Hoy un amigo me recomendaba que dejase de hablar de Cataluña y volviese a alguno de los anteriores temas como historia, curiosidades, etc. El tema era fácil pues hoy se cumple el 5º centenario de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba, pero he dudado un poco pues escuchar que Montoro envía 3.000 millones del FLA a la Hacienda catalana me ha revuelto las tripas pues lo que mas me molesta es que me tomen o nos tomen por tontos. Decir que se envía el dinero porque han cumplido las condiciones impuestas y no lo van a emplear en pagar veleidades independentistas es tomarnos por memos. El Gobern no paga a las farmacias ni devuelve la extra a los funcionarios, entre otras deudas a pagar con este envío, pero es curiosos que no le deban dinero a los periódicos o a TV3, o a las embajadas o a las fundaciones que expanden el fervor catalanista en Baleares, Valencia.... El Gobern paga sus veleidades secesionistas y la creación de estructuras del Procés sacando el importe del presupuesto ordinario pues sabe que Rajoy no va a tener agallas de no pagar la sanidad catalana y no va a atender al pago de funcionarios y demás necesidades perentorias y así Tahúr Mas ve como se le desencaja su mandíbula inferior de la risa que le provoca Montoro con sus amenazas de no pago. Se oyen sus carcajadas en los oídos de todos los españoles. Es vergonzosa la actuación falsa y timorata de gobierno del PP. Así entre risa y risa van recuperando 10.000 millones anuales de su supuesta balanza fiscal, a cargo del FLA; eso si la resolución del Constitucional no les provoca un espasmo al retorcerse de la risa, del que ya se habían recuperado después de la negativa a poner las urnas de cartón el 9 N del pasado año.
Volvamos al título del artículo y recordemos como mueren nuestros héroes: en el anonimato y con el desagradecimiento de nuestros gobernantes y Reyes. Hace unos meses salió a la palestra Blas de Lezo, defensor de Cartagena de Indias y responsable de que la presencia española en las tierras hispanoamericanas perdurara doscientos años más de lo que hubiese sido en caso de no mediar su gran victoria frente al orgullosos almirante Vernon que tuvo que volverse a Gran Bretaña con el rabo entre las piernas y con las monedas impresas para celebrar la conquista, guardadas en el cajón del olvido.
Hoy 2 de diciembre de 1515 moría en Loja, aislado políticamente y sin el apoyo de su señor, el cordobés Gonzalo Fernández de Córdoba. El Gran Capitán tenía 62 años y su muerte precedió a la de su rey, Fernando El Católico en poco mas de un mes. La muerte del Gran Capitán se debido a un acceso de unas fiebres cuartanas/malaria, también llamadas tercianas (por el tiempo que transcurría entre los brotes) que había cogido hacía varios años.
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Monumento en Madrid al Gran Capitán
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La importancia del Gran Capitán en la consolidación del poder y presencia española en Italia está fuera de toda duda. Su capacidad militar para luchar contra fuerzas superiores, con tropas mal remuneradas que le seguían a él, es equiparable a otros grandes generales y estrategas que el mundo ha conocido: Aníbal, Escipión el Africano, Alejandro Magno...., de este último coge el esquema de la falange macedónica (realmente idea de Filipo pero desarrollada y aplicada por su hijo Alejandro) con sus largas sarisas que sustituye por las picas y refuerza con arcabuceros cuyas armas eran capaces de atravesar las corazas de la caballería pesada. Toma lo mejor de la antigüedad, completa con la espada ropera corta, copia de la espada romana (gladius) y sustituye el arco largo inglés que ya derrotara en dos ocasiones a la caballería pesada francesa en Crecy y Agincourt (1415).
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Falange macedónica
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Su historia militar comienza, a la edad de 24 años, en la batalla de la Albuera (1479) contra los portugueses en la guerra de sucesión castellana, pero donde alcanza renombre es en la Guerra de Granada a la que ayuda a concluir mediante su mediación con Boabdil, con el que mantenía una buena relación desde que lo hizo prisionero en Loja unos años antes cuando andaban a la greña Boabdil y su tío el Zagal, apoyado por los abencerrajes. Esto esta ahora en la memoria reciente gracias a la serie Isabel y Fernando.
Tras un traspiés en Seminara, empieza la campaña de Italia que dura de 1494 a 1498. Adopta la coronelía, base del tercio, sustituye ballesteros por arcabuceros y refuerza la caballería ligera y la artillería. Conocedor de la guerra de guerrillas de la guerra de Granada, se sirve de tropas ligeras para hostigar y desgastar a las tropas francesas hasta que les asesta el golpe definitivo. La segunda fase, nuevamente por Nápoles y las intrigas del Papa y el rey francés, se inician las hostilidades en 1501. El Gran Capitán toma Tarento con la ayuda de unas naves que transporta por tierra hasta el lago interior en que no había defensas.
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Tercio en pleno combate
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Esta segunda guerra de Italia, se decide en dos batallas que causan millares de muertos en el ejército francés: Ceriñola el 28.04.1503 que acaba con la muerte del general francés Duque de Nemours y Garellano el 28.12.1503), la última que dirigió personalmente Gonzalo de Córdoba, se considera como una obra maestra de las maniobras envolventes de la historia militar. Es un ejemplo preciso de cómo atacar y luego cubrir un solo flanco del enemigo.
Sirvió de aprendizaje de futuros generales españoles que enseñorearon Europa durante 150 años. Se mantuvo en Italia otros cuatro años y su relaciones con Fernando el Católico no mejoraron. De esa época quedan las famosas Cuentas del Gran Capitán, frase comparativa que aún hoy se usa. Hace poco se han descubierto 16 cartas entre ellos que ayudan a esclarecer sus complicadas relaciones.
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Batalla de Ceriñola, Gonzalo Fernández mira el cadáver de Nemours
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Gonzalo vuelve a España y como solo recibe desdenes del rey aragonés, decide ir a ver a la verdadera reina de Castilla, Juana la loca, que le nombra Alcalde de Loja, con buenos dividendos de la industria de la seda, donde permanece en el olvido hasta que en 1512 Fernando le dice que levante un ejército para volver a Italia, pero en el último momento se lo cede al Duque de Alba para conquistar Navarra e incorporarla a la corona de Castilla. Gonzalo con este nuevo desaire sigue en Loja hasta el momento de su muerte.
Toda su vida dedicada a engrandecer a Castilla y Aragón, a cambio del olvido. No pudo ser ni gran maestre de la Orden de Santiago, título al que aspiraba.
El 7 de octubre se cumplieron 444 años de la victoria en Lepanto, por la flota combinada española, veneciana y papal mandada por D. Juan de Austria( hijo ilegítimo del rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, y de Bárbara Blomberg) con el apoyo decisivo de la escuadra de reserva de D. Álvaro de Bazán que supo acudir a los puntos en que la flota cristiana necesitaba ayuda. También es de reconocer los consejos del catalán Luis de Requesens a su pupilo Juan de Austria, del que también había sido aseso en la guerra de las Alpujarras.
Pues bien, D. Juan de Austria nunca recibió los parabienes de su señor, Felipe II, a pesar de los muchos servicios prestados en todos los lugares y encargos recibidos. Uno fue que rechazara el ofrecimiento que el gobierno albanés le hizo para que ocupara la corona del reino, al año siguiente de Lepanto. En octubre de 1573, un año más tarde, conquista Túnez y el Papa le propone a Felipe II que lo nombre rey de Túnez y nuevamente le fue denegado por su hermanastro que lo envió a Italia. Sin su presencia Túnez cayó en manos berberiscas al año siguiente. Hubo una propuesta, de los católicos ingleses, para casarse con María Tudor e incluso con la reina Isabel pero todas estas opciones terminaron ante la negativa de Felipe II que desconfiaba de su hermanastro.
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D. Juan de Austria tras Lepanto
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A pesar de la desconfianza/envidia por los éxitos, Felipe II, le envió a pacificar los Países Bajos con ordenes de actuar, con mano izquierda, en seguimiento de la política del fallecido Luis de Requesens.
Después de diversas vicisitudes con la marcha y vuelta de los tercios viejos, consiguió el objetivo pero el asesinato de su secretario Escobedo por Antonio Pérez con la anuencia, dicen, del propio rey y de la princesa de Éboli, le hizo darse cuenta de que no gozaba del apoyo de su señor.
Durante el cerco de Namur, Bélgica, unas hemorroides mal curadas con una lanceta le produjeron una hemorragia que acabó con su vida en 1 de octubre de 1578 a la edad de Cristo. Otra versión habla de un posible envenenamiento. Le sustituyó Alejandro Farnesio.
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