jueves, 30 de noviembre de 2017

AVENTURA INDEPENDENTISTA EN LA 1ª G.M.

Escribiendo mi anterior artículo, sobre las batallas de Paschendale y Cambrai, recordé haber leído/estudiado la participación de voluntarios catalanes en la 1ª Guerra Mundial e incluí una breve reseña al final del referido artículo, pero comprobado que era un episodio poco conocido, me he animado a dedicarles un texto algo más extenso y relacionado con los acontecimientos que estamos viviendo en esa parte del territorio español. Es otro de los intentos de los últimos 125 años, en este caso bastante iluso/esperpéntico, de los separatistas catalanes. Realmente pretender que con la aportación de un millar de hombres a una hoguera que consumió a millones, iban a conseguir que les incluyeran entre los pueblos a liberar en base a los 14 puntos del Presidente Woodrow Wilson, era bastante paranoico. Firmado el armisticio, Francia no tuvo en cuenta las aspiraciones de aquel puñado de hombres de ideología republicana y catalanista. Ni tan siquiera se les permitió marchar con su bandera en el desfile de la Victoria. Cuando sus representantes se entrevistaron con Georges Clemenceau, éste respondió: “¡Vamos señores, no me vengan con historias!”
10.- Oportunidad para un desarrollo autónomo de los pueblos del Imperio austro-húngaro.11.- Evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro, concesión de un acceso al mar a Serbia y arreglo de las relaciones entre los Estados balcánicos de acuerdo con sus sentimientos y el principio de nacionalidad.​12.- Seguridad de desarrollo autónomo de las nacionalidades no turcas del Imperio otomano.


Empecemos por los antecedentes. En el verano del 14, tras el asesinato del heredero austro-húngaro, las alianzas cruzadas encendieron y alimentaron los nacionalismos exacerbados y arrojaron al mundo en general y a Europa en particular a una guerra devastadora, la mayor matanza conocida por la humanidad, hasta ese momento. Pensando en repetir un avance triunfante como en la guerra de 1870.

Plan Schliffen original, París se rebasaría por el oeste.

Los alemanes iniciaron su ofensiva a través de Bélgica (siempre Bélgica) y llevaban camino de conseguirlo cuando tras un mes de avances se encontraron en el Marne con un frío general francés, de origen franco-catalán (Rosellón): Joseph Joffre
nacido en la localidad de Rivesaltes, en el Roussillon. Hijo de una familia de vinicultores, eligió la carrera militar alistándose en 1870 al ejército y tras varias experiencias coloniales, en 1911, a propuesta del general Gallieni (había sido su jefe) fue nombrado Jefe del Estado Mayor Conjunto, la posición más alta del ejército francés.

Batalla del Marne
El 6 de septiembre los papeles se intercambiaron y los aliados, aprovechando un fallo del Estado Mayor alemán que para rodear París giró al sur en lugar de seguir con su flanco protegido por el mar, contraatacaron en un amplio frente, desde París hasta Verdún, fijándose especialmente en el flanco del 1er ejército de von Kluck, que se había quedado descubierto por esa maniobra y sería aprovechado por el defensor de París, Gallieni, para golpear sus líneas con sus 4.000 hombres transportados al frente, en los taxis del Marne.. La reacción de von Kluck fue virar nuevamente hacia el oeste, abriendo un hueco entre su ejército y el 2º de su colega von Bülow, que fue aprovechado por la BEF y por Joffre (presionado por su ex-jefe y amigo Gallieni) para dividir las fuerzas alemanas. El 9 de septiembre, el invasor comenzaba la retirada.
Los taxis del Marne
Esta batalla convirtió al general Joffre en el salvador del Marne, relegando a Gallieni a un segundo plano. Los soldados le llamaron “Abuelo”, no obstante las carnicerías que en los próximos meses y años regarían de sangre la bucólica campiña francesa. 
                                
Joffre sobre una mula y Gallieni a la derecha


Este éxito del paisano del Cataluña Norte, animó al catalanismo, que era una fuerza en auge, a intentar conseguir el apoyo de la Francia republicana y laica; alistándose para luchar contra la monarquía germánica a la que veían similar a la odiosa Corona española. Ya en la primavera de 1915 entraron en combate, formando parte de la Legión Extranjera y encuadrados en un Regimiento de Marcha. Aunque se ha intentado elevar su número a 10.000 (la manía independentista de exagerar sus números) los voluntarios no superaron los 1.000. Si hubiesen sido 10.000, habrían formado varias brigadas y no se habrían enclavado en un regimiento (1.500 hombres). Es el mismo desconocimiento de Pablo Iglesias cuando le habla/agradece a Obama de La brigada (3.000 hombres) Lincoln en nuestra G.C., cuando nunca pasaron de batallón (500 hombres). Al final, las pérdidas en Verdún y en el Somme, obligaron a los políticos a sustituir a Joffre por el General Robert Nivelle, pero su éxito en el Marne ha sido y será recordado por mucho tiempo.
Voluntarios catalanes en la 1ª G.M.
Los voluntarios tuvieron muchas bajas, entre ellas sus dos líderes Camil Campanyà (enterrado envuelto en la estelada) y Pere Ferrès-Costa, en la batalla del Somme. Terminada la guerra, se hizo en Barcelona una colecta para reconstruir un pueblo francés ,donde habían combatido, y para realizar un monumento a su memoria. La obra se encargó a Josep Clarà. En 1923 el escultor ya había finalizado el monumento, pero la llegada al poder de Primo de Rivera paralizó el proyecto. La dictadura hacía imposible la celebración de cualquier acto público de autodeterminación catalán
Monumento a los voluntarios. parque de la Ciudadela

Francesc Maciá en 1926, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, organizó una incursión armada de voluntarios independentistas para invadir Cataluña desde Francia, provocar una insurrección general y proclamar una república catalana; la expedición, deficientemente preparada, no llegó a cruzar la frontera franco-española al ser detenida por la Gendarmería francesa en Prats de Molló; el denominado «complot de Prats de Molló». 
Diploma y medalla para los voluntarios, 1919.
El 14 de julio de 1936, coincidiendo con la fiesta nacional francesa, se inauguró en el parque de la Ciudadela el monumento ‘Als voluntaris catalans’ caídos en la Gran Guerra. Al acto asistieron el consejero de cultura de la Generalitat Buenaventura Gassol; el alcalde de Barcelona Carles Pi i Sunyer; el cónsul general de Francia M. Tremoulet y el señor Soler i Pla como presidente del Comité promotor del monumento, entre otras autoridades.

Monumento que ha pasado por diversos avatares como la pérdida/robo de sus brazo, estar tapado con un cajón o tener una hoja de para que tapaba sus atributos masculinos. Hasta el renacer independentista de Artur Mas, en 2011, se mantuvo en el olvido. Actualmente puede verse en su plenitud. En 2016, aprovechando la coincidencia con la fiesta nacional francesa y el centenario de la batalla del Somme (la más famosa de las que participaron), Romeva se dedicó a publicitar la aportación de los voluntarios.

El independentismo no para de intentarlo y usan todas las tretas posibles; ahora están aceptando con la boca pequeña el 155 y la Constitución; pero solo es para salir de prisión y seguir intentándolo. Únicamente recuperando educación y los Mossos, hay una oportunidad. Se necesita mucha pedagogía y presencia para recuperar el terreno perdido durante estos últimos 35 años.

3 comentarios:

  1. Muy interesante que pena que no se publique en medios nacionales pero alguien de la cope lo ha debido de leer porque algo de esto me ha parecido oir.

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  2. Lo envío a mucha gente y algunos medios como el ABC, Jimenez Los Santos, 13 Tv... y pocos me contestan. Me alegro si sirve para que alguien lo disfrute. Lo han visitado/leido 500 personas.

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