Este artículo es una prolongación del escrito el pasado día 12. Vuelvo a la ley que el Gobierno ultima sobre la Desmemoria Histórica y que quiere convertir en un texto jurídicamente irrevocable y contra el que difícilmente quepa recurso, no estarán seguros de su imparcialidad. Está patrocinada por la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, y va dirigido a recompensar “actividades dirigidas a la investigación, localización, exhumación e identificación de personas desaparecidas en fosas de la Guerra civil y la Dictadura, así como las destinadas a la dignificación de las mismas y, en su caso, de las sepulturas de las personas que murieron en el exilio”. En el artículo anterior ya comentamos la imposibilidad de identificar y exhumar restos de los más de 12.000 soldados republicanos, que estan en un osario muy deteriorado del Valle de los Caídos y que se trasladaron de Belchite y el Ebro sin identificar. Aquí el enlace a esa 1ª parte con el Oro de Moscú y el VITA
Dignificar el Valle de los Caídos más bien suena a reescribir la historia con una Desmemoria mal intencionada y que creo que no interesa a casi nadie. Sin despreciar a los familiares bien intencionados, los fondos que se malgastarán podrían ayudar a vivos en situación precaria tras la pandemia; evidentemente los familiares tienen derecho a recoger los restos de sus familiares y dignificarlos como ya se hizo con los caídos en el otro bando; pero el trabajo será ímprobo y difícil de llevar a término. De hecho la mayoría de tumbas descubiertas últimamente pertenecen a soldados nacionales.
Soldados franquistas, 17, muertos enterrados en el cementerio de Figuerola dÓrcau seguramente provenientes del hospital de campaña de la localidad |
Dignificar a víctimas del fascismo es una actividad que ya se ha llevado a cabo, al menos parcialmente, por los gobiernos de la Transición y valga el caso de mi padre como ejemplo. Combatió en el ejército popular como teniente y sufrió juicio sumarísimo y 7 meses de prisión (al beneficiarse del indulto del 1º de octubre del 39); para terminar cobrando una pensión a partir de 1980, como militar.
● Real Decreto-Ley 6/1978, de 6 de marzo , por el que se regula la situación de los militares que tomaron parte en la guerra civil. En el preámbulo de este precepto se señalaba que el gobierno español (primer gobierno de UCD con Adolfo Suárez), en su deseo de continuar la política de superar las consecuencias que se derivaron de la pasada contienda. Para ello, esta norma otorgaba pensiones de jubilación a aquellos Oficiales, Suboficiales, carabineros y otros militares que, con anterioridad a la sublevación militar, acreditaran haber sido miembros de las Fuerzas Armadas o Fuerzas de Orden Público y que tomaron parte de la Guerra Civil o hubiesen ascendido con nombramiento en el BOE. En caso de fallecimiento, el artículo 6 del Real Decreto-Ley determinaba que a las viudas y huérfanos del personal comprendido en el artículo 1 se les concedería derecho a pensión con arreglo al sueldo regulador que hubiera correspondido a los causantes del derecho en el momento de su fallecimiento.
● Real Decreto-Ley 35/1978, de 16 de noviembre, por el que se conceden pensiones a los familiares de los españoles fallecidos como consecuencia de la guerra civil.
● Real Decreto-Ley 43/1978, de 21 de diciembre, por el que se reconocen beneficios económicos a los que sufrieron lesiones y mutilaciones en la Guerra Civil
Todos los grupos políticos se pusieron, en noviembre de 1999, de acuerdo en el Congreso para respaldar una enmienda del PSOE a los Presupuestos Generales para equiparar las pensiones de los militares no profesionales y carabineros que combatieron en la guerra civil en el bando de la República con el resto de jubilados de las Fuerzas Armadas, a partir del 1 de enero de 2.000. Estos militares o sus viudas cobraban ahora y desde los gobiernos de la UCD el 70% de la proyección sobre la paga que tenían estipulada al final de la guerra.
En los debates que culminaron con la Ley de Amnistía en 1977, el más emotivo y generoso parlamento correspondió al líder sindical Marcelino Camacho, que había combatido en la Guerra Civil y fue sometido a trabajos forzados por el franquismo. «Nosotros, precisamente, los comunistas, que tantas heridas tenemos, que tanto hemos sufrido, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores», concluyó.
Volviendo a la guerra, recordar que los primeros que se levantaron en armas contra la República, en octubre del 34, fueron los nacionalistas catalanes con Companys a la cabeza y los sindicalistas asturianos; empujados por la huelga general preconizada por Largo Caballero contra la entrada de tres ministros de la CEDA (la fuerza más votada en las elecciones de diciembre del 33) en el gobierno de los republicanos radicales de Lerroux. Ahora se intenta indultar a los golpistas catalanes, como ya hizo el Frente Popular en marzo del 36. Hecha esta salvedad y centrándonos en el levantamiento de julio del 36, recalcar que en Andalucía se levantó y controló Andalucia, el republicano y masón Queipo de Llano; en Asturias el coronel Aranda, republicano y masón; en Zaragoza el Jefe de la Junta de Defensa, general Cabanellas, republicano y masón; Mola, el organizador, era un general monárquico que levantó Navarra con el apoyo carlista; el general Kindelán monárquico,... y el propio Franco que dudó hasta el asesinato de Calvo Sotelo, sin perfil político pero monárquico pues Alfonso XIII había sido su padrino de boda. Intentona conocida por el gobierno y que no fue abortada, tal vez, en un intento de dejarla fracasar y descabezarla.
generales: Cabanellas, Franco y Queipo de Llano |
De los exiliados a los que Carmen Calvo quiere dedicarle una fecha conmemorativa y del recuerdo, indicar que los mayoritarios lo fueron por la frontera con Francia en la 1ª semana de 1939, tras la pérdida de Cataluña. Antes habían salido algunos vascos ante la caída de Bilbao en 1937 y otros pocos en barco desde la costa de Levante a finales del 39. La desvergüenza fue el abandono de cerca de 30.000 en la ratonera de Alicante; muchos de ellos en mala situación, de acuerdo con la ley de Responsabilidades políticas aprobada por Franco unos meses antes. Pues bien, por la frontera francesa salieron unas 400.000 personas, la mitad de las cuales correspondían a los soldados del Ejército del Este.
De ese total más de la mitad volvió antes de finalizar el año, pues el asilo francés fue muy penoso y muchos de los soldados carecían de antecedentes políticos o de sangre. Del resto la mayor parte marchó hacia paises hispanoamericanos, con preferencia a Argentina y Méjico, de donde algunos volvieron como el general Vicente Rojo (alma mater del Ejército Popular) en febrero de 1957. En Francia permanecieron unos 50.000 que fueron alcanzados por la IIª G.M. En los primeros 30 años del S.XX, emigraron más de tres millones de españoles y nuevamente muchos miles, se habla de dos millones, en los años 50/70 hacia Francia, Suiza y Alemania; huyendo del hambre y del paro, casi tan dañinos como las balas. ¿a estos el olvido?
Terminada la guerra, en prisión había 280.000 presos; mayoritariamente de los ejército de Andalucía, Extremadura, Centro y Levante; que se redujeron el 10 de abril del 43 a 114.958 y en junio de 1945 a 51.300; cifra inferior a la actual que ronda los 65.000. El 1º de octubre del 39 se produjo el primer indulto para los que tenían prisión menor, es decir menos de 6 años y un día. En 1940 hubo varios indultos que beneficiaron a los de prisión mayor, doce años. En 1945 se produjo un indulto total con el que se daba por terminado el problema penitenciario de la posguerra; las cifras concuerdan con las sentencias de los 90 jefes y oficiales del Ejercito del Centro, estudiados por el catedrático Ángel Bahamonde, pag 242 a 257, a.i.; de los cuales fueron fusilados 21; 1 murió con el maquis y 5 huyeron al exilio. Naturalmente el maquis reabrió nuevas heridas pero su número era muy pequeño con las cifras anteriores.
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