jueves, 10 de febrero de 2022

LA APORTACIÓN ESPAÑOLA A LA MEDICINA DE GUERRA.

Nuevamente el diario ABC me ha servido de inspiración para este artículo, que completo con extractos de otro de fecha 2021 que actualizaba el escrito cuatro años antes. Puede resultar curioso el título, pero evidencia el absurdo humano: avanza la medicina mientras nos matamos los unos a los otros y qué decir en una guerra civil llena de más odio y matanzas de lo ya de por sí anormal en cualquier guerra. Aprovechando los aniversarios, descanso un poco de la guerra fratricida entre políticos en las elecciones y la desvergüenza parlamentaria; tan poco edificante. La guerra produce unas heridas no habituales en la vida cotidiana y los médicos y cirujanos se enfrentan a heridos en hospitales de 1ª línea con pocos medios y con la obligación de atender, de forma inmediata, a los heridos antes de poder enviarlos a retaguardia.

En estas fechas, hace 85 años, se teñía de sangre el suelo de España y aún seguimos recordando esas matanzas, abusos, etc...Pero también había generosidad y personas desinteresadas. A ellas me voy a referir en este artículo. Málaga acababa de caer ante las fuerzas franco-italianas y estaba comenzando la sangrienta batalla del Jarama; una vez concluido el tercer intento fallido de aislar Madrid por la carretera de La Coruña. 

Médico militar en el frente de Somosierra

Ese 21 de enero de 2017, me encontré en el diario ABC un artículo sobre las primera transfusiones de sangre, que dieron pie a una exposición en Conde Duque, sobre la vida del doctor, canadiense, Norman Bethune y me vino a la memoria que hacía 40 años fallecía en Barcelona, en esas mismas fechas, el insigne doctor Josep Trueta i Raspall, que marcó un antes y un después de la lucha contra la gangrena en las heridas traumáticas.
              
Monumento en Poble Nou.

Josep Trueta había nacido en el Poble Nou, Barcelona en 1897, dentro de una familia relacionada con la medicina. Tras realizar sus estudios primarios y universitarios, se licencia en medicina en 1921. Doctorado en 1922 y tras ampliar estudios en Viena, regresa a Barcelona y sigue su especialización en el tratamiento de problemas óseos por lo que junto a su amigo Vidal son considerados los padres de la traumatología en España. El estallido de la Guerra Civil española en julio de 1936 va a propiciar a Trueta un campo idóneo para poner en práctica sus teorías. En efecto; las cruentas secuelas de la guerra lo ponen en contacto muy directo con una gran cantidad de fracturas abiertas infectadas, con perspectivas de curación poco probables, si aplicaba los procedimientos terapéuticos habituales hasta entonces. En estas circunstancias, Trueta decide iniciar la aplicación de un nuevo método de tratamiento de los heridos, inspirado en parte en la de un médico americano llamado Winnet Orr, que proponía realizar un drenaje en la herida y después inmovilizar el miembro mediante un escayolado. Otro avance fueron las exitosas operaciones de abdomen.

Gracias a ese nuevo sistema curativo, se logró aminorar el peligro de las infecciones por fractura, reduciendo los casos de gangrena en un 90 por ciento de los afectados. Llegó a tratar más de mil casos en Cataluña, entre los cuales sólo se registraron seis fallecimientos (0,6%). Hay que tener el cuenta que durante la Iª G.M. el 18 % de los heridos fallecían por gangrena. Tras la guerra, se exilió a Inglaterra donde fue profesor en Oxford y su método explicado y aplicado a los heridos de la IIª G.M. Estuvo a punto de ser Nobel por sus aportaciones a la doble circulación renal. El método Trueta ha salvado muchas vidas y miembros del cuerpo, evitando amputaciones. 

Se desarrolló antes de la aparición de los antibióticos y la presencia de estos, no ha quitado importancia al tratamiento; como ha sido demostrado estadísticamente, entre otros conflictos en la guerra de Vietnam; donde estuvo desplazado un equipo médico español, enviado por el gobierno de Franco atendiendo la petición del gobierno americano. Lo formaban 12 especialistas que se renovaban cada 6 meses, si bien bastantes permanecieron, voluntariamente, por períodos mas largos. En esta guerra los muertos por gangrena no superaron el 0,16% de los heridos; contando también con los antibióticos.
           
Médicos españoles en la guerra de Vietnam

El doctor Bethune vino a España con los canadienses, en noviembre del 36 y tras participar en las batallas del Jarama y Brunete, marchó a China en guerra con los japoneses. En España, coincidió con Duran en la creación de los servicios de transfusiones de sangre. Frederic Duran Jordá, pionero en el campo de la hemoterapia, que creó, desde agosto del 36, por primera vez en la historia un servicio de transfusiones en el sentido moderno del término. Uno de los grandes avances que introdujo Duran fue habilitar la primera unidad móvil para el transporte de sangre del mundo. Entonces era un camión frigorífico de un repartidor de pescado. Prácticamente desconocido en su patria durante su vida, Bethune recibió el reconocimiento internacional cuando el presidente Mao Zedong, de la República Popular China, publicó su ensayo titulado "En memoria de Norman Bethune". Murió en China de una herida infectada.
               
Doctor Bethune y su servicio de transfusiones

El último artículo, publicado por ABC hace unos días, habla de un grupo de diecisiete médicos y dos enfermeras que habían participado en la Guerra Civil española, bajo el paraguas de las Brigadas Internacionales y posteriormente al salir de España en noviembre del 38, se dirigieron a China; en guerra con Japón desde 1936. Son lo que en China llamaron 'Los médicos españoles'. No porque hubieran nacido aquí, sino porque habían combatido en la Guerra Civil. En realidad provenían de Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía... En China, se encontraron con una medicina militar inexistente y con unas condiciones de la tropa precarias a nivel de higiene y alimentación. Ellos esperaban tener equipos quirúrgicos móviles, pero se encontraron limpiando letrinas en primera línea de batalla para que una epidemia de cólera no se extendiese. En ese sentido acabaron algo decepcionados. El frente era también muy distinto del español, con pocas vías de comunicación y los puentes destruidos para dificultar el avance japonés y por tanto poco que hacer con ambulancias y traslados y mucho en primera línea con maletines de primeros auxilios.

http://historiaymedicina.es/el-tratamiento-de-las-heridas-de-guerra-el-metodo-espanol-metodo-de-trueta/


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