viernes, 6 de marzo de 2020

EL CORONAVIRUS, LA LLAMADA GRIPE ESPAÑOLA Y EL ATAÚD DE PLOMO.

La humanidad ha sufrido una larga serie de pandemias que periódicamente asolaban la población, como se reflejó en El Decamerón de Boccaccio. La obra comienza con una descripción de la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348), lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes (siete mujeres y tres hombres) que huyen de la plaga, se refugien en una villa en las afueras de Florencia. Otro libro, actual, que relata la misma pandemia es Un Mundo sin fin de Kent Follet, que hace referencia a la peste negra , tanto en Florencia como en Inglaterra. Eduardo III perdió una hija por esta peste negra, Juana de Inglaterra, cuando iba camino de Castilla para casarse con el entonces príncipe Pedro, luego Pedro I el cruel. Tan demoledora fue esta peste que durante el año de mayor virulencia, 1348, se firmó una tregua en la Guerra de los Cien Años. Llegó a diezmar a la población mundial. Otro libro famoso fue el Libro de la peste sobre la de Londres de 1665 (Escrito por Daniel Defoe.
El Decameron
El coronavirus se ha instalado entre nosotros y nos dirigimos, según la OMS, a una pandemia, similar en muchos aspectos a la que asoló grandes zonas en el período 1918-19. Bien es cierto que los orígenes de ambas son distintos pues la gripe llamada española, proviene de las aves y la actual parece que procede de un murciélago o de un pangolín; si bien esta vía parece descartarse. Las pandemias ocurren cuando aparece un virus de influenza/gripe, para el cual existe poca o nada de inmunidad en la población humana. No obstante, por lo general se cree que una pandemia similar a la de 1918 sería menos grave gracias a la rapidez en conocer la secuencia del virus y por tanto la fabricación de vacunas en un año, a los medicamentos antivirales contra la influenza aprobados por la FDA, a la aplicación de otros antivirales que se usan contra el SIDA o la hepatitis (Interferón A y B) y al sistema de vigilancia actual de la influenza que mantiene la Organización Mundial de la Salud. 
Modelo de máscara contra la peste en 1348.
La pandemia de influenza de 1918 fue la pandemia más grave de la historia reciente. Fue causada por el virus H1N1 con genes de origen aviar. Si bien no hay un consenso universal respecto de dónde se originó el virus, se propagó a nivel mundial durante 1918-1919. En Estados Unidos se detectó por primera vez durante la primavera de 1918, entre el personal militar. Se calcula que alrededor de 500 millones de personas o un tercio de la población mundial se infectó con este virus. La cantidad de muertes estimada fue de al menos 50 millones a nivel mundial y 675 000 en Estados Unidos, de los cuales aproximadamente 195. 000  solo durante el mes de octubre, en su segundo pico.Desde 1918 hemos tenido una pandemia cada 40 años, de media.  

El mundo lucha a contrarreloj para contener a un enemigo silencioso y desconocido, el coronavirus, una nueva enfermedad procedente de Asia con una increíble capacidad de contagio. Si bien se descarta que su letalidad pueda alcanzar la famosa gripe de 1918, se teme que, fuera de control, pueda compararse al virus pandémico H2N2 de 1957 y desafiar al sistema hospitalario en el próximo año. Los fallecidos por esta pandemia, se evaluaron en un millón a nivel mundial, de los cuales en España, fallecieron por dicha dolencia unas 10.000 personas y enfermaron más de cuatro millones. En EEUU fallecieron unas 110.000.la pandemia afectó especialmente a niños, escolares, adolescentes y adultos jóvenes, coincidiendo con el efecto de agrupamiento de la etapa escolar tras ese primer verano. De ahí que se registrara uno de los picos más pronunciados de la epidemia en octubre de 1957. Entre enero y febrero de 1958, se produjo una segunda oleada pandémica que repercutió sobre todo en adultos

Como nada hay mejor para no repetir la historia que conocerla bien y pocas cosas más eficaces para vencer a un enemigo que repasar su pasado, se miró hacia 1918 para estudiar la mal llamada gripe española; denominada así porque en España no hubo silencio de prensa, mientras que se ocultó entre los beligerantes en plena lucha. Así llegamos a las investigaciones de los CDC (Centro De Control de Epidemias) sobre el virus de la influenza de 1918 se concretaron en 2004 a partir de pruebas de ocho genes del virus de 1918 y fueron rematados con la información obtenida en 2007, del cuerpo de una víctima. ahí entra en esta historia el pequeño pueblo costero de Alaska, Brevig Mission. Durante un lapso de cinco días entre el 15 y el 20 de noviembre de 1918, la pandemia de 1918 se cobró la vida de 72 de los 80 habitantes adultos del pueblo. Las prisas obligaron a enterrarlos en varias fosas, que quedaron completamente congeladas y así se mantuvieron intactas hasta 1951 en que un un microbiólogo sueco, Hultin, tomó una muestra de un cuerpo que llevaba congelado 33 años. Pasados 46 años, en 1997, Hultin volvió para completar estudios que otros equipos estaban llevando a cabo. 


Esta vez consiguió un éxito parcial y obtuvo tejidos pulmonares que ayudaron a la otra investigación que culminó en 2004; pero lo que en Brevig Mission se había obtenido eran parte de tejidos afectados por el virus pero no se había estudiado un cuerpo completo, circunstancia que se consiguió gracias a que un diplomático inglés, Lord Mar Sykes, muerto por la gripe cuando estaba fuera de Inglaterra, fue enterrado en un ataúd de plomo para enviarlo a su residencia. Este estudio, sobre un cuerpo magníficamente conservado se llevó a cabo en 2007 y completó la información que se tenía en 1997; permitiendo replicarlo y aprender de él; aprendizaje que seguro servirá para mejor enfrentarnos con el COVID 19. Esperemos que esté a buen recaudo y no se escape.
Cementerio de Brevig Mission, Alaska
Mark Sykes (fallecido en 1919) fue coautor del acuerdo Sykes-Picot, conocido oficialmente como el Acuerdo de Asia Menor, fue un acuerdo secreto entre Gran Bretaña y Francia, para definir las esferas de influencia y control de los dos países en Oriente Medio si la triple entente obtenía la victoria en contra del Imperio otomano. Las negociaciones transcurrieron entre noviembre de 1915 y marzo de 1916. Se firmó el acuerdo el 16 de mayo de 1916, con la sublevación árabe ya en marcha y con el ascendido capitán Lawrence ofreciendo lo que este tratado anulaba. Se mantuvo secreto para no interferir en el desarrollo de la campaña. Se conoció, a finales de noviembre del año siguiente, a través de la Rusia bolchevique que quedaba fuera por su negociación con Alemania de abandonar la guerra. La arquitectura geopolítica fundada por Sykes-Picot y la creación del Estado de Israel, nacido de la declaración Balfour, sembraron la desconfianza y el rencor del mundo árabe hacia occidente.





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