Un poco de mitología con humor e ironía. Estamos viviendo momentos desestabilizadores, especialmente a cargo de tres de las ministras del gobierno, a cual más temida por el daño que está tratando de hacer, siguiendo las órdenes del presidente del gobierno que actúa como endiosado sin respetar a la oposición y según muchos analistas, como si solo le importase su figura. Capaz de decir una cosa y hacer la contraria con un desparpajo exento de pudor. Pacta con el que días antes le producía insomnio, hace un panegírico en recuerdo de Ernest Lluch, mientras pacta con los herederos de sus asesinos, que no piden perdón ni por esa muerte ni por las otras 832; practica el ordeno y mando cual supremo dictador y levanta ampollas a más de la mitad de sus súbditos con las decisiones de las conocidas inicialmente como las tres gracias y ahora como las tres desgracias.
Arpía. En la mitología griega, las Harpías o Arpías (en griego Αρπυια «que vuela y saquea»), eran mujeres aladas conocidas principalmente por robar constantemente la comida de Fineo (que ahora representa al sufrido pueblo español) antes de que éste pudiera comerla, haciendo cumplir así un castigo impuesto por Zeus Sanchez, por insistir en saber secretos del Consejo de Ministros como el uso del Falcon o el caso Delcy. Nuestro futuro salvador, Jasón, que junto a los Argonautas, (elegidos por Jasón en unos Juegos Olímpicos y en nuestro caso en las primarias de su partido), irán en busca del vellocino de oro, que le permita acceder al poder que usurpa un traidor, Pelias, que lo había conseguido con mentiras. Lo malo es que en nuestro espectro político no se distingue ningún Jasón que a través de las urnas nos libere del peligro en que estamos, desde que Sanchez ocupó el poder por la puerta de atrás y con artimañas de dudosa moralidad como la traición del PNV. Liberado Fineo del acoso de las arpías, por la astucia/urnas de los argonautas, éste le dice a Jasón como llegar al vellocino de oro, que localiza tras accidentado viaje, pero el objeto de su deseo, se encuentra protegido por la hidra de Lema, a la que, tras titánica lucha, vence clavándole su espada en el corazón. De los dientes de la hidra nacen siete esqueletos de guerreros, a los que también vence aunque perdiendo a dos de sus argonautas. Esta lucha está magníficamente descrita en la película Jasón y los Argonautas que tiene los mejores efectos especiales de Ray Harryhausen. Es una licencia del director pues realmente la lucha contra la Hidra es uno de los trabajos de Hércules, si bien era uno de los Argonautas elegido por Jasón.
Las arpías, en tradiciones posteriores fueron transformadas en genios maléficos alados de afiladas garras, que es como se las conoce popularmente; que llevaban consigo tempestades, pestes e infortunio. Así nos acercamos a nuestras tres arpías/desgracias, que inicialmente eran merecedoras de nuestras esperanzas, en especial las dos primeras en el llamado gobierno bonito de junio de 2018. A la versión básica de este mito se le fueron añadiendo nuevos detalles con el discurrir del tiempo: las Harpías ya no robaban la comida sino que la ensuciaban con sus excrementos, corrompiéndola. Pronto empezaron a ser vistas como difusoras de suciedad y enfermedad, adquiriendo así su más célebre apariencia monstruosa. Eran despiadadas, crueles y violentas. No lo digo yo, es la historia y la mitología.
Según Hesíodo, las Harpías eran en principio dos: Aelo (‘viento tempestuoso’) y Ocípete (‘vuelo rápido’) que en nuestra situación corresponderían a Maria Jesús Montero y a Isabel Celáa. Posteriormente los romanos añadieron a Celeno (‘la oscura’), la más malvada de todas; nuestra Irene Montero. Las tres Harpías trabajaban para los dioses, principalmente Zeus. Es evidente el paralelismo entre ellas y nuestras tres desgracias pues una nos roba el pan que trabajosamente ganamos, siguiendo las instrucciones del pérfido e insaciable Sanchez/Zeus y sus ¿asesores?, económicos; también se enriquece con el IVA de las mascarillas que nos obligan a ponernos. Otra, Irene Montero, representa a la reina de la isla de Lemnos donde las mujeres habían dado muerte a todos los hombres, sin considerarlo violencia de género y solo accediendo a procrear con los compañeros de partido. Para terminar, tenemos la tercera desgracia, destructora de la enseñanza concertada y de los colegios especiales para dificultar la existencia y formación de los niños y niñas con deficiencias psíquicas, principalmente; privándonos del necesario alimento cultural, sin el que criaremos analfabetos dirigidos. Lo de eliminar el idioma común, el español, como idioma vehicular, no se aplica en ninguna otra región del mundo, con dos lenguas. La otra faceta de nuestra arpía Marisú, es como la utiliza Pedro Sanchez para convertir en piedra a sus oponentes.
Efectivamente, cuando Marisú se enfrenta a la oposición, emplea su lenguaje para transformarlos en inofensivas estatuas de piedra. Cambia así el sistema de defensa de la medusa original, pués en lugar de utilizar la mirada, emplea su peligrosa glosa. Para vencer a la Medusa original emplearon un espejo, ahora habría que utilizar un reflector de sonido.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jas%C3%B3n_y_los_argonautas
faltan otras desgracias, pero la que no puede faltar en una foto, como paradigma de desgracias inconmesurables, es la nacida en CABRA cuyo apellido atiende por CALVO.
ResponderEliminarNo se como borrar las marías de Rubens ni incluir a otra arpía como Carmen Calvo.
Eliminar¿Qué culpa tiene Rubens de semejante metáfora?
ResponderEliminarDon José, carezco de tus habilidades para modificar las imágenes y viñetas que me encuentro. Como la hidra.
EliminarRubens no tiene culpa pero es la fotografía que guardaba desde hace unos días y como manejo mal esto de Internet pues no he podido evitar su presencia. Desde luego la de Cabra atesora elementos más que suficientes para estar incluida.
ResponderEliminarParece un cuento...y esta bien la asociación .
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