Acabamos de ver, el pasado domingo, el penoso papel de nuestro país en la política mundial; con el desplante de Biden en la Conferencia sobre la actuación de la OTAN en la crisis de Ucrania; a pesar de la diligencia de nuestro Presidente en enviar al cazaminas Meteoro y a la fragata Blas de Lezo al Mar Negro, para integrarse en la escuadra de la Alianza. No es el primer desplante, pues basta recordar algo similar, cuando la conferencia fue de ciberseguridad, el 14 de octubre pasado y La Casa Blanca invitó a 30 paises sin contar con España; entre los invitados estaban, Lituania, Nueva Zelanda, República Dominicana...; todos ellos potencias de primerísimo nivel. Claro que en junio vivimos el bochornoso paseillo de 29 segundos, ahora complementado con unas llamadas al estilo de Gila.
La siguiente fantasmada, a bombo y platillo, es la revalorización de las pensiones, de acuerdo con la legislación actual y por tanto poco debería sorprender que cumpla lo legislado. Mienten tanto que se sorprenden y enorgullecen, cuando cumplen algo. Pero como no podía ser menos, la verdad la envuelven en mentiras para hacerla más grande y nos llevan diciendo desde hace varios días que hoy martes se iba a aprobar en el Consejo de Ministros esa revalorización que sorprendentemente ya había comunicado el Ministerio, por escrito, hace una semana e incluso lleva abonada en mi banco desde el pasado día 20, los atrasos, y el 24 la nómina. Otro engaño es decir que cobrando una subida del 2,5%, no perdemos valor adquisitivo pues esa ha sido la inflación media de 2021. La trampa es evidente, lo cual demuestra que nos toman por memos, pues los precios han subido un 6,7%, en comparación con los de enero de 2021 y por tanto con un incremento de la pensión del 2,5%, nos enfrentamos a una vida que es un 6,7% más cara que hace un año. Vamos que perdemos un 4,2% de poder adquisitivo. En lugar de venderlo como un esfuerzo, nos lo presentan con un engaño. No dicen la verdad ni a su médico.
El siguiente pufo es alardear del déficit contenido de la Seguridad Social, que se ha limitado a un 1% del PIB, claro que el elemento principal que ha influido en la reducción del referido déficit ha sido la asunción de gastos impropios por parte del Estado: 13.800 millones de euros en 2021 y 18.300 millones de euros en 2022. Es decir, pasar la factura de un cajón a otro y así presumir de que se reduce el déficit. Con dos "ous".
Ayer, antes de editar este artículo, un amigo me ha recordado que con la reforma del PP de 2013, se revalorizaban las pensiones en un 0,25% y olvida que en esa época el IPC subía muy poco y ese porcentaje podía ser esperpéntico pero razonable. La subida se ligaba entonces, entre otros factores de sostenibilidad, al déficit o superávit que tuviera la Seguridad Social cada año. Así, mientras el nivel de vida aumentó un 2,7%, entre 2015 y 2017, las pensiones sólo lo hicieron un 0,75%. Dos puntos menos. Pero sacando pecho, nos han metido un recorte de 4,2 puntos, en un solo año. Con la trampa del IPC medio y no el acumulado de noviembre, como recogía la ley anterior, nos cuelan el otro medio IPC; cada año. Nos toman por tontos y encima aplaudimos.
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