jueves, 10 de marzo de 2022

LA OCASION PERDIDA, LA OPERACIÓN IMPENSABLE CONTRA STALIN.

Estamos viviendo y sufriendo en la distancia, la invasión de Ucrania por su poderosa, militarmente, vecina; cuando nadie pensaba que Putin sería capaz de hacerlo, nuevamente comprobamos como la historia se repite y como se pagan las consecuencias de ignorarla. Comentaba en un artículo anterior la similitud con la invasión de Finlandia por José Stalin y recordaba que lo que éste esperaba que fuese una guerra rápida, se transformó en un problema para el ejército ruso. Efectivamente el mucho menor ejército finlandés le plantó cara y aguantó desde el 30 de noviembre de 1939 hasta el 15 de marzo del año siguiente; es decir, tres meses y medio. Con un coste elevadísimo en hombres y material, Stalin consiguió sus reivindicaciones territoriales pero al precio de un odio total, en los finlandeses que les llevó a atacar a Rusia a la primera ocasión que tuvieron: en cuanto Alemania inició la operación Barbarroja, la invasión de Rusia. Fue la conocida como "guerra de continuación", título muy claro. Lo que ahora es seguro es que Putin humille o no a Ucrania, ésta no lo perdonará y no el sátrapa no habrá conseguido un aliado ni nada parecido y se lo devolverán en cuanto tenga ocasión. Además de aviso a navegantes para aquellos tibios como Suecia y Finlandia. Los muertos, la destrucción y los exiliados, lo guardarán en su memoria y en su corazón durante un par de generaciones, por lo menos.

La pregunta que surge es cómo hemos llegado a esta situación y la respuesta es evidente, porque a Putin no se le han parado los pies en las invasiones anteriores y se le consintió el incumplimiento de sus compromisos; como el Memorándum de Budapest, en el que garantizaba la integridad a Ucrania a cambio de los miles de ojivas nucleares que había en su territorio tras la descomposición de la URSS. Si no se le hubiesen entregado esas ojivas, nada de esto habría pasado. No se aprendió nada de la historia anterior y ahí comienza la "ocasión perdida" cuando tras la reunión de Yalta en febrero del 45 entre Churchill, Stalin y Roosevelt se pudo comprobar como el poderoso ejército de la URSS no volvía a sus fronteras del 21 de junio de 1941, sino que se quedaba con naciones como Bulgaria, Rumanía, Hungría,..., y lo más lacerante, con Polonia. Resultaba que Francia e Inglaterra habían declarado la guerra a Alemania por la garantías dadas a Polonia sobre su integridad e independencia y ahora resultaba que seis años y millones de muertos después, entre ellos el exterminio de oficiales y dirigentes en Katyn, resultaba que Polonia veía sus fronteras retocadas y su independencia anulada bajo la bota rusa. ¿Para esto la guerra?. Esta postura de Stalin, despertó en Churchill su vieja idea sobre el peligro bolchevique y la dictadura de Stalin.

Churchill, Roosvelt y Stalin.

Churchill vislumbró que la URSS del sanguinario Iósif Stalin, en ese momento alineada con las potencias aliadas, era una amenaza a la seguridad mundial tan grande como Hitler y por ello, coincidiendo con los últimos coletazos de la guerra, Churchill ordenó al mariscal Bernard Montgomery que hiciera acopio de armas tomadas a los alemanes por si era necesario usarlas contra los soviéticos. En la que denominó Operación "Impensable", Churchill advertía que el tiempo jugaba en su contra. En cuanto terminara la guerra las fuerzas anglo-estadounidense se desmovilizarían en masa, mientras que los soviéticos, pertenecientes a un estado totalitario, podían seguir militarizados. De ahí su insistencia a los mandos de EE.UU. para que abandonaran su actitud pasiva frente a la amenaza comunista, cuando no directamente complaciente. 


El 12 de mayo de 1945, escribió en un telegrama al presidente Truman, sucesor de Roosevelt. La operación principal era una invasión en dirección a Polonia, liderada por Estados Unidos y apoyada por el Ejército alemán derrotado. La primera ofensiva abriría un frente desde Hamburgo, en el norte, hasta Trieste en el sur, valiéndose de 64 divisiones americanas, 35 divisiones británicas, 4 divisiones polacas y 10 divisiones alemanas, así como 6.714 aviones de combate y 2.464 bombarderos. Si se hubiese llevado a cabo en mayo, las divisiones alemanas podrían haber ascendido a más de cien y así igualado las casi 300 desplegadas por el ejército ruso.

             

Atlee, Truman y Stalin

Una vez firmada la rendición alemana el 8 de mayo, los vencedores organizaron La Conferencia de Potsdam, cerca de Berlín, en la 2ª quincena de julio. Ahí las potencias vencedoras decidieron el destino de la humanidad para el futuro más inmediato, y todos los líderes tuvieron que ceder en sus pretensiones para llegar a un acuerdo que garantizara la estabilidad en Europa. Una de las cesiones fue dejar a España tranquila en la órbita occidental y a cambio Stalin creaba su zona de confort con los paises ocupados.

La Conferencia de Potsdam, supuso el final oficial de la guerra en Europa, pero no el final de las diferencias entre Stalin y sus aliados. Terminaba la guerra caliente pero comenzaba la guerra fría; guerra que comenzó justo el primer día de la Conferencia de Potsdam, cuando Truman recibió un mensaje en clave que decía «el niño ha nacido de manera satisfactoria». EE.UU. acababa de desarrollar la bomba atómica que utilizaría para doblegar a Japón, y que iniciaría la carrera armamentística entre los dos bloques enfrentados: el occidental liderado por EE.UU. y el comunista comandado por la URSS.

En ese momento la "Operación Impensable" era más factible al tener la bomba atómica solo EEUU, pero Churchill había sido desplazado del gobierno británico y Atlee y Truman creían que podrían manejar a Stalin. Stalin compró voluntades, científicos y no dudó en gastar lo necesario para cuatro años después, el 22 de agosto de 1949, pasar a ser una potencia nuclear. La ocasión se había perdido y no volvería a presentarse.

El intento ruso de competir con EEUU en la carrera espacial y en la guerra de las galaxias, arruinó la economía rusa, hasta el punto de que su renta per cápita, 10.000 $ es casi tres veces menor que la española, 27.000 $; pero tiene capacidad nuclear para arrasar el orbe y ahora abusa del terror a una hecatombe; para saciar sus apetitos territoriales y ansias de pasar a la historia como Putin el conquistador. Rusia invierte anualmente en defensa un 4,2% de su PIB y nosotros el 1,2%. Para Putin, el bienestar de los rusos ocupa un lugar secundario frente a mantenerse como potencia militar.

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