jueves, 29 de agosto de 2019

SOBERBIA EN VENA DE UN PRESIDENTE AMORAL E IMPÚDICO

Llevábamos doce días de tranquilidad con el presidente, en funciones, desaparecido en Doñana y claro su vuelta a la vida pública ha sido con las pilas recargadas de soberbia y engreimiento. Cuando creía que la inmoralidad e impudicia del personaje ya habían superado lo imaginable, me he vuelto a quedar corto viviendo la patochada del barco de la Armada, Audaz, que sale para resolver el problema del Open Arms, a más de 1800 km. Sorprendentemente, cuando lleva menos de una hora de navegación, la fiscalía italiana resuelve el desembarco e incautación del Open Arms; dejando sin sentido la poco audaz misión del Audaz; pero en lugar de ordenar la vuelta del navío, a su base de Rota, reconociendo la metedura de pata, la soberbia le empuja a seguir por lo que se le ordena continuar navegando, primero hasta Lampedusa y dos días después hasta Sicilia (200 km más) y allí esperar hasta el 27 en que los italianos les entregaron los 15 inmigrantes que nos habían asignado en el reparto. Hoy día 30, ya han desembarcado en San Roque, tras tres días de navegación. Toda una epopeya para el Audaz. Ah!, coincidiendo con la promesa de Marlaska de retirar las concertinas y el buenismo de Sanchez, 100 subsaharianos han asaltado la frontera y herido a seis guardias civiles. ¿Efecto llamada?

Es decir, para traer a España a 15 indocumentados que ya no corren peligro de naufragar, se envía un barco de la Armada con 62 personas a bordo entre médicos, oficiales y marinería (48 de tripulación base más 14 de refuerzo médico y policial). El coste superará los 150.000 €, entre combustible, horas extras y complemento por misión. Vaya papelón para un barco de la Armada. Ni Gila lo hubiese superado. Negándose a contestar a las preguntas sobre el tema, ha enviado a la ínclita Carmen Calvo, que es quien ha recibido los reproches de los portavoves de PP, C´s, Vox y Podemos; ahí es na.

Simultáneamente a la desvergüenza del Audaz, nuestro soberbio personaje se decide a visitar la zona quemada por el incendio de Gran Canaria; naturalmente una vez terminadas sus vacaciones pues durante las mismas no es responsable, versión podemita para evitar la presencia de Sanchez en el Parlamento, para justificar y explicar sus actuaciones. Naturalmente la visita ha sido acompañada de cámaras a mayor gloria del personaje y así hemos visto cómo, con cara de interesante y gafas kenedianas, inspecciona desde un helicóptero el área afectada.

Otra instantánea vergonzosa es su formación como punta de lanza de parte de los efectivos que han participado en la extinción; sin minusvalorar la instantánea compartida con el ministro de agricultura y demás personajes de la isla, con fondo la zona devastada; como quien se hace una foto delante de un monumento. ACONGOJANTE. Claro que su mensaje de apoyo a los afectados por el incendio en la Amazonía...
Arde el pulmón del planeta, se destruye la , la mayor fuente de diversidad. Urge actuar. He ofrecido a los Gobiernos de Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina todos los medios materiales y el apoyo político, logístico y financiero necesario para su extinción.
                                        
El engreído, e ignorante, incluye paises como Argentina y Paraguay que estan muy lejos del fuego y olvida al Perú que es uno de los más afectados. Sanchez en estado puro, la caga cada vez que habla; lo extraño es que no les haya ofrecido su escuadrón aéreo de lucha contra el fuego, que tan virilmente preside.
                                                                                    
                                   

Nuevamente saca a relucir su soberbia (del latín superbia) u orgullo (del francés orgueil) es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. «Soberbia» y «orgullo» son propiamente sinónimos aun cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se "rebajaría" a reconocer un error, a pedir perdón, o ayuda etc. Otros sinónimos son: altivez, altanería, arrogancia, vanidad etc.




Aquí magnífico enlace en el que Jose Luis Pérez describe la soberbia del personaje.  #ElMonólogo de @perez_go:


...y eso que aún no se había producido su presencia en Canarias ni el ridículo del Audaz ni el chuleo al Rey, al Congreso y demás afectados por su presidencia fallida, previa y merecedora de sus vacaciones; con dos ous.
Foto, en V, para el recuerdo con la zona devastada.
¿donde la paridad femenina?
Claro que en su presidencia ,¿okupa? sigue con los presupuestos de Montoro/Rajoy, continúa intentando ganarle la guerra a Franco, que aún resiste en el valle de los Caídos. Él ha sido nuestro salvador y en poco más de un embarazo, nueve meses, nos ha colocado en el mundo gracias a su uso ¿abusivo? del Falcon; cuando realmente lo que ha hecho es ir por esos mundos buscando la foto o una palmadita de sus odiados Trump o Merkel; paseando con su seño por La Habana o poniéndola como guardaespaldas en Toronto o caminando chulescamente por Times Square; sin olvidar sus fotos kenedyanas y la utilización de los medios del estado para ir a un concierto o a la boda de su cuñado.                          
«Si Pedro hubiera querido ser presidente a cualquier precio, le hubiera bastado con aceptar las condiciones de Pablo Iglesias, y «la sonrisa del destino» le hubiera llevado a la Moncloa», escribía Jordi Sevilla de los vetos cruzados en los meses de bloqueo político que dio paso a un nuevo Ejecutivo popular. Frase repetida por el propio Sanchez, semanas antes de la moción de censura. Todo en él es mentira, impudicia y soberbia.
                                                        IMPUDICIA: Falta de recato y pudor.
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En una entrevista, Albert Boadella le decía a Rosa Diez: – Sánchez me produce una doble sensación. El deseo feroz de no verle más me hace olvidar la realidad de unas encuestas terroríficas. Personalmente, me parece un psicópata. Alguien que no distingue entre el bien y el mal. No creo que todo sea mala fe en su actitud. Precisamente, mi temor es que actúa así de forma natural. El núcleo es su ego y solo se mueve en este círculo. Obviamente, ello significa un peligro público en un gobernante, pues en la función pública la vanidad ególatra conduce al desastre. No es difícil imaginar que en el contexto actual, Sánchez puede acabar con España en una sola legislatura. Quizás solo en un año. Por eso me aterrorizan las encuestas y espero con fruición que sean manipuladas.



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