La IIª G.M. comienza oficialmente el 1º de septiembre de 1939 cuando Alemania invade territorio polaco para recuperar la conexión con Prusia Oriental, Silesia y otras zonas perdidas, a favor de la naciente Polonia, en el Tratado de Versalles de 1919. Esta fue la " casus belli" esgrimida por los aliados, franceses e ingleses, para declarar la guerra a Alemania, como garantes de la independencia polaca. Esto no se invocó cuando quince días después son los rusos quienes invaden territorio polaco, alegando el interés de los oriundos rusos en territorios fronterizos entre Rusia y Polonia.
Al final de la Iª G.M. había resurgido la nación polaca a costa de territorios rusos y alemanes, que anteriormente habían engrosado sus respectivos imperios con motivo del último reparto de la nación polaca, en 1795; fecha desde la que Polonia no había existido como nación independiente ,salvo en el período 1808-1815 en que Napoleón premio su ayuda concediéndoles el Gran Ducado de Varsovia. En una breve guerra ruso-polaca, estos habían consolidado su independencia en 1920.
Las democracias occidentales, teóricas defensoras de la integridad polaca, miraron para otro lado ante la violación territorial rusa y siguieron mirando para otro lado cuando el 29/30 de noviembre los rusos invaden Finlandia. Interesaba frenar a Alemania pero a Rusia ni tocarla.
Mientras se produce la invasión de Polonia, la única expresión del apoyo aliados, la lleva acabo el ejército francés que amaga en el frente occidental y después de unas escaramuzas fronterizas vuelven a sus posiciones iniciales. Inglaterra traslada a territorio francés al cuerpo expedicionario británico y durante nueve meses la tranquilidad es la nota dominante. Durante ese tiempo el ejército franco-inglés se adormece y el alemán aumenta sus fuerzas acorazadas, es decir se prepara para poner en práctica lo aprendido y mejorarlo.
Solo en abril de 1940, ocho meses después de la invasión de Polonia, se envían tropas-anglo-francesas a Noruega para apoyar a este país frente a la agresión alemana que con la invasión de Noruega y Dinamarca busca subsanar un error cometido en la Iª G.M., como fue mantener encajonada su flota y por tanto controlada. Ahora persigue, con la nueva costa y fiordos, disponer de bases para facilitar la salida al Atlántico de sus barcos de superficie y sobre todo de sus submarinos. En abril y mayo las tropas inglesas y franceses (entre ellos la media Brigada de la legión Extranjera en que se encuentran encuadrados soldados republicanos españoles, que posteriormente volverán a enfrentarse a los alemanes de Rommel en el Norte de Libia en Bir Hakeim), intentan controlar los fiordos y cortar el suministro, a Alemania, de mineral de hierro sueco a través de Narvik (aquí los ingleses hundieron a los diez destructores que habían trasladado a las tropas de asalto alemanas), pero el 10 de mayo hay acontecimientos en Francia que les obligan a reembarcarse y volver; la guerra no se juega en Noruega. Comienza el enfrentamiento entre las dos formas de entender la guerra
El 10 de mayo (hace 75 años), con su retaguardia a cubierto con el Tratado Ribbentropp-Molotov de agosto de 1939, Hitler pone en marcha a sus ejércitos para invadir Francia y aquí empiezan a aplicarse de forma distinta las lecciones de la Iª G.M. y de la reciente guerra española. Aterrados por las bajas en las ofensivas exterminadoras de Verdún, El Somme, Paschendale, etc., los franceses han fortificado su frontera creando la famosa Línea Maginot que iba desde la frontera Suiza hasta Luxemburgo y mas débilmente por la frontera con los Paises Bajos. Piensan en la defensa a ultranza y en desangrar a cualquier ejército que proveniente de Alemania intente invadirles.
Alemania, cubre su frontera con Francia mediante la Línea Sigfrido, mucho mas ligera y a partir de la llegada de Hitler al poder en abril de 1933, apuesta por la mecanización de su ejército. Crea divisiones acorazadas que puedan actuar de forma independiente con infantería motorizada, cañones autopropulsados y carros de combate. Agrupa estas divisiones en Cuerpos Acorazados y encarga su dirección a militares convencidos de la idoneidad del sistema como Guderian, Kleist y Rommel.
Se enfrenta un caballero poderosamente armado (el ejercito francés con un numero equivalente de tanques pero repartidos como apoyo a su infantería) con un jinete ligero de armadura pero que lleva una lanza con una punta de acero especial (las fuerzas acorazadas empleadas como ariete). Si logra impactar sin romper su lanza, vencerá, pero si equivoca el golpe entonces el poderoso guerrero le aplastará.
Numéricamente el ejército anglo-francés, mas el holandés y el belga, supera ligeramente al alemán en soldados, casi le duplica en artillería, sus tanques son similares y con algunos de superior blindaje como los Samua 35, Char B y los Matilda ; solo es inferior en aviación donde carece de modelos de apoyo directo como los Stuka. La Línea Maginot no tiene comparación; pero los alemanes tienen comunicados por radio sus tanques, en los aliados son solo algunos, también hay diferencia en las tropas aerotransportadas en planeadores y paracaidistas y sobre todo en la concepción de su empleo. Uno espera agazapado y el otro lo fía a su movilidad, coordinación entre armas y potencia concentrada.
Los alemanes, deciden aplicar el plan Schlieffen mejorado (Plan Manstein), amagarán con el original de la guadaña por el norte, pero su golpe principal será al corazón del dispositivo aliado por el sur-oeste. Usaran el ataque por Bélgica como la muleta de un torero y según los franco-británicos entren al trapo mas descubrirán su flanco.
El Grupo de ejercito B (Von Bock) es la muleta, pero para cruzar Bélgica rápidamente no quiere perder tiempo en los fuertes de la zona de Lieja y los puentes del Canal Alberto y preparan y ejecutan una operación aerotransportada para tomar el fuerte Eben Emael, considerado inexpugnable, que tiene una dotación de 600 hombre por turno. Emplean planeadores y con solo una compañía al mando de un teniente que no llega con la primera oleada por un problema mecánico, neutralizan el fuerte en tres horas; 85 hombres lo han conseguido. El joven deportista, David, vence al gigante Goliat con un arma nueva y una táctica novedosa. El 10 de mayo el camino está despejado.
Los aliados, de acuerdo con su plan, avanzan hacia el rio Dyle para frenar a Bock y entran al engaño. Mientras en Sedán el 10 por la noche, las fuerzas acorazadas de Von Kleist con Guderian y Rommel, formando parte del Grupo de ejercito A (von Rundstedt) rompe el frente y dos días después cruza el Mosa en la zona donde acaba la Maginot. Los franceses creían que ningún ejército mecanizado podría cruzar por esa zona y la tenían débilmente defendida. Mientras el Grupo de ejércitos C (Von Leeb) situados frente a la Línea Maginot, fijan a las tropas francesas allí situadas.
A partir de ese momento comienza la carrera para llegar al mar y los aliados ven como se les escapa la victoria. Solo preparan dos/tres contraataques para cortar el chorro, del grupo mecanizado de Von Kleist, que avanza incontenible. Son ataques mal coordinados pero que hacen dudad a Hitler y temer por la pérdida de sus preciadas fuerzas acorazadas. Estas avanzan coordinadas con la infantería y el apoyo directo de los Stuka que les ablandan los núcleos de resistencia y sustituyen a la artillería.
El día 20 de mayo tropas alemanas llegan al Canal de La Mancha y han creado un pasillo de 90 km que separa el ejercito aliado del Norte, el más fuerte, del situado al sur (principalmente guarniciones de fortaleza y los restos de los ejércitos rotos por el avance alemán). La guerra esta perdida para los franceses, ya solo es cuestión de tiempo la firma del armisticio.
Cuando todo hace prever que las fuerzas mecanizadas giraran hacia el norte para terminar de embolsar a los ejércitos del norte, Hitler se deja influencias por el Mariscal del aire, Herman Goering, que se compromete a acabar con ellos solo con la aviación y así preservar las divisiones panzer para terminar con las fuerzas francesas del sur. Con esta decisión se pierden unos días valiosos y cuando al fin convencen a Hitler de que las divisiones panzer ataquen hacia Dunkerque, los aliados ya han endurecido la defensa y comenzado la evacuación de sus tropas (operación Dynamo).
En una semana bien aprovechada, entre el 27 de mayo y el 2 de junio, los aliados evacuan más de 360.000 soldados ingleses de los 410.000 que formaban el cuerpo expedicionario y unos 90.000 soldados franceses y transforman una derrota en una victoria, si bien todo el material pesado se ha perdido y abandonado en las playas. Churchill dijo que las guerras no se ganan solo con retiradas victoriosas.
Terminada la limpieza de la bolsa, las tropas alemanas giran hacia el sur y arrollan a los restos del ejercito francés (considerado dos semanas antes como el más poderosos del mundo), los franceses intentar reorganizarse y sacan dos ejércitos de la Línea Maginot, pero ya es tarde y además Von Leeb asalta la línea con resultados positivos.
El 10/11 de junio y a la vista de la abrumadora victoria Alemana, Mussolini se sube al carro del vencedor y declara la guerra a Francia e Inglaterra. Mal negocio para Alemania que pierde un aliado neutral para abastecerse y se echa encima a un socio que solo le genera problemas.
El 14 de junio los alemanes entran en Paris.
El 22 de junio los franceses firman su rendición en el mismo vagón en que humillaron a los alemanes en noviembre de 1918, Versalles ha sido vengado. La orgullosa Francia había sido totalmente derrotada en mes y medio y Alemania tenía ganada la guerra con la sola oposición de la insular Gran Bretaña.
En abril de 1933, cuando Hitler alcanza el poder, el ejército alemán, de acuerdo con el Tratado de Versalles, solo puede disponer de 100.000 soldados, sin tanques ni artillería pesada ni aviación de combate y seis años después derrota a Polonia (vencedora de la URSS en 1920) en mes y medio y un año después se deshace de la coalición de los ejércitos francés, inglés, belga, noruego y holandés en otro mes y medio. En ese momento Alemania tiene sus tropas al pie de los Pirineos y controla todo centro Europa y los puertos de la costa atlántica francesa, noruega y holandesa. Sus submarinos pueden atacar al comercio marítimo inglés desde las bases situadas en estos países ocupados.
Hitler no quiere una Francia humillada y cede la zona libre de Vichy, gobernada por Pétain, que mantiene su autoridad sobre el importante imperio francés de ultramar. Pretende aparecer como magnánimo en la victoria y en esa línea el 6 de agosto, intenta una aproximación a G.B. para acordar una paz, pero su oferta es rechazada.
En julio los ingleses han demostrado su afán de resistir atacando a las escuadras francesas en el norte de África y Alejandría, para evitar que Alemania se apoderase de ellas; a pesar de que en el acuerdo franco-alemán esa circunstancia estaba excluida. Esto crea una evidente animadversión entre los antes aliados.
Aquí termina esta parte de la IIª G.M., con el triunfo apoteósico de la nueva forma de hacer la guerra: La Guerra Relámpago: Blitzkrieg.
La Blitzkrieg aun escribiría sus mas brillantes páginas en el verano de 1941, cuando se comienza la operación Barbarroja: la invasión de Rusia el 22 de junio. Pero aquí comenzó el principio del fin que llevó a Alemania a su rendición total el 8 de mayo de 1945. Cinco años de guerra y más de 40 millones de muertos.
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