martes, 12 de diciembre de 2017

EL 3% DE SIJENA. LA HISTORIA SE REPITE 1º COMO TRAGEDIA Y 2º COMO FARSA

Ayer vivimos la devolución de parte de los fondos del monasterio de Sijena (Villanueva de Sijena en los Monegros, Huesca), depositados en el Museo de Lérida, a su ubicación original y un amigo me comentaba, haciéndose eco de una broma que ha corrido por las redes, que faltaba una pieza que correspondía al 3%; comisión que se ha adjudicado, como habitual, a la peor clase dirigente que han sufrido todos los catalanes. Este amigo me sugería que dedicase un artículo del Criticón a este tema y a ello me pongo. Al final no fueron 44, sino 43 los bienes artísticos de Sijena que fueron trasladados a su casa original. La «Inmaculada», óleo sobre lienzo del siglo XVIII que se depositó en el Obispado de Lérida, no ha sido localizado; en compensación han recibido una pieza de alabastro que no estaba reclamada pero si inventariada en el museo de Lérida. En otro envío, el 26 de julio del año pasado, el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña) ya perdió dos piezas de Sijena. Eran dos frontales de altar realizados en tela y bellamente decorados; uno de ellos se realizó en tejido en oro sobre fondo blanco con res galones dorados; el otro, es un frontal de seda, tejido a mano con representaciones de flores diversas, con predominio del rosa y el verde sobre fondo blanco. En resumen de 97 piezas reclamadas, se han recibido 94 y nuevamente aparece el nefasto 3%.

Vista del monasterio de Sijena

Realmente el problema que se ha vivido no es por las obras artísticas sino por la situación política que se vive en Cataluña y de rebote en el resto del Estado, ante la doble vara de medir que utiliza el gobierno catalán y cómo enciende los ánimos emocionales de parte de sus ciudadanos para envolverse en la bandera del victimismo. Ayer los defensores del museo de Lérida, para evitar la retirada de este 2º paquete de 43 piezas, eran básicamente cupaires y sus cachorros de Arran; curiosamente hijos ideológicos de quienes provocaron los destrozos en el monasterio con profanación de tumbas incluidas, en agosto de 1936. Esa salvajada fue llevada a cabo por milicianos anarquistas aragoneses y catalanes en las primeras semanas de la contienda, salvándose solamente la iglesia románica y el Panteón Real. Muchas obras de arte fueron destruidas o saqueadas y las tumbas de los reyes de Aragón, profanadas.

Cuperos gritando "pegarles a los españoles" y claro cobraban como tales
El Real Monasterio de Santa María de Sigena (también Sixena y Sijena) es un monasterio de finales del siglo XII situado en el término municipal de Villanueva de Sigena mandado construir por Sancha de Castilla (reina consorte de Alfonso II de Aragón). Gracias a numerosas donaciones llegó a atesorar un importante patrimonio  en mobiliario, pinturas y archivo medieval. La desamortización de 1835 le privó de la mayor parte de sus bienes y la comunidad fue obligada a abandonarlo, aunque regresaron a él algunos años más tarde, momento en el que se ejecutaron algunas obras de reconstrucción. Como ya he comentado, en agosto del 36 sufrió la visita vandálica de milicianos anarquistas y del POUM (parecido a la actual CUP). Desde 1950 se han llevado a cabo obras de reconstrucción en la iglesia, refectorio, sala capitular y claustro. De la sala capitular se extrajeron las pinturas en 1936 para su protección y se conservan en el MNAC de Barcelona.


El litigio proviene de un cambio de sedes obispales en la Franja en que se encuentra el monasterio, perteneciente al obispado de Lérida hasta 1995; cuando la Santa Sede a petición de la Conferencia Episcopal Española, en su deseo de adecuar los límites religiosos a los provinciales, segregó 111 parroquias aragonesas del obispado de Lérida que pasaron a la diócesis de Barbastro-Monzón. Con el gesto se puso fin a ocho siglos de historia común a la vez que se abrió el melón de los litigios que aún perdura. 
Portada del monasterio, con catorce arquivoltas.
El Gobierno de Aragón planteó una demanda al de Cataluña para recuperar la parte del tesoro que éste había comprado a las religiosas; demanda que primero fue rechazada pero reiniciada por vía civil ha terminado por darle la razón al de Aragón y cuya consecuencia ha sido este traslado que coincidente con la campaña electoral de las autonómicas catalanas, ha venido a confirmar la situación de desencuentro político y social en que vivimos. En lugar de haber establecido convenios para organizar exposiciones comunes, a la greña y aquí la amable frase del ex-presidente Puigdemont, fugado en Bélgica y que nos sitúa entre la tragedia y el esperpento:
«Con nocturnidad y utilizando una policía militarizada, como siempre, aprovechando un golpe de Estado para expoliar Cataluña con absoluta impunidad. Este es el modelo de país que defienden Ciudadanos, PSC y PP», 
La decisión es una decisión judicial pero el ínclito Puigdemont se la achaca a los partidos de ámbito nacional, pero con representación en Cataluña. En esa línea se mostraron los representantes políticos catalanes en el primer debate televisado, aflorando que ya no son mundos paralelos. Son mundos que se alejan, cada vez más remotos e incomprensibles. Se alejan como si tomaran impulso para enfrentarse en un futuro y aplazado choque apocalíptico. No se soportan. Son incompatibles. No pueden verse ni escucharse. No hay consideración ni respeto, sino un juego diabólico en el que cada parte busca una ofensa en la falta de simpatía de la otra. Cada uno crece en la incomprensión del adversario detestado. Siempre antidemocrático, fascista, golpista y violento a ojos del otro. Sin términos medios que valgan. Al final, los justos a un lado y los condenados en el otro y viceversa, en un doble juicio final demencial sin limbos para tibios y equidistantes. Frases de LLUÍS BASSETS ayer en un artículo de El País.


No es un proceso para separarse de España sino para separar a los catalanes, unos de otros. Pero que nadie se engañe. Si no se revierte la dinámica negativa y esta se enquista en Cataluña, terminará proyectándose al conjunto de España; donde vuelven a sonar voces contra la doble vara de medir del Gobierno de la Generalitat que olvida la demanda que interpuso para recobrar documentos de la G.C. que estaban depositados en Salamanca con el buen criterio de reunir en un solo archivo toda la documentación de la guerra para facilitar su estudio por historiadores y demás eruditos. Esta unidad de archivo se rompió tras la sentencia del Tribunal Constitucional (para esto si es válido) que obligó a entregar a Cataluña su parte de documentos; entre los que se colaron más de 100.000 que ahora intenta recuperar la Asociación Salvar el Archivo de Salamanca.

Otras pugnas de las que se vuelve a hablar son la ubicación de la Dama de Elche o el Guernica de Picasso. Llevando las luchas ideológicas y autonómicas, por las intromisiones de competencias, al campo de la posesión del patrimonio histórico/artístico.


Tema de las competencias que ayer noche escuché de pasada al portavoz de la CUP que ofrecía como ventajas de la futura república de Cataluña, la aprobación de leyes sobre pobreza energética y habitacional que han sido anuladas por el T.C. y me recordó, salvando las distancias, la disputa sobre los rabasaires con la Ley de Contratos de Cultivos que en el verano del 34 enfrentaron a la Generalitat de Companys con el Tribunal de Garantías Constitucionales. Enfrentando a los trabajadores con los grandes terratenientes y ahora a las personas en situación de pobreza energética con las Grandes Compañías Distribuidoras. Entonces olvidaban las pérdidas ocasionadas por la filoxera y ahora que los verdaderos propietarios de las Cias son millones de accionistas y fondos de pensiones que dependen de la rentabilidad y del cobro de sus dividendos. Enfrentar a unos contra los otros. ¡¡Que bien nos conocía Goya!!

En el caso de Sijena, vuelve a repetirse aquello que decía Karl Marx: lo que empezó como tragedia termina como farsa. De la destrucción de la G. C. a la farsa del amor al arte del medioevo a cargo de cuperos; olvidando como en plena campaña de las autonómicas, todos silban mirando al techo y dicen eso tan valiente de "yo no he sido".














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