viernes, 2 de agosto de 2024

YA ESTÁ BIEN CON EL ESPAÑA NOS ROBA.

Estamos, una vez más, con la monserga del España nos roba, lo cual no es esactamente así pues si nos remontamos a mediados del S.XIX podemos comprobar como la industria textil catalana disfrutaba de unos aranceles que imposibilitaban que cualquier español pudiese comprar tejidos ingleses o franceses a menor precio y de similar calidad. En 2016 el catedrático Gabriel Tortella con varios colaboradores publicó un libro titulado "Cataluña en España, historia y mito". Como bien dice en su contraportada, el estudio de la relación entre Cataluña y el resto de España justifica esa obra; muy interesante y recomendable.



Con gran rigor histórico y y abundante documentación, recorre la relación desde la Edad Media y termina con dos cuadros que aquí adjunto en los que valora el sobrecoste pagado por los españoles por ese monopolio textil en el peródo 1850 a 1890 . Previamente, el 13 de noviembre de 1842, estalló en Barcelona una insurrección "antiesparterista" a la que se sumó la milicia y en pocas horas la ciudad se llenó de barricadas. El detonante de la misma fue la noticia de que el Gobierno se disponía a firmar un acuerdo comercial librecambista con Gran Bretaña que rebajaría los aranceles a los productos textiles ingleses lo que supondría la ruina para la naciente industria algodonera catalana. La aventura terminó con la orden del general Espartero, regente, de acabar con la insurrecció mediante el bombardeo de Barcelona; con destrucción, muertos y heridos.

















Aplicando dos tipos de valoraciones se obtienen dos resultados parejos para el perjuicio de los aranceles a los españolitos, 1.657.500.174 pts o 1.922.044.069. Estas cifras o su media, 1.789.772.122 sería superior considerando la primera mitad del siglo porque mayor sería la divergencia de precios por haber caido mucho los ingleses y haber vivido extensos periodos prohibicionistas. Beneficios para Cataluña que pagaban los demás.



Para mayor abundamiento y siguiendo parcialmente un artículo de Luis Ventoso de 2014, contamos otros beneficios a favor de Cataluña, narradas por ejemplo por Stendhal, el maestro de la novela realista, en su "diario de un turista de 1839", basadas en sus impresiones tras un viaje de Perpiñán a Barcelona: «Los catalanes quieren leyes justas –anota–, a excepción de la ley de aduana, que debe ser hecha a su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos la vara, por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de Granada, de Málaga o de La Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses, que son excelentes, y que cuestan un franco la vara». Stendhal, que amén de escritor era también un ducho conocedor de la administración napoleónica, para la que había trabajado, capta al instante la anomalía: el arancel proteccionista, implantado por los gobiernos de España en atención a la perpetua queja –y excelente diplomacia– catalana, que ha convertido al resto de España en un mercado cautivo del textil catalán, cuando es notorio que es más caro y peor que el inglés. Un premio colosal, pues no había entonces industria más importante que la del algodón, que será pronto matriz de otras, como la química. Esa descompensación primigenia, el arancel, reescribe toda la historia económica de España. A partir de esa discriminación positiva inicial, que le permite arrancar con ventaja frente a las otras comunidades, pues España era un páramo industrial, Cataluña va acumulando más y más espaldarazos por parte del Estado. Aunque también hay que ensalzar el ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.

Por ejemplo, en 1787 Galicia tenía más población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a 802.000 catalanes. Los saludables datos demográficos del confín finisterrano eran además un síntoma de pujanza. Su éxito se basaba en una agricultura autosuficiente, que recibió un empujón formidable con la perfecta y temprana aclimatación del maíz a los valles atlánticos. Pero había más. Una primaria industria popular, cuyo mejor ejemplo era el lino. Y también, claro, los recursos de las salazones de pescado, donde tanto ayudaron empresarios catalanes; la minería, las exportaciones ganaderas, el comercio de sus puertos…¿Por qué se hunde Galicia en el siglo XIX? Porque decisiones políticas externas voltean su modo de vida tradicional. La apuesta por la industria del algodón mediterránea, que será protegida con reiterados aranceles por parte del Gobierno de España, arruina la mayor empresa de Galicia, la del lino. Los nuevos impuestos del Estado liberal, que sustituyen a los eclesiásticos, obligan al campesinado a pagar en líquido, en vez de en especie, y lo acogotan. Aislado del milagro del ferrocarril, el Noroeste languidece, lejano, ajeno a los nuevos focos fabriles, establecidos en Cataluña


Cataluña, siempre lo primero

La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. Galicia contará con su primer tren en 1885, ¡37 años después! La primera empresa de producción y distribución de fluido eléctrico a los consumidores se creó en Barcelona, en 1881, se llamaba, y es significativo, Sociedad Española de Electricidad. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886. La teoría del agravio a Cataluña no se sostiene. De hecho, el resto de España todavía aportará algo más: mano de obra masiva y barata para atender a la única industria que existía, la catalana (salvo el oasis de Vizcaya).

En el siglo XX llegaran más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que solo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales. Ese monopolio durará 36 años. Fue abolido en 1979 y solo entonces podrá crear Madrid su feria, la hoy triunfal Ifema. Catalanas son las primeras autopistas que se construyen en España (Galicia completó su conexión con la Meseta en el 2001 y la unión con Asturias se culminó en 2014). La fábrica de Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado (o acaso cree alguien que aquello se logró y se costeó solo por obra y gracia del Ayuntamiento de Barcelona y el gracejo de Maragall). En los años noventa se completará la entrega a empresas catalanas del sector estratégico de la energía, un opíparo negocio inscrito en un marco regulado; en detrimento de Valencia con mejor puerto y mejor situada frente al centro neurálgico de España. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de facto de la red de transporte de gas en España, a la gasera catalana, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña; como estamos viendo con el Cupo que pretende otrorgarle Sánchez para comprar la presidencia de Salvador Illa y apuntalarse él mismo en Moncloa. También es privilegiada en las inversiones de Fomento y se le permite aprobar un estatuto anticonstitucional que establece algo tan insólito como que la instancia inferior, Cataluña, fije obligaciones de gasto a la superior, España. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE en la primera década del siglo XXI, mientras que la línea a Galicia todavía no tiene fecha cierta y los próceres indepes presionan para que no se construya.

                           

Cuando llegan las libertades económicas y se evaporan los aranceles y los monopolios, España logra crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía nazca en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante un siglo largo disfrutó del monopolio del algodón y el textil. Lo mismo sucede con las ferias de muestras de Barcelona y Madrid. En realidad la libertad económica, unida al ensimismamiento nacionalista, sienta mal a Cataluña, acostumbrada a competir apoyada en la muleta del Estado intervencionista. Según la serie histórica de desarrollo regional de Julio Alcaide para BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña; Galicia se perdía en el puesto quince. En el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña caía al cuarto lugar; y el País Vasco, al sexto; por su parte Galicia recortaba varios puestos.

Las sorpresas del siglo XXI

El corolario de esta historia es que hoy Galicia coloca sus bonos y presenta unas cuentas saneadas, mientras que Cataluña vuelve a estar sostenida por el Estado, pues su deuda padece la calificación de bono basura y se ha quedado fuera de mercado. Galicia ha vadeado el sarampión nacionalista. Los gallegos saben que si un café vale 1,20 euros en Tui y 90 céntimos al otro lado del río, en Valença do Minho (Portugal) es porque formar parte de España reporta un mayor nivel de vida, y asumen que ese plus es lo que hace viable a Galicia.

Por el contrario Cataluña, desconcertada al verse obligada a competir en el mercado abierto, desangradas sus arcas por la entelequia identitaria, se deja embaucar por los cantos de sirena de la independencia, inculcada sin descanso por el aparato de poder nacionalista, con técnicas de propaganda de trazas goebbelianas. España es una buena idea. La libertad, también. Y a veces, como ahora, libertad y España son sinónimos.

El problema se producirá cuando la Cat. independiente se despierte al día siguiente y compruebe que el España nos roba no es la cifra que manejan interesadamente y realmente el desfase no supera los 2.400 millones que ahora aporta a la caja común. Valor obtenido considerando períodos plurianuales; como lo son las grandes inversiones en O.P. No podrán decir sus dirigentes que fue un error de cálculo pues son variados los analistas que se lo han rebatido, Josep Borrell e incluso el Consejero de economía, antecesor de Junqueras, y afamado economista Andreu Mas Colell en sus últimos datos sobre balanzas fiscales.

En 1892 las peticiones se recogen en las famosas bases de Manresa presentadas a un moribundo Alfonso XII; posteriormente recogidas en el Estatuto de Nuria de junio de 1931, repelado por Prieto y Largo en 1932, antesde su aprobación; nuevamente incluidas en el estatuto de Zapatero/Maragall, repelado por Alfonso Guerra y ahora en las negociaciones de Sánchez en Waterloo y Suiza. El documento se aprobó en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Manresa. Algunas de las bases:

Base 3.ª.- La lengua catalana será la única que podrá usarse con carácter oficial en Cataluña y en las relaciones de esta región con el poder central.
Base 4.ª.- Sólo los catalanes, tanto los de nacimiento como los que lo sean por naturalización, podrán desempeñar cargos públicos en Cataluña, incluidos los gubernativos y administrativos que dependan del poder central. También deberán ser desempeñados por catalanes los cargos militares que comporten jurisdicción
....... hasta 16 y en la 1ª van las escualidas atribuciones que se adjudican al poder
Base 6ª.- Cataluña será la única soberana de su gobierno interior, por tanto dictará libremente sus leyes orgánicas; cuidará de su legislación civil, penal, mercantil, administrativa y procesal; establecimiento y percepción de impuestos; acuñación de moneda y tendrá todas las demás atribuciones inherentes a la soberanía y que no correspondan al poder central según la Base 1.ª.
Base 16.ª.- La Constitución catalana y los derechos de los catalanes estarán bajo la salvaguardia del poder ejecutivo catalán y cualquier ciudadano podrá demandar ante los tribunales a los funcionarios que los infrinjan.

https://elcriticonhistorico.blogspot.com/2024/01/la-obsesion-supremacista-del-carlismo.html

https://elcriticonhistorico.blogspot.com/2023/12/lo-que-no-cuentan-los-independentistas.html





2 comentarios:

  1. Esa palabra, "pagar", la eliminaron la mayoría de los catalanes hace siglos. La han sustituido siempre por "cobrar" o por "gratis total".
    Los que tienen que pagar en un juicio+ cárcel, son los traidores, españoles y catalanes, incluidos Zapaduro, Pedruro y Puigduro. Los demás traidores, que son centenares, ya se encargará la vida misma de hacérselo pagar.

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  2. Los verdaderos traidores raramente pagan, para eso están sus cabezas de turco.

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