domingo, 22 de octubre de 2017

CISNEROS Y RAJOY, 500 AÑOS DESPUÉS.

Nuevamente la coincidencia de las fechas parece querer que recordemos nuestro origen, como la España que ahora somos y que los independentistas catalanes vuelven a poner en cuestión. Esta vez se acaban de chocar con un Rajoy, apoyado explicitamente por la UE (en una oportuna entrega de premios princesa de Asturias), que les enfrenta al famoso artículo 155; artículo previsto para casos extremos que afecten a la unidad de España; como hace 500 años se enfrentó el Cardenal Cisneros a los que querían acabar con la incipiente unión de los reinos, que gracias a él aún se mantienen unidos. Efectivamente el título puede parecer un tanto alambicado pero es que nos acercamos al 500 aniversario de la muerte, un 8 de noviembre, en Roa (Burgos) del Cardenal Cisneros, cuando se dirigía a recibir al Rey Carlos I, que había desembarcado en Tazones (Asturias el 17 de septiembre de 1517).
Explícito apoyo europeo en unos oportunos
Premios Princesa de Asturias.


Siempre consideramos a los Reyes Católicos como el origen de España, entonces simplemente la unión de "sus" dos reinos, pues el concepto de nación no se alcanza con el significado actual hasta el siglo XIX y las corrientes liberales que lo impregnaron. Pero en cualquier caso la unión ha perdurado durante 500 años con unos pocos intentos secesionistas de los que el último lo estamos sufriendo en estos momentos y el primero corrió a cargo del propio Fernando el Católico y que se solventó por la prematura muerte de su hijo con Germana de Foix, su joven esposa, tras haber enviudado de la reina Isabel. Si ese hijo postrer hubiese vivido lo suficiente, habría sido el heredero de la corona de Aragón y nuestra historia común habría recorrido otros caminos. 

Fernando buscaba un heredero legal dado que hijo ya tenía, el obispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, hijo natural, de su relación prematrimonial con Aldonza Ruiz de Iborra (noble catalana).Fue Arzobispo de Zaragoza y Virrey de Aragón. Al morir su padre en 1516, en el testamento, quedó como Lugarteniente General de Aragón, hasta la llegada de su sobrino Carlos, como gobernador general de la reina Juana (hija legítima pero con dudas sobre su capacidad). Esta voluntad no fue aceptada por las instituciones aragonesas hasta que el Cardenal Cisneros hizo sentir su oratoria y su poder. Esta situación se subsanó definitivamente en noviembre de 1518 con la jura de los fueros de Carlos I, como rey en su nombre y en el de su madre Juana. Hecho lo cual, confirmó a Alonso como lugarteniente general hasta su muerte.
Cardenal Cisneros
Para el Cardenal Cisneros y para el Rey Fernando, la ley era lo primero; incluso por encima de su ego. No era el caso del ególatra Mas y el de su sucesor Carles Puigdemont.

La importancia del Cardenal Cisneros comienza con su nombramiento como confesor de la reina Isabel en 1492. La reina encontró en él no solo un confesor sino un asesor político que además consiguió una relación de cooperación con el rey Fernando. A la muerte de la reina Isabel, apoyó al rey viudo como regente, en base al testamento de la fallecida. Gobernó la Corona de Castilla, entre 1506 y 1507, tras la muerte del rey consorte, Felipe el Hermoso, en espera de la llegada, nuevamente, de Fernando como regente (apoyado por Cisneros frente a parte de la nobleza castellana). Entre 1516 y 1517 volvió a asumir el gobierno tras la muerte del rey Fernando, en virtud de la disposición testamentaria de este último (demostración de su confianza en él). Cisneros quedaba constituido nuevamente como Regente del Reino de Castilla hasta que el joven príncipe Carlos, que se encontraba entonces en Flandes, viniera a España para ocupar el trono. 

En esta última etapa de casi dos años, Cisneros, que contaba ya con ochenta años, mostró unas dotes políticas y una habilidad para gobernar extraordinarias. Tuvo que hacer frente a un clima interior extremadamente inestable, con los nobles castellanos ávidos de recuperar el poder perdido. Así mismo, logró abortar las intrigas de los que pretendían sustituir en el trono español a Carlos por su hermano Fernando, que había sido educado en España por su abuelo, Fernando el Católico;  destituyendo a todo el entorno del infante. Igualmente en el año 1516, hubo notables aragoneses dirigidos por la familia Lanuza (justicia de Aragón, como el actual defensor del pueblo), que incluso intentaron raptar a Fernando, hermano de Carlos, para hacerle rey de Aragón; intento que frustró Cisneros Esta opción no estaba contemplada en la legalidad vigente (como no esta tampoco la secesión que pretenden Mas, Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Gabriel... y demás acólitos). 

Por todo lo anterior, es de justicia reconocer que el verdadero defensor de la unidad original de España, sería más exacto decir la unidad de las coronas, fue el cardenal Cisneros que tenía claro que eramos mejores y más fuertes, juntos que separados. Defensa que ahora le está tocando ejercer al presidente Rajoy que tras su actuación del sábado ha sorprendido por su firmeza a propios y extraños que empiezan a perdonarle que durante mucho tiempo haya sido Mariano Rajao. Previamente, una extraordinaria entrega de Premios Princesa de Asturias, ha vuelto a poner en positivo la suerte o inteligencia de Rajoy, que ha recibido el apoyo explícito de la UE y una advertencia a los secesionistas.  La destitución y sustitución de un President secesionista, ya lo realizó la IIª República, tan añorada como ejemplo de democracia por los podemitas y asociados. El Govern en pleno, menos el consejero Dencas que huyó por las alcantarillas, fué juzgado y encarcelado.
 
Evidentemente han pasado 500 años y sería deseable que en ese 5º centenario de su muerte, se cerrase la herida que ahora está abierta y por la cual pretenden desangrarnos unos " demagogos frenéticos, verdaderos vesánicos, aventureros y dementes ", en palabras del epílogo de La Vanguardia del 9 de octubre de 1934. Sería un magnífico homenaje a quien tanto hizo por nuestra grandeza.
Diario La Vanguardia de 9 de octubre de 1934








1 comentario: