El 17 de julio de hace 75 años, comenzaba la Conferencia de Potsdam que terminaría el 2 de agosto; Alemania había firmado su armisticio el 8 de mayo. Desde la Conferencia anterior, en Yalta en febrero, se habían producido unos cambios decisivos. Se había puesto en marcha la ONU en San Francisco el 25 de abril, estando ya operativa el 24 de octubre. En Potsdam de los tres grandes que habían ganado la guerra, el americano Delano Roosvelt había fallecido en abril y Churchill que había llamado a sus ciudadanos a las urnas confiado en que era el ganador, resultó derrotado de forma brutal. Churchill empezó Potsdam pero no la terminó siendo sustituido el 27 de julio por Atlee, ganador de las referidas elecciones. Ahí las potencias vencedoras decidieron el destino de la humanidad para el futuro más inmediato, y todos los líderes tuvieron que ceder en sus pretensiones para llegar a un acuerdo que garantizara la estabilidad en Europa. En ese momento, más de la mitad de la población mundial era colonia de otro país y si incluimos a China que se debate en su guerra civil con presencia extranjera (Rusia en Manchuria, Hong Kong...), iniciada en 1927, llegaríamos al 80%.
Los firmantes de Potsdam: Atlee, Truman y Stalin. |
La reunión en Potsdam perfiló la Guerra Fría. Era la última oportunidad para dejar las cosas claras. La camaradería debía prevalecer por el interés de todos, pero las ambiciones cambiaron: en Yalta avistaban la victoria; en Potsdam, ya eran vencedores. La Guerra Fría es el conflicto indirecto que enfrentó a Estados Unidos y la Unión Soviética durante la segunda mitad del siglo XX (1947-1991). Se caracterizó por el intento de ambas superpotencias de extender sus modelos ideológicos, económicos y sociales en zonas de influencia a través de los llamados países satélite, evitando siempre el enfrentamiento abierto entre EEUU y la URSS
Entramos así en el quinquenio posterior al final de la IIª G.M., el más importante para la desconolización de Asia. En el verano de 1947 se independizan, amablemente, de Inglaterra, India y Paquistán; que poco después inician la primera de sus tres guerras. Poco antes se ha independizado, también amablemente, Filipinas de EEUU y no tanto Indonesia de Holanda. Además de las especificidades locales, el proceso de descolonización de Asia y África se realizó, como regla general, de dos maneras: a través de la guerra o a través de la concesión pacífica de la independencia por las metrópolis. En el primer caso, surgía en la colonia un movimiento nacionalista que impulsaba una guerra de liberación nacional y, una vez alcanzada la independencia, el nuevo país realizaba casi siempre transformaciones políticas y económicas radicales, optando por el socialismo; como tras la guerra de Indochina, que empieza en 1946 y termina con la presencia Francesa en 1954 y que se repite en Argelia. En el segundo caso, la independencia fue gradualmente concedida por la propia metrópoli que, a través de la transferencia del control político-administrativo a la élite nativa, conservó el control económico del nuevo país, imponiéndole un nuevo tipo de dependencia conocida como neocolonialismo; con buenos ejemplos como Inglaterra y su Commonwealth (iniciada 30 años antes) El paso siguiente es la Conferencia de Bandung, en abril de 1955; el primer gran encuentro de países del Tercer Mundo que no contó con la participación de países occidentales. El espíritu y los Diez Principios de Bandung ofrecieron las directrices para la construcción de unas relaciones internacionales basadas en un nuevo modelo. Se comprende así que dicha conferencia haya pasado a la historia de la Humanidad como uno de los principales hitos del siglo XX.
https://elcriticonhistorico.blogspot.com/2020/07/espana-desde-el-final-de-la-ii-gm-hasta.html
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