martes, 3 de mayo de 2022

DE AQUELLOS POLVOS, ESTOS LODOS. LA CORRUPCIÓN MINISTERIAL

Acabamos de recordar, no celebrar, el 150 aniversario del inicio de la 3ª guerra carlista y no quisiera dejar pasar la corrupción ministerial que, ya entonces, enseñoreaba la clase dirigente; claro antecedente de la situación actual, que tanto nos encocora y que no es, desgraciadamente, una novedad. De hecho uno de los motivos del levantamiento contra la reina, Isabel II, estaba en relación con un intento de apropiarse bienes del Patrimonio Nacional, que consideraba suyo. Curiosa época de latrocinio, guerra y pornografía real. Claro que ahora tenemos personajes enriquecidos con la compra de material sanitario durante la pandemia o no hace tanto, septiembre del 36, escaqueando bastantes cajas de municiones llenas de oro en el traslado desde el Banco de España a Cartagena, previo al envío a Moscú y qué decir del tesoro del yate VITA en febrero/marzo del 39, organizado y posteriormente manejado por el "socialisto" Indalecio Prieto.

Marqués de Salamanca y sus banquetes

Ahora nos extrañamos de la forma de llegar al poder mediante un gobierno Frankenstein, cuando en las elecciones generales de 1872 fueron coaligados carlistas (monárquicos absolutistas) con el partido republicano de Francisco Pi i Margall; enemigos acérrimos. Actualmente, vivimos el ‘affaire’ Pegasus, que refleja la anormalidad intrínseca del modelo Frankenstein, basado en un pacto con gente de trayectoria tan poco fiable que el aparato de seguridad del Gobierno, con el visto bueno del presidente, ha podido considerar susceptible de espionaje a sus socios. Pero como Sánchez quiere ser el padrino en el bautizo y el muerto en el entierro, se ha sacado de la chistera no el Putin-comodín sino el Pegasus-comodín y ahora resulta que el más espiado es su Sanchidad; joder con el personaje, que no deja, sin triturar, ni un organismo de los garantes de la Democracia: empezó con la fiscal general del Estado para confirmar de quién depende la fiscalía; siguió con la defenestración de los abogados del estado que no se plegaron a sus deseos espurios en el juicio del Procés; también, de acuerdo con Casado, deformó los garantes de las cuentas del estado y rebajó las penas de los golpistas y admitió que lo pagase la Generalitat...así hasta el caso Pegasus.

Claro que la credibilidad del Presidente es nula desde el no podré dormir bien como el 95% de los españoles o el no pactaré nunca con Bildu. Vergüenza ajena es poco, más bien traición a cualquier principio ético, con tal de mantenerse en la poltrona monclovita; traición al propio CNI que deberá dar la cara frente a quienes quieren romper la unidad de España: ERC, y a los herederos de los asesinos de ETA y qué decir de la CUP. No todo puede valer; ¿o, sí Sra Batet?


Volviendo la mirada hacia mediados del S.XIX, nos encontramos con el liberalismo y los gobiernos que afrontaron la época de mayor corrupción, hasta nuestros tiempos: red de ferrocarriles; red de caminos y carreteras que habían sido destrozadas con las guerras; desamortizaciones de Mendizábal en los 30, de los bienes de la iglesia y de Madoff en los 50, de los bienes municipales. Origen de grandes terratenientes y miseria entre los campesinos que perdían ancestrales derechos sobre tierras municipales o eclesiales. El ejemplo más conocido fue el del Marqués de Salamanca, responsable y beneficiario del barrio que lleva su nombre y gran implicado en expolio en la construcción de ferrocarriles. Cuando el referido marqués de Salamanca iba camino de ser condenado por el siguiente gobierno, que tampoco tenía las manos limpias, éste prefería tapar el asunto y llevarlo al olvido. Era una forma de asegurarse que tampoco fueran a ir contra ellos. Y así era como funcionaba el sistema. Hoy por ti, mañana por mí, que es una lección que se puede aplicar, en muchos casos, en nuestros días. No está bien pisarse la manguera, entre bomberos. Resultado: no hubo ni una condena en firme con cumplimiento de la pena. Después de casi 200 años, hemos avanzado en que algo pagan pero poco y pocos.

Práxedes Mateo Sagasta, 16 veces diputado
y siete veces presidente del Gobierno de España. 

Durante cerca de 60 años, entre 1860 y 1920, se desarrolló el reparto amable del poder entre los dos partidos, dirigidos inicialmente por Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta: el turnismo; que fue uno de los elementos fundamentales del sistema de la Restauración borbónica. Consistía en la alternancia en el gobierno de los dos partidos dinásticos (Conservador y Liberal) por sucesivas decisiones del rey en función de una crisis política o de desgaste en el poder del partido gobernante. El sistema turnista seguía estos pasos: el rey, ante protestas de la calle o situación de desgaste del partido gobernante, llamaba al otro partido que para controlar las Cortes, organizaba las elecciones con sus caciques locales. Se repartían los puestos que se consolidaban con unas elecciones fraudulentas. Un instrumento totalmente ineficaz que se plegó al «hoy por mí, mañana por ti» para que todos los mangantes se fueran de rositas. Al final, detrás de buenas intenciones había una inmunidad tremenda, un fracaso institucional sin paliativos. 

El caciquismo viene ahora reflejado en las listas cerradas, de forma que los votantes eligen a quienes ni conocen. Los jefecillos eligen a quienes ocupan los primeros puestos en las listas, los que pueden ser elegido y ahí radica su poder.

Otro caciquismo es el valor de un voto en Cataluña y el País Vasco, frente al de madrileños o andaluces. C`s necesita 160.000 votos por diputado mientras PNV y ERC, necesitan 65.000. Ídem entre provincias muy pobladas frente a poco pobladas, un diputado necesita 95.000 votos en Madrid y 25.000 en Teruel.

Y sobre todo, que nos consideran idiotas de baba: hablan de un crecimiento del PIB del 0,1% y simultáneamente sufrimos una inflación media del 8%, en el último trimestre; por tanto no estamos creciendo sino decreciendo. ¡Que no somos memos!


 








2 comentarios:

  1. Pienso que los políticos, en general, son corruptos; corrupto es el que se beneficia, indecentemente, con los dineros de la caja, en todas sus manifestaciones corruptas, corrupto es el que se empeña en mentir y beneficiarse de sus mentiras, y corrupto es el hipócrita que defiende unas ideas en las que ni cree ni practica. Esto no solo ocurre en España, en todo el mundo es la misma corrupción. En España, la diferencia es que el pueblo no escarmienta y se rie de estas gracietas y continúa ofreciendo su voto a los corruptos. Los políticos españoles más corruptos, desde el comienzo de esta democracia, han pertenecido siempre a la PSO(E), comenzando, y batiendo todos los records, por el gobierno de Felipe González. Los de las derechas imbéciles han hecho corruptelas más pobres y de menor calado pero, como son tan bobos, simples y cobardes, se han dejado insultar sin la debida respuesta. Así les luce el pelaje. Una pena, oiga usted.

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