Un amigo me pedía hace unos días que escribiese algo sobre Isabel I y aprovecho que este 13 de diciembre se cumple el 545 (bonito capicua) aniversario de su auto coronación en Segovia, como reina de Castilla; a la muerte, el día anterior, de su hermano el rey Enrique IV. Esa autoproclamación originó una guerra civil contra los partidarios de Juana la Beltraneja; hija reconocida por el rey fallecido, aunque existían dudas sobre su paternidad. Diez años antes, 1464 se había producido la boda entre Isabel y Fernando, en ese momento herederos de los reinos de Castilla y Aragón, poniendo las bases de la que sería la España actual, con dos excepciones: los reinos de Navarra y Granada. En 1479 es Fernando quien se convierte en rey de Aragón. Una vez dominados los levantamiento nobiliarios, deciden terminar la Reconquista y para ello comienzan la guerra de Granada, en 1482; terminada con la entrada en Granada el 2 de enero de 1492.
Pero demos un "pequeño" salto de 250 años para situarnos en la toma de Sevilla por el rey castellano Fernando III, en 1248; como colofón del empuje conquistador que había renacido en julio de 1212, con la victoria en las Navas de Tolosa; batalla que había reunido lo mejor de los reinos cristianos: Sancho VII de Navarra, Pedro II rey de Aragón y el rey Alfonso VIII de Castilla, con sus vascos comandados por el señor de Vizcaya, Diego López II de Haro. Incluso habían venido cruzados a la llamada del Papa Inocencio III. Juntos vencieron y algunos ahora olvidan que la historia en común les benefició. El gran empujón reconquistador llevó la frontera con el reino de Granada hasta donde la encontraron los Reyes Católicos en 1482.
La Reconquista pudo y debió haberse terminado en el S. XIII, si las luchas intestinas entre los reinos cristianos no hubieran inutilizado esta gran victoria y su posterior empuje. Fernando III toma Córdoba en 1236, Jaén diez años después, Murcia en 1243 y Sevilla en noviembre de 1248. Por la otra potencia (Aragón), Jaime I entraba en Valencia en 1238. La unión hace la fuerza y la división y luchas internas llevan al fracaso. Se habían perdido 234 años, en luchas intestinas. Es donde nos lleva la desunión. Por cierto, reino de Castilla, dentro del cual estaba el señorío vizcaíno y reino de Aragón, que incluía a Cataluña. Ni País vasco, ni Cataluña han sido nunca reinos independientes; si lo han sido Galicia y Navarra. Ahora que la unidad de España peligra y que tanto Sanchez como Iceta hablan de nación de naciones, uno cuenta 4 y el otro 8; recordar que llevamos unidos más de 500 años.
La Reconquista pudo y debió haberse terminado en el S. XIII, si las luchas intestinas entre los reinos cristianos no hubieran inutilizado esta gran victoria y su posterior empuje. Fernando III toma Córdoba en 1236, Jaén diez años después, Murcia en 1243 y Sevilla en noviembre de 1248. Por la otra potencia (Aragón), Jaime I entraba en Valencia en 1238. La unión hace la fuerza y la división y luchas internas llevan al fracaso. Se habían perdido 234 años, en luchas intestinas. Es donde nos lleva la desunión. Por cierto, reino de Castilla, dentro del cual estaba el señorío vizcaíno y reino de Aragón, que incluía a Cataluña. Ni País vasco, ni Cataluña han sido nunca reinos independientes; si lo han sido Galicia y Navarra. Ahora que la unidad de España peligra y que tanto Sanchez como Iceta hablan de nación de naciones, uno cuenta 4 y el otro 8; recordar que llevamos unidos más de 500 años.
Isabel I de Castilla nace en Madrigal de las Altas Torres el 22 de abril de 1451 y muere en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504, hace 515 años (también un bonito capicua). Fue reina de Castilla desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479; por su matrimonio con su primo segundo, Fernando de Aragón. También ejerció como señora de Vizcaya, titulo asociado a los reyes de Castilla; ¿donde está el País Vasco independiente en la historia?, ¿y la sumisión de Navarra al País Vasco?. Al morir su hermano Enrique IV, Isabel se proclamó reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, basando su legitimidad en el Tratado de los Toros de Guisando.
Estalló entonces la guerra de Sucesión castellana (1475-1479) entre los partidarios de Isabel y los de su sobrina Juana, apoyada por Portugal. El Tratado de Alcaçovas puso fin a la contienda, reconociendo a Isabel y Fernando como reyes de Castilla a cambio de ciertas concesiones a Portugal. Tras la guerra Isabel mandó construir el monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo. Antes de abordar la guerra con el rey de Granada, apaciguó su reino y para dar seguridad interior, instituyó en 1476 La Santa Hermandad, una corporación compuesta por grupos de gente armada, pagados por los concejos municipales, para perseguir a los criminales. Tendríamos así el embrión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Estalló entonces la guerra de Sucesión castellana (1475-1479) entre los partidarios de Isabel y los de su sobrina Juana, apoyada por Portugal. El Tratado de Alcaçovas puso fin a la contienda, reconociendo a Isabel y Fernando como reyes de Castilla a cambio de ciertas concesiones a Portugal. Tras la guerra Isabel mandó construir el monasterio de San Juan de los Reyes, en Toledo. Antes de abordar la guerra con el rey de Granada, apaciguó su reino y para dar seguridad interior, instituyó en 1476 La Santa Hermandad, una corporación compuesta por grupos de gente armada, pagados por los concejos municipales, para perseguir a los criminales. Tendríamos así el embrión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Escudo de armas de los Reyes Católicos. Solo faltan las cadenas de Navarra |
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