PEDRO SANCHEZ, EL CID CABREADOR

Acaba de aprobarse por el Consejo de Ministros, el Decreto Ley que permitirá la exhumación de los restos de Francisco Franco; dando inicio así a la tramitación que permitirá su ejecución en un plazo inferior a 12 meses y más probable antes del nuevo año. Con este objetivo Pedro Sánchez me recuerda al Cid Campeador pero en versión chusca, más propia del Cid Cabreador, pues lejos de pasar a la historia como el héroe que tras 43 años de la muerte de Franco, le otorga a éste la victoria póstuma de su resurrección política, con sus huesos convertidos en fetiche y toda España mirando a su tumba. En los dos últimos meses se han multiplicado las visitas al Valle de los Caídos, enhorabuena. Naturalmente el aspirante a Cid Campeador, vende su arriesgara epopeya (GRAN LANZADA A MORO MUERTO) como una medida profiláctica que sus cobardes predecesores del PSOE no tuvieron el valor de hacerlo durante sus más de 21 años de gobierno; bastantes con mayoría absoluta. Todo esto obviando que Franco murió de viejo en su cama, tras 36 años de gobierno, dejando una España con una gran clase media y ocupando el décimo puesto en la economía mundial.

Pero todo su valor profiláctico desaparece cuando, por una parte, se maneja como un espectáculo circense dentro de un estudiado plan de 'marketing'; y por otra, pretende instrumentalizarse para situarse favorablemente en el espacio político y estigmatizar a los adversarios con etiquetas infamantes. Si además se usa como coartada encubridora de la propia incapacidad, lo higiénico pasa a ser infeccioso. Había muchas formas prudentes de conducir esta gestión. Pero el Gobierno de Sánchez ha elegido conscientemente la más polarizadora y divisiva. Con esa obsesión de la actual dirigencia socialista por hacer que sus rivales “se retraten”, ha buscado hacerlo provocando un 'show' mediático y parlamentario. Y como cebo, un recurso normativo, el decreto-ley, manifiestamente inadecuado para la ocasión. La  trampa queda así tendida: consentir es dar por bueno un abuso constitucional (que hoy sirve para esto pero mañana se usará para cosas mucho más serias), y oponerse te hace sospechoso de franquista. La manipulación es tan obvia que resulta obscena.

Lo cómico es pretender rodear de epopeya a lo que realmente es otra actuación picaresca, tan típica de nuestro actual Presidente, en línea con su ignominiosos y felón acceso al poder. Así el villano, pretende cambiar sus ropas de aventurero por el ropaje de un héroe legendario y claro termina pasando de ser El Campeador a ser El Cabreador. El Cabreador es un apelativo evidente con solo echar un vistazo a las redes sociales, y artículos de opinión; dada la cantidad de gente que tiene cabreada y que no para de crecer. La penúltima iniciativa es quitarle al PP su mayoría en el Senado, otorgada por los españoles en votación directa, por quien fue rechazado dos veces en las urnas por los votantes y la segunda vez, de forma más clara. Así es imposible crear un héroe.

El Cid Cabreador, gestiona el poder, como una herramienta personal ajena a cualquier otro objetivo que no sea el suyo propio, sienta además un peligroso precedente que en el futuro podrá explorar ya cualquier presidente: si no valen ya los votos de los ciudadanos, si se puede pactar con cualquiera y si además se puede gobernar por decreto, ¿para qué sirven las elecciones?

http://elcriticonhistorico.blogspot.com/2018/07/el-narcisismo-de-sanchez.html

El legado de Sánchez, en términos democráticos, va a ser doloroso y poco acorde con la regeneración que predicaba para camuflar su inaceptable tendencia caciquil y su clamorosa indiferencia hacia los propios españoles. El problema es que Pedro Sánchez ha dado muestras recurrentes de que está dispuesto a cualquier triquiñuela, o algo más, con tal de mantenerse en el poder: 

Pedro Sánchez: “Nadie ha hecho tanto daño a las instituciones catalanas como el independentismo”

https://www.youtube.com/watch?v=9JiEon4Hy24