jueves, 6 de diciembre de 2018

CARMENA NOS TOMA POR TONTOS, ¿ACASO TIENE RAZÓN?

Desde el principio de su llegada a la alcaldía, de la mano de Pedro Sanchez, estamos sufriendo los caprichos e ideas descabelladas de la abuelita Carmena; ideas que parece haberle traspasado al Presidente okupa, que no para de hacer propuestas y ocurrencias igual de descabelladas.

Empezó aconsejando que las mamás fueran a los colegios a echar una mano; propuesta que amplió a los universitarios para que solidariamente fuesen barriendo las calles y se hicieran gestores del botellón; continuó recomendando que los niños fueran recogiendo las colillas que se encontraran por la calle y organizar un concurso con premios a los mejores recolectadores; ampliado con dotar a los niños de tarjetas rojas que estos pudieran enseñar a sus padres si cometían un desliz. Así nos sorprendía con ideas de Perogrullo (autor de perogrulladas, que a la mano cerrada le llamaba puño y recogido por Quevedo en su libro de Los sueños) que nos sacaban una sonrisa y nos recordaban a las historietas del abuelo Cebolleta. 

Últimamente está que se sale. Empezaremos por la menos perjudicial y que consiste en justificar la suciedad de la ciudad en que el cartón está barato y los traperos/cartoneros, no pasan a recogerlo; actividad ilegal, por cierto. Pero dejando de lado las gracietas, vamos a pasar a dos de las más perjudiciales y que nos ha colocado con argumentos explicativos que reflejan en cuanto nos valora; ¿nos toma por idiotas y acaso con razón?: La almendra central o Madrid central y las reducciones de velocidad en la M-30 y/o en el resto de la ciudad. La primera ya está impuesta y el coste de la Gran Vía se han producido, ahora solo nos falta ver el grado de perjuicio que van a soportar los comerciantes de la zona. También es merecedora del Oscar a la improvisación, la apresurada puesta en servicio de Madrid Central pues no están instaladas las máquinas que fotografíen a los que osen traspasar la línea roja y comprueben, antes de multarles, si han aparcado en lugar autorizado (Corte Inglés y demás aparcamientos públicos) o dispones de una de las autorizaciones que puede pedir el residente al que vas a visitar...

La segunda, coincidiendo con la contaminación que nos cubre desde hace un par de días, es la reducción de la velocidad en la M-30, que puede verse complementada con la idea de bajar de 50km/h a 30Km/h en el resto de la ciudad; esto en perfecta confluencia con los carriles bici y los patinetes eléctricos que no pueden circular ni por las aceras ni por los carriles bici; vaya pifostio y veremos la accidentalidad.

Volviendo a la reducción de velocidad de 50 a 30 Km/h o de 90 a 70 Km/h, utilizaremos un cuadro que refleja lo que cualquier conductor conoce por propia experiencia y sentido común:

 Para recorrer una determinada distancia, se tarda menos tiempo a 50 que a 30 y por tanto con esta última velocidad, el coche consume un 66,6% de más combustible y contamina más en ese mismo porcentaje. EVIDENTE. Igualmente en la disminución de velocidad de la M-30, se contamina casi un 30% más si vas a 70 que a 90. 

La otra variable es el rendimiento del motor, que varía en función de la marcha y del régimen de revoluciones. Inicialmente es cierto que a mayor velocidad se produce un mayor consumo por alejarse del óptimo de la curva de rendimientos y por necesitar mayor potencia para mover el vehículo, consumo incrementado por la mayor resistencia del aire. Pero esto que es evidente a altas velocidades, no ocurre igual cuando vamos a bajas. El vehículo para ir a 30Km/h irá como mucho en tercera y a 50Km/h irá a una marcha superior y por tanto consumirá menos por menor nº de revoluciones o bien a 30, en 3ª, las revoluciones serán las mismas que en 5ª a 50 y por tanto igual consumo.

No considero que a menor velocidad pueda haber más atascos y por tanto mayor contaminación, ¿que argumento que paso por alto puede justificar la medida?. ¿Alguien puede justificarme la razón?, porque supongo que no nos considera tontos ¿o sí?

2 comentarios:

  1. la realidad, es que piensan con los pies por que la cabeza nunca la tuvieron en su sitio

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  2. Lo malo es que nosotros pagamos las consecuencias. Tienen la cara de hormigón armado.

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