Es curiosa la obsesión, provocada o no, de los independentistas por hacer coincidir sus eventos en fechas marcadas por acontecimientos contrarios a sus intereses. Por no hacerlo demasiado prolijo, resumiré los últimos y más notables: el pasado 9 del presente mes, el Presidente Carles Puigdemont recibía e invitaba a cenar a dos congresistas americanos para exponerles sus ideas de secesión y elegía el aniversario de la rendición del general Lee en Appomattox (9 de abril de 1865), en la que se pone final a la guerra de Secesión americana, tras más de 600.000 muertos. Si bien es cierto que su antecesor Artur Mas eligió, elección mejorada pues se cumplían justo 150 años, esa misma fecha para su excursión americana en busca de apoyos para la causa. Ese mismo año, 2015, el 9 de noviembre es el Parlamento Catalán quien da un Golpe de Estado y proclama la República de Cataluña; golpe de Estado cuya fecha es coincidente con el fracasado golpe de Hitler en Munich en 1923. Naturalmente antes habían hecho coincidir los 25 años de la caída del muro de Berlín con el comienzo de su muro, para separar a los catalanes entre sí y del resto de españoles, el 9 de noviembre de 2014, en que colocaron las urnas de cartón para escenificar el desafío separatista. O son unos ignorantes o tienen una pérfida puntería.
IMPUDICIA: Falta de recato y pudor.
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Las visitas a EEUU del actual Presidente y de su antecesor, se han producido con dos años de diferencia, pero con algo más de puntería en el caso de Artur Mas, el 9 de abril de 2015, al coincidir con el 150 aniversario del final de la guerra de secesión americana.
Rendición de Robert E. Lee el 9 de abril de 1865 |
En ambos casos con igual éxito de público y críticas. El entonces President, Artur Mas, visitó Nueva York con el declarado objetivo de vender a líderes de opinión y empresarios su proyecto separatista para Cataluña, el eco en la prensa fué escaso y las críticas, abundantes. La revista económica Forbes fué tajante sobre sus aspiraciones y muy crítica con la falta de concreción sobre las consecuencias del proceso para los catalanes y los españoles.
En un duro artículo contra Artur Mas, el autor arranca sentenciando que una "ruptura" no interesa ni a la UE ni a Estados Unidos, "ni tampoco a Cataluña". Y señala, sobre su visita, que la noticia no debería servir más que "de relleno" en el país americano. Merece ser observada, añade, con "considerable escepticismo".
Artur Mas en Nueva York el 9 de abril de 2015 |
A continuación pasa a enumerar lo que supondría el "complicado divorcio" entre España y Cataluña: los catalanes tendrían que "asumir una buena parte de la deuda pública española", habría un "veto" para su acceso a la UE y la OTAN y se produciría "un éxodo de empresas internacionales y españolas" del territorio catalán.
En esta ocasión tanto la visita de Puigdemont a Carter como su reunión con los congresistas ha sido liquidada con la siguiente nota de prensa de la propia Embajada.
Naturalmente esta nota es celebrada como un éxito, pues según Puigdemont y demás adláteres, es la prueba evidente de que existen internacionalmente. Copian aquella frase de que "hablen de uno aunque sea mal".
Es una peculiaridad sorprendente la afición de los dirigentes e historiadores independentistas por utilizar como fetiches las derrotas que sufren en sus supuestos intentos separatistas. Llevamos años viendo como celebran la derrota en la Guerra de Sucesión, no de secesión, con la entrada de las tropas del rey Felipe V en Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Ensalzan al defensor, Conceller en Cap, Rafael Casanova que no solo no muere heroicamente sino que es herido y huye disfrazado; muriendo en su casa bastantes años, 29, después y tras recibir el perdón real (aceptación de la legalidad). Justo cuando se conmemoraron los 77 años de la entrada de las tropas franquistas en Cataluña, el nuevo President revivió la experiencia de derrota, con una frase atribuida al periodista, escritor e historiador Carles Rahola: “los invasores serán expulsados de Catalunya”.
Es una peculiaridad sorprendente la afición de los dirigentes e historiadores independentistas por utilizar como fetiches las derrotas que sufren en sus supuestos intentos separatistas. Llevamos años viendo como celebran la derrota en la Guerra de Sucesión, no de secesión, con la entrada de las tropas del rey Felipe V en Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Ensalzan al defensor, Conceller en Cap, Rafael Casanova que no solo no muere heroicamente sino que es herido y huye disfrazado; muriendo en su casa bastantes años, 29, después y tras recibir el perdón real (aceptación de la legalidad). Justo cuando se conmemoraron los 77 años de la entrada de las tropas franquistas en Cataluña, el nuevo President revivió la experiencia de derrota, con una frase atribuida al periodista, escritor e historiador Carles Rahola: “los invasores serán expulsados de Catalunya”.
El recién elegido President 130 de la Generalitat, Carles Puigdemont, utilizó la referida frase para la clausura de una reunión de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en 2013. En su discurso de investidura, la justificó por cumplirse en la referida clausura 69 años del fusilamiento en Gerona del referido Carles Rahola en marzo de 1939. Primer error inexplicable, que no sepa restar: 2013- 1939 = 74 años, no el erótico 69 (¿le falló el subconsciente?). En su viaje a EEUU, también debió fallarle su conocimiento de geografía cuando el muy "impresentable" comparó la democracia en España con Turquía; como si él no fuera español por el hecho de ser catalán. Cataluña forma parte de España.
El 15 de enero del 39 cae Tarragona, apenas defendida ante las tropas de Yagüe, el 26 le toca el turno a Barcelona que tampoco decide hacer valer el lema madrileño del No Pasaran. El 1 de febrero se celebra en Figueras la última reunión de las Cortes en territorio español y tras la caída de Gerona el 5 de febrero, que no pudieron evitar los 4000 brigadistas que aún luchaban en las filas republicanas; los ministros, Companys, Aguirre, Azaña y Negrín pasan la frontera. Negrín vuelve a la zona republicana pero no lo hace el Presidente de la República, Azaña, que además hace tiempo no se habla con el jefe de Gobierno, Negrín.
El 15 de enero del 39 cae Tarragona, apenas defendida ante las tropas de Yagüe, el 26 le toca el turno a Barcelona que tampoco decide hacer valer el lema madrileño del No Pasaran. El 1 de febrero se celebra en Figueras la última reunión de las Cortes en territorio español y tras la caída de Gerona el 5 de febrero, que no pudieron evitar los 4000 brigadistas que aún luchaban en las filas republicanas; los ministros, Companys, Aguirre, Azaña y Negrín pasan la frontera. Negrín vuelve a la zona republicana pero no lo hace el Presidente de la República, Azaña, que además hace tiempo no se habla con el jefe de Gobierno, Negrín.
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