerca de Nantes, y entregado a la policía española que lo trae a España a finales de ese mismo mes. Luis Companys, tras un juicio cuya sentencia estaba preparada, es condenado a muerte y fusilado al amanecer del 15 en el foso de Santa Eulalia, del castillo de Montjuich. Pasados los años, en 1990, los Gobiernos de Alemania y Francia, países involucrados en su detención y entrega a España, pidieron perdón a través de sus entonces Canciller y Presidente, respectivamente.

4 comentarios:

  1. La apariencia de constante histórica, de repeticiones, es una apreciación provocada por la conciencia histórica que, entre la población occidental apenas tiene un siglo, mientras que en el resto del mundo se está formando ahora. Sobre esta conciencia, los traumatizados (los mayores) europeos intentamos aprender las lecciones que puedan aportarnos los acontecimientos históricos y, por tanto, tratamos de alertar a las generaciones más jóvenes de los peligros de repetir los errores del pasado. Sin embargo, si toda generación tiene la tentación de cambiar el mundo de sus mayores, desde que el concepto de tabla rasa inundó las ideologías redentoristas y, sobre todo, desde la imposición de la corrección política de la juventud como un valor de por sí, el convencimiento de las élites y líderes actuales de ser capaces de "inventar" un mundo más justo tal y como proclama el movimiento altermundista, ese que dicen inauguró un tal subcomandante Marcos y cuyo paradigma es: «…contrario a un universo homogéneo… Queremos un mundo en el cual quepan diferentes mundos. La pluralidad de las lenguas, de las culturas, de las músicas, de los alimentos, de las formas de vida y una riqueza inmensa que es necesario saber cultivar». Suena bonito pero esconde aberraciones relativistas inmensas al igualar valores cívicos y culturales como democracia, derechos de la mujer, libertad de expresión, libertad religiosa o tolerancia sexual con la ablación del clítoris, la lapidación a las adúlteras, la poligamia y demás barbaridades de las sociedades bárbaras. La reacción proteccionista que esconde la explosión nacionalista actual es profundamente reaccionaria y contraria al curso de la historia, pero las tragedias del siglo XX también se basaron en reacciones e ideologías redentoristas retrógradas.

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  2. Jóvenes como éramos, queríamos Democracia . el franquismo acabándose, era una aspiración que permitiría ,al menos, oficialmente ,un gobierno votado y no impuesto. Una libertad de expresión y con eso queríamos vivir, trabajando claro, pero con esas esperanzas...No era, al menos yo, consciente, de que. la transformación una vía. democrática y una descentralización. Entendiamos esa descentralización como una vía necesaria de desarrollo.
    No éramos conscientes, al menos yo no lo era, que se fraguarla cuarenta años después ,un devenir, una ruptura de la soberanía que la Constitución posibilitó.
    Queríamos una democracia participativa ,no un señor que orgánicamente centralizaba la política de España.
    Ahora encontramos un panorama difícil.
    Cataluña, ha conseguido que.recordemos a un dictador que. tuvo grandes ciertos. y olvidamos sus totalitarismos.
    Sabemos por qué ha ocurrido este devastador envite catalán. Creemos que sólo otro redivivo dictador volvería a colocar los leones cerca del. aro con fuego en el circo...
    Dudamos pues de los mecanismos que la democracia nos ha proveído para evitar restos hechos.
    ¿Acaso. entre una democracia y una dictadura, no hay posibilidad en España?

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  3. Nosotros, en la juventud queríamos democracia y por supuesto trabajar para mantener un futuro para ser independientes.Nuestros padres, querían paz y trabajo, para vivir un futuro seguro. Nuestros abuelos, querían sobrevivir en las guerras y poder trabajar sin que. fueran obligados a ir a guerras..Nuestros bisabuelos querrían. salir bien parados de guerras y obtener. un trabajo para poder. pagar. incluso el no ir a la guerra...-todo este análisis, resumiendo mucho...
    Hoy parecería que nuestros hijos quieren vivir de puta madre, en libertad, en democracia en derechos y en casi ningún deber u obligación...y de trabajar... pues mire usted, con lo mal que están ahora los trabajos...
    Esta realidad, es más o menos así... Estábamos , nosotros españoles en. el siglo XXI muy cerca, al menos los europeos, de alcanzar casi el bienestar absoluto...Pero algo surge para desbaratar el panorama y no me refiero a la crisis económica sólo....
    Lo que no me explico por qué Cataluña , tenga su protagonismo histórico siempre,en los momentos que va a mejor la cosa y lo vuelven a estrellar todo...
    Los movimientos globalizadores no son son malos de suyo, ni excelentes tampoco; son mejorables,sin que debamos permitir permitir abusos de unos sobre otros.
    Pero me sorprende que el tema Catalan sea la espoleta que engancha a España siempre en el peor momento, para desorientarla.
    Si no tuviéramos el problema catalán ahora, sería más fácil poner coto a la corrupción que siempre hay que domeñar..
    Seguiría. mi comentario yendo parar donde no quiero ir...

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