lunes, 12 de febrero de 2018

CATALUÑA. DÍA NACIONAL DEL EXILIO Y LA DEPORTACIÓN EN PRATS DE MOLLÓ,

El pasado domingo, 11 de febrero, en Prats de Molló se celebró el Día Nacional Catalán, del Exilio y la Deportación. Estamos en la ola de esperpento y la elección inculta o malévola de las fechas y las situaciones. Simultáneamente en Gerona se congregaban 500 personas en Gerona para protestar por el cambio de nombre, que pretende el Ayuntamiento, de la Plaza de la Constitución por plaza del 1º de octubre (de 2017). La estulticia nacionalista con las fechas es inagotable. El día del Exilio y la Deportación vuelve a celebrar una derrota sin paliativos, pues Cataluña no había resistido ni 45 días el avance del ejército franquista; que cerraba la frontera francesa el 10 de febrero, 4 días después de que abandonaran Cataluña: Azaña, Negrín, Companys y Aguirre; no sin antes dejar tras sí 150 fusilados que sirvieron de trama al libro y película Soldados de Salamina
Yagüe y otros altos mandos en la Plaza de Cataluña en 28 de enero del 39.
El otro evento, el referido 1º O, fue durante 40 años celebrado en la España de la posguerra  como El Día del Caudillo; hasta el punto que el 1º de octubre del 39, Franco concedió su primer indulto para los presos con condenas menores de 6 años; gracias al cual mi padre salió de la cárcel modelo de Valencia a mediados de noviembre en lugar de esperar dos años. Indulto que eliminaba la condena penal pero no la civil, a diferencia de una amnistía que elimina ambas. Pero, en cualquier caso, es que cambiarle a una Plaza el nombre de la Constitución por el de 1º de Octubre, solo puede servir para que más de uno se parta la caja del pecho de la risa, a pesar de la puntilla del 2017.
1º de octubre de 1936, en Burgos Franco es nombrado Jefe del Estado
y generalísimo de los ejércitos.
Dentro de las celebraciones por el día del exilio, se inauguró una placa conmemorativa en recuerdo de la solidaridad del pueblo de Prats de Molló hacia los refugiados republicanos, en la Plaza le Foiral, donde también se encuentra la exposición "La retirada en Prats de Molló". La celebración fue acompañada por cánticos diversos, incluida La Estaca. Como ya he indicado en varios artículos es curiosa la manía del independentismo catalán por celebrar derrotas; la más emblemática la Diada por la caída de Barcelona ante las tropas borbónicas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Por este paso fronterizo salieron de España unas 460.000 personas entre políticos, soldados (unos 200.000) y civiles; de los cuales más de la mitad volvieron en los seis meses siguientes.


 Las personas que cruzaron la frontera con Francia en aquel desgarrador invierno, antes había pasado de Madrid a Valencia, después a Barcelona, Gerona, Figueras y, finalmente, a la frontera con el país vecino. El cruce se inició un lento goteo desde la caída de Tarragona el 15 de enero, recrudeciéndose con la de Barcelona doce días después. Estos huidos no solamente llegaron con la desesperación que suponía el vivir con una perenne incógnita: “¿qué nos va a suceder ahora?”, sino que además se encontraron con una Francia inmersa en una fuerte crisis económica desde 1930. 


Soldados republicanos, desarmados, camino de los campos de concentración.
El 7 de febrero, en medio del cruce masivo del ejército en retirada, se fusilaron a 150 personas, entre ellas el coronel Rey D'Harcourt, jefe de la defensa nacionalista de Teruel que rindió la plaza a los republicanos; el obispo de Teruel y desertores que los milicianos sacaron de sus escondrijos y sus casas. Los mismos que huían de los nacionales, en lugar de defender Cataluña, fusilaban a los que habían huido del frente o no se habían presentado en las levas para evitar el albur del frente. Tiene huevos.
Basado en el libro de Javier Cercas.
Pero para mayor ironía, en el lugar de celebración del día nacional del exilio, debemos recordar que por Prat de Molló se intentó la invasión de Cataluña por Francesc Macía en 1926, ¿otro fracaso que celebrar?. El año anterior, mancomunidad anulada, el furor nacionalista creció y preparó un complot para asesinar al rey Alfonso XIII, en junio de 1925 aprovechando su visita a Barcelona; intento fallido conocido como el complot de Garraf, por el túnel que pensaban utilizar. Al siguiente año, hubo un golpe de estado para sustituir a Primo de Rivera, la Sanjuanada por el 24 de junio que fué abortado. Esta situación de aparente debilidad fue aprovechada, como siempre hacen los independentistas, por Francesc Maciá para preparar la invasión que según su imaginación, provocaría el levantamiento masivo de los catalanes que les llevaría a la independencia. Las fuerzas de asalto, unos 120, que incluían mercenarios italianos, fueron detenidos a primeros de noviembre por la gendarmería francesa, antes de cruzar la frontera y sus colaboradores en Cataluña, por la policía española. 

El juicio, celebrado en París, comenzó el 21 de enero de 1927 y durante el mismo Macià aprovechó la oportunidad para leer una larga declaración en nombre de todos los inculpados en la que defendió la "causa de Cataluña", en la que afirmaba que los catalanes serían más felices y vivirían mejor sin soportar el lastre económico de "los españoles"; como si ellos fueran extraterrestres.​ La misma cantinela del España nos roba.
Francesc Maciá en Bruselas 
Terminado el juicio, les impusieron una multa y fueron expulsado a Bélgica; camino escogido por Puigdemont tras su fracaso en la proclamación de la República Catalana. Maciá paso varios meses en Bélgica y desde allí paso a Argentina y Cuba donde fundó el Partido Separatista Revolucionario de Cataluña y se originó la estelada. En esa línea de moverse por el exterior en lugar de dar la cara, Puigdemont prepara su vuelta y en su visita a la universidad de Copenhagen se ha comparado con él. ¿espera que una República le reponga en la Presidencia como Maciá en 1931 o un Frente Popular como a Companys en marzo del 36?
Casoplón en que Puigdemont espera ver pasar el cadáver de su enemigo.
Comentaba en mi anterior artículo, sobre la influencia astral en la caída de Puigdemont, que la elección de Waterloo no es casual, pues todo el mundo asocia el lugar a la última y definitiva derrota de Napoleón y Puigdemont no puede evitar la curiosa obsesión, de los independentistas, por hacer coincidir sus eventos con derrotas. La elección del 9 de noviembre por el Parlamento Catalán para dar un Golpe de Estado y proclamar la República de Cataluña, es coincidente con la fecha del fracasado golpe de Hitler en Munich en 1923. Celebran la derrota en la Guerra de Sucesión, no de secesión, con la entrada de las tropas del rey Felipe V en Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Ensalzan al defensor, Conceller en Cap, Rafael Casanova que no solo no muere heroicamente sino que es herido y huye disfrazado; muriendo en su casa bastantes años, 29, después y tras recibir el perdón real (aceptación de la legalidad); camino que ya lleva recorrido Puigdemont en su primera parte pero con menos resistencia. Nada más llegar a la Presidencia, utilizó una frase atribuida al periodista, escritor e historiador Carles Rahola (tío-abuelo de Pilar Rahola): “los invasores serán expulsados de Catalunya”, para animar a los defensores en Cataluña que quince días después abandonaban, sin defensa, Barcelona.
O son unos ignorantes o unos pérfidos
                                    





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