miércoles, 6 de julio de 2016

TUCUMAN 7 DE JULIO DE 1816. ARGENTINA DECLARA SU INDEPENDENCIA

Hace 200 años, las Provincias que conformaban gran  parte de la actual Argentina, habían enviado a sus representantes al Congreso de Tucumán para estudiar las opciones y decisiones correspondientes a la situación de lucha en que se encontraba el continente sur tras la vuelta al poder del absolutista rey, Fernando VII. Allí, Juan Francisco Narciso de Laprida, que preside la sesión, pregunta a los presentes: "¿Queréis que la provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?", a lo que los diputados contestan afirmativamente. A continuación se elabora el Acta de Emancipación proclamando su independencia de España, que es firmada por los diputados que han ido llegando a caballo, en diligencias o carretas, por caminos en mal estado y durante largos días, y que el pueblo festejará alborozado. Incluso en la noche del día siguiente se realizará un baile de gala para celebrarlo. Unos días después se incluyó una coletilla, a continuación de "los reyes de España y su metrópoli" y de toda otra dominación extranjera”. Ante los rumores por el interés de la Corona Británica


                        Acta y cuadro del Congreso de Tucumán del 7 de julio de 1816



Para llegar a este punto tenemos que retrotraernos 8 años y partir de la situación creada el 2 de mayo de 1808 cuando las tropas francesas iniciaron el traslado de los infantes hacia Bayona, donde Napoleón tenía encerrados a su hermano (Fernando VII) y padre (Carlos IV). El pueblo de Madrid se levantó en armas y fue ferozmente reprimido, pero la chispa encendió y a continuación se produjeron levantamientos y bandos, llamando a la insurrección, como el del alcalde de Móstoles. Las diversas juntas fueron naciendo de forma autónoma y descoordinada y entre ellas surgió la de Sevilla que se adjudicó el pomposos nombre de "Junta Suprema Central de España e Indias", pasando dos años después a denominarse "Consejo de Regencia de España e Indias". También influyó la derrota de la escuadra en Trafalgar, en 1805, pues interrumpió el tráfico marítimo de la metrópoli con las colonias entre dicho año y 1808 en que se firma un tratado con G.B. y como volvimos a comprobar en 1898 no es posible mantener colonias en ultramar sin una flota de guerra eficiente.


Fusilamientos del 3 de mayo de 1808, por Francisco de Goya

Sofocado el levantamiento de Madrid, un ejército francés, al mando del Mariscal Dupont, comienza a descender hacia el sur para sofocar la rebelión y ayudar al almirante Rosilly que con su escuadra se encontraba aislado en la bahía de Cádiz. A su paso derrotaron a un pequeño ejército español en Alcolea (Córdoba); famoso años después por ser donde triunfó el golpe de estado que derrocó a Isabel II, iniciando el Sexenio Democrático en septiembre de 1868. Dupont cruza Despeñaperros y el 19 de julio de 1808 es derrotado por el General Castaños que dirigía las tropas y voluntarios organizados por la Junta Central. Aquí se destaca el capitán Jose San Martín que es ascendido a teniente coronel de caballería y condecorado.  Una semana antes, Rosilly había rendido su escuadra, formada por cinco navíos de línea restos de Trafalgar,. Eran el HérosAlgesiresPlutónArgonaute y Neptune, todos de dos puentes y 74 cañones, menos el Neptune que tenía 80.


Rendición de Dupont en Bailén a Castaños.

La reacción de Napoleón a la 1ª derrota, en campo abierto, de uno de sus ejércitos fue enviar un gran ejército que él personalmente dirigió. Napoleón llegó en noviembre y a mediados del año siguiente controlaba la mayor parte de territorio español, por lo que los restos de la Junta Central se refugió en Cadiz; donde llegaron delegados de las demás Juntas y de Indias; en cumplimiento de la real orden del 22 de enero de 1809; según la cual se producía una cierta ruptura con el monopolio borbónico  al repartir la soberanía al otorgar representación, aunque discutida en su proporcionalidad, soberana a los pueblos americanos.  Aquí se desarrollo y aprobó la famosa Constitución de Cádiz el 19 de marzo de 1812.

En esta situación de poder delegado, surgieron en 1809 varias juntas en las colonias de ultramar, que fueron derivando a Consejos de Regencia (que ocultaban las ideas independentistas de sus precursores), sobre todo a partir de la primavera de 1810 en que se supo que la Junta Central había sido controlada por Napoleón. Llegamos así la la Revolución de Mayo de 1810, provocada por la presión popular, en la actual Plaza de Mayo de Buenos Aires y que terminó con la destitución del virrey


La declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776 inspiró movimientos similares en las colonias españolas en América. Óleo de John Trumbull (1819).
También tuvo una influencia decisiva, para los criollos, la declaración de independencia de EEUU de Gran Bretaña y su Constitución en que se declaraba que todos los hombres eran iguales ante la ley y proclamaba un gobierno republicano. Pocos años después, la Revolución francesa popularizó las celebres: libertad, igualdad y fraternidad. Estas ideas liberales, recogidas en la Constitución de Cádiz, también llegaron al continente desde la propia España. En una situación inestable y revolucionaria en las colonias, con ansias libertarias, la noticia de que lo primero que hizo en abril de 1814 el retornado Fernando VII, fue derogar la Constitución de Cadiz y amenazar de muerte a los lideres insurrectos, no ayudó a calmar las aguas. Desde 1812 José San Martín, tras 20 años de servicio en el ejército español, había vuelto a Buenos Aires (de donde salió con su familia con seis años) y estaba organizando regimientos de caballería y escaramuceando con los realistas.

Fernando VII apoyó con envíos de tropas a las órdenes de Morillo a los realistas, en franca guerra civil y de intereses con los criollos; que mantuvieron la ilusión de retener las colonias pues a derrotas se superponían victorias, hasta la decisiva batalla de Ayacucho en diciembre de 1824. Una muestra de la vergonzosa actuación de Fernando VII y su entorno fue la compra de barcos rusos para reforzar la flota. Eran cinco navíos de a 74 cañones y siete fragatas de 44; construidos todos menos uno con madera de pino y no de roble. Cuando llegaron a Cádiz en febrero de 1818 estaba semi podridos. 

Barco "negro" comprado a Rusia y en estado ruinoso


Nos habían vendido el desecho de su escuadra del Báltico. Barcos inútiles para una travesía atlántica y menos para ejercer el control naval de las costas americanas en el Atlántico y no digamos en el Pacífico previo cruce del cabo de Hornos. Naturalmente los 25.000 soldados que se habían concentrado para ser transportados a Ultramar, se quedaron en tienda ante la fragilidad de los barcos y el peligro de fracasar. Para rematar la situación, dos años más tarde, Rafael del Riego, a la sazón jefe del 2º batallón asturiano, sublevó en Sevilla a las tropas que se habían reunido en Cadiz; para embarcar como refuerzo para las colonias de Ultramar. Era enero de 1820 y si para bien se inició el trienio liberal,  se firmó la defunción de nuestra presencia en América del Sur.

A pesar de los problemas, en 1817 la victoria se decantaba del lado realista en todas las provincias excepto Argentina y es desde ahí que la intervención del ya General San Martín empezó a cambiar el final  tras su anibalesco cruce de los Andes. Tras la victoria en Cacabuco  proclama la independencia de Chile y se asegura el control del Pacífico. Los realistas resisten pero en Maipú, abril de 1818, acabó con las opciones realistas. Después se traslado, por barco, con su ejército a Perú, donde después de diversos enfrentamientos con los realistas, toma Lima. Para evitar discusiones internas y coordinarse con el otro Libertador,  se reunió en Guayaquil, julio de 1822, con el venezolano Simón Bolívar; de origen criollo y cuya formación había sido consolidada en Francia y que también llevaba varios años luchando por la independencia de Panamá, Colombia y Venezuela 
                                             Simón Bolívar                             San Martín

Hablaron del futuro de las naciones emancipadas, que Bolívar pretendían mantener unidas como los EEUU del norte frente a una idea de monarquía democrática con un príncipe europeo, que propugnaba San Martín. Chocaron el carácter abierto y sin afán presidencialista de San Martín con el egocentrismo de Bolívar. No hay documentos escritos de la reunión, solo una copia de una carta enviada por un secretario; pero lo cierto es que el primero optó por retirarse a Perú y dejar parte de su ejército a Bolívar para que este terminara expulsando al resto de reductos realistas. Poco después y viéndose poco respetado, se retiró de la vida pública. En 1824, ya viudo, se trasladó a Francia donde vivió humildemente hasta su fallecimiento en 1850. Sus últimos años los pasó entre añoranzas y sufrimientos por las luchas fratricidas que se vivían en su patria natal. 


Monumento a Los Libertadores, en Guayaquil.

El año 1810 fue crucial para las restantes virreinatos/provincias/repúblicas americanas pues  Méjico inició su independencia el 16 de septiembre, con el Grito de Dolores; culminada once años más tarde. También en Venezuela, Simón Bolívar, aprovechando una revuelta, en abril de 1810, contra los comisionados por la Junta de Regencia inició contactos con Francisco de Miranda (el padre espiritual también de San Martín) para promover no solo su independencia sino para hacerla extensiva a las demás provincias centroamericanas. Esta se proclamó el 5 de julio de 1811, comenzando la lucha que con diversos altibajos, frente al general español Morillo (el pacificador que retornó a España en 1820), concluyó en 1824, con su victoria en Junín y sobre todo en la decisiva batalla de  Ayacucho. Esta victoria se facilitó por el estado de postración del ejército español que había visto como un ejército de la Santa Alianza formado por cien mil hombres, entra en España en abril de 1823 para reponer el absolutismo y acabar con el trienio liberal.

 Tras Ayacucho, en diciembre de 1824, se pierde todo Perú y Bolivia y por tanto puede darse por concluida la emancipación de todas las colonias, salvo Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Tras el abrazo de Guayaquil, el sueño unitario de los dos Libertadores, se vio frustrado por las divisiones y rencillas que impidieron que fraguaran los Estados Unidos del Sur. Tuvieron al menos 10 guerras  entre ellos durante el S. XIX(de ellas tres en los años 20)  y otras tres en el S. XX y no digamos golpes de estado con 50, solo en el S. XX. Ah, sin contar las guerras civiles internas de cada país.

España no renunció formalmente a la soberanía de sus posesiones continentales americanas hasta 1836. El tratado de paz, amistad y reconocimiento con el Perú fue firmado el 14 de agosto de 1879 en París y aún mas tarde con Colombia, Paraguay, Honduras y Panamá (1904) Cuando odiamos, odiamos de verdad y nos cuesta horrores olvidar y perdonar; máxime si es a hermanos. Nuestra actual Desmemoria Histórica es la última prueba



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