Viendo las barriobajeras discusiones de Teresa Rodriguez e Irene Montero, me ha venido la idea de escribir sobre las mujeres, poco conocidas, que han sido importantes por sus hazañas militares. Más allá de las Reinas, algunas nobles, poetisas, escritoras y pintoras, el bajo número de españolas célebres está condicionado por su escasa participación en la historia militar; un elemento que vertebra la trayectoria de cualquier país. En un artículo sobre Hernán Cortés, ya escribí sobre María Estrada, casada con Pedro Sánchez, que en la retirada de la Noche Triste, participó como un soldado más y recibió el reconocimiento por su valor y destreza. Momentos de valor individual como el protagonizado por María Pita que acaba con un alférez, abanderado, inglés en 1589 y ayuda a la defensa de La Coruña, atacada por la Contra Armada inglesa que pretendía liquidar los restos de nuestra Armada Invencible y que terminó peor para ellos que la anterior para España; aunque es poco conocida su debacle que les llevó a firmar una paz con España, muy favorable para nosotros. Felipe II le concedió una pensión de alférez. Hubo también hechos notables a cargo de mujeres en el levantamiento contra los franceses en 1808, como Manuela Malasaña o Clara del Rey, fallecidas el 2 de mayo en el levantamiento madrileño. Mujeres conocidas como nuestra Agustina de Aragón, defendiendo Zaragoza o María Pacheco de Padilla, viuda de Padilla decapitado tras la batalla de Villalar; defensora de Toledo y los comuneros frente a los realistas de Carlos V.
Clara del Rey muerta por heridas en la cabeza en la defensa del parque de artillería de Monteleón, hoy Plaza del 2 de mayo. |
Entre las menos conocidas, comenzaremos por María de Estrada, hermana del conquistador Francisco de Estrada, establecido en el Nuevo Mundo desde 1509. Estuvo cautiva de unos indios y una vez liberada se casó con el sevillano Pedro Sánchez Farfán que fue quien capturó a Narváez durante la operación que Cortés desplegó para neutralizar al enviado por Diego Velázquez de Cuéllar, en el verano de 1520. Vueltos a Tenochtitlán vivió la retirada conocida como "la noche triste", en la que según los cronistas, "se mostró valerosa, haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos; peleando con tanta furia y ánimo, que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto". Se cuenta que dijo a Hernán Cortés: "No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que son tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear, y queremos, pues para la cura de nuestros maridos y de los demás somos necesarias, tener parte en tan buenos trabajos, para ganar algún renombre como los demás soldados". La figura de María de Estrada se diluyó envuelta en pleitos que trataban de retener los dividendos que, ganados con la espada, se negaban con la pluma.
Representación de María Estrada en un libro biográfico |
Siguiendo con una curiosa cronología, curiosa porque la mayoría de nuestras desconocidas heroínas de este artículo, lo fueron durante el S. XVI. Nos acercaremos ahora a Inés Suarez, cuyo personaje interpreta Elsa Martinelli en la película " La Araucana"; basada en un poema épico del español Alonso de Ercilla que relata la primera fase de la conquista de Chile, particularmente la Guerra de Arauco entre españoles y mapuches o araucanos, de (1569, 1578 y 1589). La extremeña Inés de Suárez, la primera española en pisar suelo chileno, fundó Santiago de Chile junto a Pedro de Valdivia y mantuvo una relación considerada escandalosa con este conquistador. Cuando a finales del año 1539 Pedro de Valdivia inició su expedición a Chile, Inés no dudó en acompañarlo previa autorización del explorador Francisco Pizarro. Inés viajaría como sirvienta de Pedro para no escandalizar a la Iglesia. En una situación delicada, con los valientes guerreros mapuches atacando la guarnición española, a la que superaban en número, la joven convenció a los defensores españoles de decapitar a los siete caciques que habían conseguido capturar y lanzar sus cabezas a los enemigos para amedrentar sus ánimos. Así consiguieron superar el asedio. Visto que dudaban de decapitar a los caciques a sangre fría, ella cogió una espada y decapitó al primero. Los defensores pensaban que si mataban a los caciques, no habría rendición posible y en imitación a la quema de las naves de Cortés, ella optó por su decapitación y el terror que inspiraría a la masa; desconcertada y sin líderes. Poco después, para acallar maledicencias , Valdivia se casó con una residente en España, que no llegó a conocer e Inés, ya con 42 años, con un capitán con quien no tuvo hijos pero vivieron una vida tranquila.
Seguimos con la que me parece la más interesante, Isabel Barreto: única mujer al frente de una expedición naval durante aquellos viajes de descubrimiento y conquista que tuvieron lugar en el siglo XVI. Es la primera mujer que ostentó el título de almirante en la historia naval española. En Lima contrajo matrimonio en 1585 con Álvaro de Mendaña, navegante y adelantado español. Mendaña había "descubierto" 17 años antes las islas Salomón. Un territorio mítico donde se decía que había ríos de oro y naturalmente organizaron una expedición, buscando fortuna, con 400 personas, de ellas 90 mujeres, y cuatro barcos con los que zarparon del Callao, el puerto de la recién fundada Lima. Durante tres meses, la expedición navegó por el océano Pacífico en busca de las islas Salomón, tratando de alcanzar la latitud que Mendaña había anotado en su primer viaje, pero no las encontraron y cuando los víveres escaseaban descubrieron las ahora llamadas Marquesas, pero no había oro y volvieron al mar. Tras dos meses alcanzaron las islas del sur de Las Salomón, si bien habían perdido una nave sin rastro de su pasaje. Tampoco encontraron oro pero si una fiebres que acabaron con la vida de muchos, incluido Mendaña que nombró sucesor a su cuñado pero al cabo de pocos días éste murió y nuestra Isabel se hizo cargo de la expedición. Enfrente se situó el piloto Pedro Fernandez de Quirós, que le causó problemas, pero el coraje de nuestra heroína superó todos los obstáculos y con el resto partió hacia las Islas Filipinas; donde llegaron solo dos barcos y menos de la mitad de los que salieron del Callao. Habían logrado una gesta increíble: habían recorrido la mayor distancia surcada por naves españolas en el siglo XVI: unas 3.600 leguas marinas, alrededor de 20.000 kilómetros, en 10 meses. Habían sido los primeros en cruzar el Océano Pacífico por el hemisferio sur y habían regresado con la certeza de la existencia de un quinto continente, Australia. Se casó nuevamente y a su regreso a Perú, logró su objetivo de hacer una fortuna vendiendo los exquisitos productos orientales que habían comprado en Filipinas, y entre los que se encontraban suntuosas sedas de China. La única adelantada, almirante, de la historia murió en 1612, a los 45 años.
La última, por ahora, Catalina de Erauso y Pérez de Galarraga. Nació en San Sebastián, Guipúzcoa en 1585 y murió en Cotaxtla, Nueva España en 1650. Popularmente conocida como la Monja Alférez, fue una militar, monja y escritora. Uno de los personajes más legendarios y controvertidos del Siglo de Oro español. Durante casi 400 años, el mito de la prodigiosa Monja Alférez ha permanecido vivo a través de estudios históricos, relatos biográficos, novelas, películas y cómics. Peleó en Chile en las guerras Araucanas, siendo ascendida a alférez, título que le mantuvo Felipe IV. Muy pendenciera, dió muerte a varios hombres en duelo, uno de ellos su propio hermano que no la reconoció. La mayor parte de su vida, desde que se fugó del convento con 15 años, vivió vestida de hombre. Visitó Roma y el Papa Urbano VIII ratificó el permiso del rey para que vistiera de hombre. Volvió a América y luchó contra los piratas, manteniendo varios lances amorosos con mujeres, tal vez para disimular, pero en cierta ocasión para salvarse de ser ejecutada demostró que era mujer y virgen,...una vida de aventuras.
En otro artículo hablaremos de las mujeres guerreras africanas, que incluso llegaron a formar varios regimientos (entre 1500 y un máximo de 6.000) cuyo valor y fiereza sufrieron los franceses en sus carnes. Las amazonas de Dahomey, las Mino; durante los años centrales del s.XIX.
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