sábado, 1 de diciembre de 2018

ESPARTERO Y FRANCO. DOS VIDAS PARALELAS CON 100 AÑOS DE DIFERENCIA

Nos acercamos al aniversario del nacimiento de Francisco Franco, el 4 de diciembre de 1892, y casualmente he leído una entrevista en ABC, el 15 de noviembre, a Adrian Shubert; hispanista e historiador que acaba de publicar "Espartero, el Pacificador"; donde ofrece una visión poliédrica del general, al que considera como figura digna de Stendhal. Según avanzaba en su lectura, se me fue representando la vida de otro general, Francisco Franco, con el que salvando las distancias temporales tenía bastantes semejanzas. Nacieron con 100 años de diferencia, en el seno de familias numerosas, de la que eran los menores de los chicos. Protagonizaron la historia de España en los siglos XIX y XX; participaron en varias guerras, tanto dentro (guerras civiles) como fuera de España. Vivieron las dos decadencias del Imperio, Espartero directamente la primera y Franco las consecuencias del 98. Soldados valientes y directores de hombres, no grandes estrategas y aunque heridos gravemente en combate, ambos murieron en la cama a edad avanzada y gozando del aprecio de sus contemporáneos; reconocimiento que del primero apenas queda algo más que el tamaño de los cojones de su caballo y al segundo, ahora se le retiran honores, junto a medallas, calles, nombramientos de hijo adoptivo o insignias de oro y diamante de clubes de fútbol como el Barcelona, por ración doble. Para no dejarle en paz, el actual Presidente de Gobierno anda como loco intentando remover sus restos.
Baldomero Espartero      
Francisco Franco
Cronológicamente empezaremos por Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro, nacido en Granátula de Calatrava, un 21 de febrero de 1793 y fallecido en su cama en Logroño el 8 de enero de 1879; conocido generalmente como Baldomero Espartero. Hijo de familia de clase media, empezó pronto sus andanzas militares como soldado en la Guerra de la Independencia, ganando su primera condecoración: la Cruz de Chiclana a la edad de 20 año. Termina la guerra con el grado de subteniente y prácticamente sin solución de continuidad, con 22 años y ya teniente, embarca para la guerra de independencia americana, donde en 1816 asciende a capitán y un año después a segundo comandante.

Francisco Franco Bahamonde, nace en Ferrol el 4 de diciembre de 1892 y muere en Madrid el 20 de noviembre de 1975. Participa en la guerra de Marruecos donde asciende a teniente a la edad de 20 años y recibe su primera condecoración con 21, Cruz al Mérito Militar de primera clase. Igual Que Espartero, consigue todos sus ascensos por méritos de guerra. A los 22 años es capitán, distinguiéndose en los combates por su arrojo y belicosidad. Era «entusiasta de las cargas a la bayoneta para desmoralizar al enemigo»​ y asumía elevados riesgos encabezando el avance de su unidad, demostrando ya en aquella época, un carácter imperturbable y hermético que le acompañará durante toda la vida. Con 25 años asciende a comandante​, igual que Espartero.

Los ascensos de Espartero por acciones de guerra fueron constantes, igual que Franco y en 1823, con 30 años, era ya coronel de Infantería (con dos años menos que Franco). Al generalato ascendieron a la edad de 33 años, Espartero como brigadier. A su valentía se unía una gran sangre fría y gran dureza para con sus enemigos, a los que tras juicio sumarísimo no dudaba en condenarlos a muerte y ejecutarlos. Este modo de proceder sería una constante en su carrera militar. No eran grandes estrategas y donde más brillaban y más a gusto se encontraba era en medio de la batalla, a la cabeza de sus tropas dirigiendo una carga a bayoneta. Allí tenían un gran instinto y un valor increíble, hasta temerario. Políticos mediocres, sin duda, no entendían la política, no les gustaba, y no estaban dispuesto a hacer el duro trabajo del día a día que la misma exige. La figura de Espartero fue trazada por el conde de Romanones como la de:
... un hombre de estatura mediana, por el conjunto y proporciones de su cuerpo no daba la impresión de pequeñez... de ojos claros, mirada fría... sus músculos faciales no se contraían en momento alguno...
Su lealtad a la Monarquía se mantuvo también después de haber sido destronada Isabel II en la Revolución Gloriosa de 1868; defendiendo los derechos al trono de su hijo, el futuro Alfonso XII.​ Qué decir de Franco que fue apadrinado en su boda por Alfonso XIII y que a pesar de haber alcanzado el poder omnípodo, terminó recuperando la monarquía en la figura de su nieto, Juan Carlos I. Por esa lealtad, Espartero recibió los títulos de Príncipe de Vergaraduque de la Victoriaduque de Morellaconde de Luchana
Famoso abrazo de Vergara entre Maroto y Espartero, 1839.
Pone fin a la 1ª Guerra Carlista, iniciada en 1833.
En la actuación como políticos influyó notablemente su condición de militar pues siempre pensaron que la vida política podía manejarse como un cuartel. Esta forma de entender el gobierno se puso de manifiesto cuando Espartero, en octubre de 1841, ordenó fusilar a los generales y políticos comprometidos en un intento de golpe de estado que incluía el rapto de la futura reina Isabel II, de once años de edad, y entre los que se encontraba el joven general Diego de León (poseedor de la famosa y muy exclusiva Laureada de San Fernando). En nuestra última guerra civil, Franco tampoco dudó en fusilar al general Batet, por oponerse al alzamiento del 18 de julio y también poseedor de la Laureada por haber abortado el golpe de Companys en Cataluña en 1934. Una diferencia fué cómo Espartero termina la 1ª guerra carlista con el abrazo de Vergara, que tantos compañero republicanos esperaron de Franco al terminar la guerra; entre ellos Segismundo Casado que se levanta contra el Gobierno Negrín, en Madrid, en marzo del 39 para acortar la guerra, confiando en conseguir otro abrazo que no llegó, desgraciadamente. Franco perdió así la gran oportunidad de ganar la paz.

Eran nacionalistas españoles, para quienes la unidad nacional era el santo grial y ellos mismos su campeón. Aunque eran monárquicos, respaldaron la república cuando ésta llegó, si bien Franco al final se levantó en armas contra ella y el gobierno legítimo; notable diferencia con Espartero, que soportó golpes de estado pero no participó en ninguno contra el poder legalmente establecido. Aunque les encantaba la adulación, no era ambiciosos, al menos no del modo en que lo eran muchos de sus contemporáneos, tanto civiles como militares; no disfrutaban con el pesado trabajo de la política. De hecho, a Espartero le ofrecieron en 1869, tras la caída de Isabel II, que aceptara el cargo de rey. Era un hombre honrado y eso puede pensarse de Franco, en una época en que los españoles sentían que esto era algo de lo que adolecía seriamente la vida pública; no olvidemos los grandes escándalos y corruptelas del período 1854 a 1868 coincidentes con el desarrollo de los ferrocarriles o los casos de sobornos a generales franquistas durante la IIª G.M; Matesa (1969) o el aceite de Redondela (1972). 


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