El gobierno, en pleno, sigue tomándonos por idiotas de baba, empezando por la ministra de trabajo y los números trucados del paro, con 500.000 parados ocultos como fijos discontínuos y con menos horas trabajadas que en 2018 y por tanto peor calidad del trabajo además de confirmar el oculto. Sigamos con la de Economía que nos situa como locomotora de la recuperación europea, cuando somos un 30% más pobres que la media europea. Y terminando por Sánchez y sus intentos de tapar la situación con las nuevas cartillas de racionamiento; sin olvidarnos de las propuestas de comprar votos jóvenes y de recien nacionalizados. De los jubilados ni hablamos que están en una nube de bienestar con aumento de la brecha económica entre las pensiones altas y las más bajas; como es lógico con subidas lineales y sin que nadie hable de subida bruta, deducido el IRPF, que es la necesaria para nuestros pagos y compras. Pero las elecciones son lo primero y no importa que el déficit esté desbocado: Seguridad Social, con la deuda incrementada un 7% en un mes, para elevarla hasta los 106.176 millones, con lo que superó por primera vez en su historia el umbral de los 100.000 millones, un 13,1% más que un año antes.
En números redondos, el agujero del organismo ha pasado de 35.000 a 106.000 millones de euros. Desde junio de 2018, la deuda ha subido en 71.000 millones de euros, 7.000 de ellos solo en el último mes. Respecto a lo de sacar pecho por la aparente tranquilidad en Catalña, no olvidemos que "quien llevó al independentismo catalán a la pésima situación en que se encuentra fue Mariano Rajoy, con el artículo 155 de la Constitución. ¿Imaginan si hubiese estado Sánchez?" (J.M. Carrascal). La carcel, aunque sea amable, hace milagros.
La ministra de hacienda, Mª Jesús Montero no dice una palabra sobre el exceso de gasto improductivo, en un país que tiene más de 60.000 millones de euros anuales en ineficiencia en gasto público, según el estudio de IEE. Implementar una fiscalidad extractiva y confiscatoria como la de España es muy cómodo para los políticos porque exprimen todo lo que pueden de los sectores cautivos –salarios y empresas nacionales– y siempre se escudan en que sus ineficiencias presupuestarias son un «problema de ingresos». Otro indicador que no conviene olvidar es la riqueza por habitante (PIB per cápita), que se sitúa en 25.500 euros, una cifra que hace que cada español retroceda a niveles de 2017. Es decir, en los últimos 4 años no sólo no hemos avanzado, sino que hemos retrocedido. Por eso ya somos un 30% más pobres que un ciudadano medio de la Unión Europea.
Por liquidado que pueda parecer, el presidente está resuelto a atrincherarse hasta el último aliento. Y dispuesto, como ha demostrado en el asalto al Tribunal Constitucional, a Indra y al Instituto de Estadística, a alterar en su beneficio las reglas del juego, ocupar empresas públicas a toda 'Prisa' o modificar sus propias reformas legislativas para doblarle el pulso a la cúpula de la Administración de Justicia. La agonía de este Gobierno será neroniana. Caeremos todos con él. Pero hasta la derrota final aún nos quedan muchos capítulos de rubor. Nos acaba de intentar engañar con una partida de petanca improvisada, en un parque Coslada, con compañeros del PSOE de Coslada y a la hora de comer; a escondidas porque el doctor Sánchez provoca un desagrado visceral, una náusea invencible en un número creciente de gentes, que lo saludan con abucheos allá por donde pasea su figurín de chulo de bolera. La última en su visita a Cataluña por soportar/pactar con Aragonés el desprecio a la bandera. Sin olvidar las amenazas chulescas a la Comunidad de Castilla y León.
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