Sucede siempre con el nacionalismo: ceder es sólo comprar tiempo. O peor aún, intentar alquilarle un favor que nunca acaba concediendo porque siempre cree que el mundo le debe algo y que los demás conspiran contra la legitimidad de sus sentimientos. El error, tan general como se ve, es intentar aplacarlo, complacerlo, creer que un elemental principio de lealtad o de quid pro quo le inspirará un mínimo respeto. No hay caso: la palabra «mutuo» no existe en su léxico. Y hay tantos ejemplos que sólo se pueden ya engañar los optimistas más irredentos.
Para poder interpretar la situación en la que nos encontramos, lo razonable es empezar por el principio y repartir el peso de la prueba en función de los méritos aportados por cada uno. Crear una España grande con todas las regiones que lo desearan, gozando de autonomía: esa fue la sustancia del catalanismo político cuando irrumpió con fuerza en la escena política española, hace 120 años. Analizaremos los avatares y la ruptura final de aquel acuerdo a manos de quienes más pugnaron por alcanzarlo, los nacionalistas catalanes. Tras el sitio al Parlament y los escraches al Govern, la navegación a Ítaca que Artur Mas decidió emprender en 2012 significó un giro radical en el catalanismo político que, desde posiciones de poder, decidía poner en marcha el proceso que había de culminar en una declaración unilateral de independencia. Las cesiones que los distintos gobiernos centrales ofrecieron al separatismo, solo lo engordaron y no evitaron el estallido y la división. Pero lo visto en este mes de gobierno de Pedro Sanchez, no presagia nada bueno pues las cesiones y dependencias parecen excesivas y la bestia no se sacia fácilmente.
Naturalmente el primer responsable, con su parte alícuota, es Adolfo Suarez y su apuesta por Tarradellas para frenar las expectativas electorales del PSOE-PSC que podrían arrebatarle el poder. También el exceso en el reparto de poder a las autonomías; contra el criterio de su protector/impulsor Torcuato Fernandez Miranda. Suarez quiso ser el más demócrata para compensar sus orígenes como Secretario del Movimiento y dejar atrás su pedigrí franquista y centralista. De tanto revisionismo a ultranza, se pasó de frenada en el intento. Él dejó entreabierta la puerta por la que entraron en tromba Gonzalez, Aznar y Zapatero. Puerta que intentó taponar tímidamente el timorato de Mariano Rajoy, desaprovechando la última mayoría absoluta que va a disfrutar un Presidente de Gobierno, en muchos años y lo combinamos con la locura, in crescendo, de los Más, Puigdemont, Torra y Junqueras, tenemos la bomba servida a falta de una violencia con víctimas. Desgraciadamente, reunimos el mayor conjunto de livianos dirigentes narcisistas que en su adanismo iluminado ignoran las limitaciones de su falta de altura y de su mediocre rango, incluido Pedro Sanchez, que a lo que más pasión está echando es a dinamitar la unidad de España
Tarradellas el 27 de octubre de 1977. “Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí” |
Suarez, a petición de los grupos separatistas, abrió las posibilidades autonómicas y en un intento de contentar a todos, no contentó a nadie y así vivimos la protesta Andaluza cuando la quisieron dejar como autonomía de 2ª. Se intentaron malabarismos para satisfacer las peticiones nacionalistas que venían defendiendo sus posturas desde principios del siglo, cuando se pasó de partidos regionalistas a nacionalistas; principalmente en Cataluña. Así tras el escándalo de Banca Catalana, aunque Tarradellas avisó a cerca de Pujol, vimos como este se envolvía en la bandera del si me ofenden, ofenden a Cataluña. El aviso cayó en saco roto y coincidió, poco después cuando Gonzalez ganó las elecciones en el 82, con el frenazo a la inmigración andaluza. En los 15 años anteriores, se trasladaban, anualmente, unos 60.000 andaluces a Cataluña, que no eran demasiado bien recibidos y prueba es la valoración que hacía el propio Pujol. Felipe Gonzalez, frenó la emigración con planes de viviendas protegidas y el Plan de Empleo Rural (PER), reduciendo la referida emigración a no más de 6.000/año. Esto impidió que en lugar de tener 600.000 inmigrantes centro africanos y magrebíes, hubiese 600.000 andaluces más con una doble ventaja: 600.000 parados menos y 600.000 catalanes más con el español como lengua materna.
Ese es el miedo que expresaba Pujol. En lugar de eso, se permitió el inicio del programa 2000 y la consiguiente salida de 14.000 docentes, no catalano parlantes, que fueron lentamente sustituidos por adoctrinados. Jordi Pujol decía: «la independencia es cuestión de futuro, de la próxima generación, de nuestros hijos. Por eso los de la actual generación tenemos que preparar el camino con tres asuntos básicos: el idioma, la bandera y la enseñanza»
https://www.elconfidencial.com/espana/2020-02-14/programa-2000-pujol-independencia-cataluna_2451056/
Tampoco estuvo más acertado Aznar, al no apoyar a Gonzalez en 1993 y arrojarle en brazos de Pujol; apoyo que luego en las siguientes elecciones Gonzalez le negó a Aznar y este tuvo que hablar en catalán en la intimidad. Esa debilidad la aprovechó CDC, que decía que era el momento de plantear la insatisfacción catalana sobre el estado de las autonomías y el café para todos. A Aznar, le sucedió Zapatero que llegó al gobierno tras un desgraciado 11 M y para propiciar el Tripartito, derogó el PHN a petición/imposición de ERC que ha impedido que mil hectómetros del Ebro regaran el Levante y de paso quedasen hipotecados para cuando Cataluña consiga su independencia. También debemos a Zapatero su frase a Maragall que trajo el nefasto Estatut de 2006. El mismo Zapatero encendió la mecha cuando le ofreció un plato de lentejas a Artur Mas, que luego le hurtó con el 2º tripartito. La mecha encendió a Artur Mas que se encontró con la ruina de los tripartitos y que le llevó a pedir a Rajoy un trato prioritario con un cupo a la vasca que este no podía aceptar. Ahí estuvo acertado pero luego blandeó con el propio Mas al consentir que se produjesen el 9 N y su referéndum del si pero no. De aquellos polvos los lodos del 6/7 de septiembre del 2017 y la génesis del 1º O. Rajoy debió adelantar dos años el 155, incluyendo educación TV3 y los Mossos.
Desde principio del siglo pasado, el catalanismo buscó mayor autogobierno y para no parecer egoísta, siempre hablaba del derecho de las ¿nacionalidades históricas?: Cataluña, País Vasco y Galicia como punta de lanza a la que podrían irse añadiendo otras regiones que demostrasen ser merecedoras de ello. Durante la época franquista y especialmente en los últimos años, se mantuvo esta propuesta que revivía Galeusca; setenta y cinco años más tarde, de uno de los momentos cruciales de la historia moderna de los nacionalismos vasco, catalán y gallego: el primer pacto firmado por Catalunya, Euskadi y Galicia con el objetivo de defender el régimen democrático y su derecho a la autodeterminación. Aquella jornada había tenido lugar en Santiago de Compostela el 25 de julio de 1933. Ya en la Transición se plasmó en la reunión de Barcelona, entre Beiras (BNG), Arzallus (PNV) y Esteve (CiU), a mediados d julio de 1998.
Esteve, Arzallus y Beirás. |
Artículo 2
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
La historia de España cambió gracias a los acuerdos de las fuerzas políticas que previamente habían asistido al harakiri de las cortes franquistas y en octubre de 1977, el día 25, se firmaron los Pactos de la Moncloa que abrían las puertas a una Constitución pactada. Parte de los grupos de oposición al franquismo, vivieron con desencanto esta transición sin revolución. Desencanto que llevó al 32,89% (casi nueve millones) a no votar la Constitución el 6 de diciembre de 1978. Dos años después el Estatuto de autonomía gallego fue votado solo por un 27%; entre ambos, el Estatuto del País Vasco solo fue votado por el 59% /AP votó en contra), muy similar al catalán (ambos en 1979), con el mismo porcentaje, que bajó al 50% en el Estatut de 2006.
Firmantes de los Pactos de la Moncloa |
Entre PSOE y AP consiguieron el 74% de los votos. Para sus objetivos inmediatos ni al PSOE ni a AP les interesaba evocar el franquismo ni la guerra civil (Transición de Santos Juliá, pg. 542). Porcentaje que se ha mantenido hasta la aparición de Podemos y Vox. Ahora los dos partidos no suman ni el 50% de los votos.
Olvidando el pasado y que las cesiones no frenan el secesionismo, Pedro Sanchez insiste y si hay que pactar con los independentistas, se pacta; si hay que humillarse ante Torra, se humilla; si hay que reformar el Código Penal para excarcelar a Junqueras, se reforma, y si más tarde hay que traicionarlos a todos, se les traiciona también a ellos. Con su última visita a Cataluña ha legitimado una sedición. Es la claudicación a un chantaje trufado de exigencias irregulares. Porque ésa es la esencia del sanchismo: una colección de embustes, ficciones, imposturas y engaños que envuelven la desoladora realidad de un Estado y de unas instituciones arrastradas por el fango.
Olvidando el pasado y que las cesiones no frenan el secesionismo, Pedro Sanchez insiste y si hay que pactar con los independentistas, se pacta; si hay que humillarse ante Torra, se humilla; si hay que reformar el Código Penal para excarcelar a Junqueras, se reforma, y si más tarde hay que traicionarlos a todos, se les traiciona también a ellos. Con su última visita a Cataluña ha legitimado una sedición. Es la claudicación a un chantaje trufado de exigencias irregulares. Porque ésa es la esencia del sanchismo: una colección de embustes, ficciones, imposturas y engaños que envuelven la desoladora realidad de un Estado y de unas instituciones arrastradas por el fango.
La violencia en el cabezazo de sumisión de Iván Redondo, en representación del gobierno, queda reflejada en el desplazamiento de cuero cabelludo. No es un sistema recomendable para combatir la alopecia por el riesgo de sufrir un desastre cervical.
Mientras fue un error de Aznar no apoyar a Gonzalez y haberle dejado gobernar en minoría, no lo es que Casado no apoye a Sanchez. Felipe Gonzalez era de fiar y su españolismo era poco dudoso, mientras que Pedro Sanchez es un cínico ególatra, capaz de vender a su madre por seguir en el poder. Una demostración es la moción de censura con la excusa de Bárcenas y el apoyo Frankenstein que consiguió y que antes generó su expulsión de la Secretaría General del PSOE.
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