Nuevamente la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, vuelve a lanzar la cortina de humo de los muertos en las cunetas; tema manido que repesca cuando hay asuntos que tapar; ahora el fracaso de la actuación gubernamental ante el Covid-19. En esta ocasión ha aprovechado el homenaje, rendido en Francia, al último español superviviente del campo de concentración de Mauthausen, Juan Romero, y ha anunciado que España "saldará su deuda pendiente con el exilio" con una futura ley que se presentará en el Congreso en pocos días. El texto permitiría la creación de fondos para reabrir fosas, un banco de ADN para las víctimas del franquismo y la "resignificación del Valle de los Caídos". En julio de 2018, una de las primeras medidas del gobierno, tras la moción de censura, era exhumar las fosas en que descansan las víctimas del franquismo; para lo que comenzó constituyendo la Dirección General para la Memoria Histórica. La siguiente ocurrencia, tan vacía como la anterior, fue del 26 de diciembre del mismo año; en esta ocasión es Sánchez que propone instaurar el día de las víctimas del franquismo. Han pasado 2 años y poco se ha avanzado, últimamente se pretende recoger un fondo en los Presupuestos y que cada particular busque por su cuenta. Otra lavada de manos y más luz de gas.
Podía empezar pidiendo perdón a los combatientes republicanos que despues de 32 meses de guerra veían que sus ilusiones se enfrentaban a la cruel realidad de que la guerra estaba perdida y que el levantamiento del coronel Segismundo Casado, el 6 de marzo del 39, en Madrid acababa de darle la puntilla; sumado a que un mes antes, el ejército republicano del Este se acababa de internar en Francia junto con Companys, el lendakari Aguirre, Juan Negrín... Los dirigentes socialistas y comunistas, conscientes de que la guerra estaba perdida se olvidan de organizar una retirada y salida de aquellos militantes con riesgo de su vida; conociendo que Franco había aprobado la Ley de Responsabilidades Políticas, promulgada el 9 de febrero de 1939 y publicada en el Boletín Oficial del Estado el día 13 de ese mismo mes, que reflejaba el peligro en caso de caer prisioneros. Mientras unos iban a la ratonera de Alicante, los dirigentes se preparaban un exilio dorado y recogían en el VITA parte del oro del Banco de España, joyas diversas, dinero en monedas de altísimo valor, acciones de empresas nacionales y extranjeras..., un tesoro nunca valorado ni justificado su uso.
El VITA zarpa de Francia, camino de Méjico, el 28 de febrero; el mismo día que el Presidente del Gobierno, Juan Negrín, traslada su sede a la Posición Yuste, en Elda cerca de Alicante y de un aeródromo militar. Posición que facilitaba la huida, como así fue a partir del levantamiento de Casado. El 15 de marzo ya habían salido por avión Hidalgo de Cisneros, Negrín, Lister, La Pasionaria, Santiago Carrillo...Mientras los Negrín, Carrillo Pasionaria y demás salvaban su pellejo, olvidaron dar ordenes a la flota de acudir a Alicante a recoger a los que huían y por tanto los tres cruceros y ocho destructores que la componían, marcharon a Bizerta, zona francesa, para ser entregados a Franco. Estos 11 barcos podrían haber embarcado más de 30.000 personas, evitando que quedaran en manos de las tropas vencedoras. Como bien decía Jorge Semprún, si Pasionaria, José Diaz y Santiago Carrillo hubiesen estado en Alicante, los barcos de la Compañía de Navegación del PCF, pero constituida con parte del oro del Banco de España, habrían acudido al rescate.
El 27 de marzo de 1939, la misma fecha en la que el Vita arribaba a Méjico y del cual Indalecio Prieto se hizo cargo sin inventario ni posterior justificación de su empleo, llegó a Valencia una delegación de Evacuación y Ayuda Española perteneciente al Cómite Internationale de Coordination et d’Information pour l’Aide Espagnole Republicaine. En su informe afirmaron que de haber recibido el sostén necesario podrían haber auxiliado a más de cuarenta mil personas, entre Alicante y Valencia, pero durante esas jornadas la cifra de embarcados no superó las seiscientas cincuenta, que añadir a las 2638 del Stanbrook, que su capitán embarcó el día anterior contra las instrucciones de su empresa. Así se agruparon ingentes cantidades de republicanos en los puertos de la zona, atraídos por un efecto llamada como último cartucho para evitar la represión. Algunos decidieron suicidarse y al resto de los prisioneros se les obligó a desfilar delante de los cadáveres. Alguien dijo "pronto envidiaremos a los muertos".
En conclusión, si hubiesen querido, los que se salvaron tenían los medios que podrían haber salvado a mucho de los que fueron fusilados en el períodos 1939/1944. Eso es así aunque se olvide interesadamente: que los antecesores de los que ahora vuelven a sacar réditos con la Desmemoria Histórica, pudieron salvar miles de vidas de sus correligionarios y evitarse buscarlos ahora en esas cunetas. Cunetas que también sacan a pasear con regularidad, Pablo Iglesias, Irene Montero y Tania Sanchez comparándolas con los desaparecidos en Camboya. Fusilaron y pasearon unos y otros pero solo unos, abandonaron a los suyos, pudiendo haberles ayudado.
Aquí el enlace a un artículo que ya publiqué sobre el tema y que aporta datos:
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