Resulta recurrente pero no por ello menos hiriente, la mania que ha cogido el independentismo catalán de elegir el mes de octubre para sus intentos, por ahora fallidos, secesionistas y potenciadores de su peculiaridad/nacionalidad. Para no dilatarnos en exceso, comenzaremos con la noche del 6 al 7 de octubre de 1934 en que el president Lluis Companys declaró el Estado Catalán dentro de la «República Federal Española». Esta declaración la hace coincidir con la huelga general que ha proclamado la UGT de Largo Caballero y que solo triunfa aquí en Cataluña y en Asturia, gracias a la CNT. El Golpe de Estado se produce como reacción a la incorporación, el 1 de octubre, por el gobierno de Alejandro Lerroux, de tres Ministros de la CEDA de Gil Robles. Hay que explicar que en las elecciones de diciembre del 33, el PRR de Lerroux obtiene 102 diputados, el PSOE 60 y la CEDA 120 que sumados a otros partidos de derecha le permiten contar con 160 diputados; sorprendentemente, el Presidente de la República (Niceto Alcalá Zamora) encarga de formar gobierno a la 2ª fuerza, que no apoyan ni el PSOE ni los partidos republicanos ni ERC. La CEDA no se opone, a pesar de ser el claro ganador. Meses despues se produce la caída del gobierno de Semper a cuenta del enfrentamiento con la Generalitat por declarar el Parlamento la inconstitucionalidad de una ley aprobada por la Generalitat sobre el tiempo de duración de contratos de los rabasaires y su acceso a la propiedad de la tierra. La ley cae por la oposición de la CEDA que representa los intereses de los medianos y grandes terratenientes catalanes.
Compayns hace la declaración y le pide al general Batet, jefe de la guarnición, que se ponga a sus órdenes, a lo que éste se niega y además contacta con Alcalá Zamora y Lerroux que le dan la orden de declarar el estado de guerra y proceder a sofocar la rebelión. Batet, con unos pocos cientos de soldados formados por una batería, una compañía de ametralladoras y otra de infantería pone sitio al Ayuntamiento y a la Generalitat y consigue su rendición después de unos intercambios de disparos y un par de cañonazos. Mueren 8 militares y 40 civiles y escamots (milicia civil). El gobierno de la Generalitat es apresado, menos el Conceller de Gobernación (Dencás) que huye por las alcantarillas (en nuestro caso en el maletero del coche). Companys y su gobierno pasan en prisión varios meses hasta que después de las elecciones de febrero del 36, con la victoria del Frente Popular, parecido a nuestro Frankenstein, son amnistiados y Compayns retoma su cargo de Presidente de la Generalitat.
Terminada la guerra Compaysy se refugia en Francia y tras la entrada de los alemanes en junio en París, no se exilia y es apresado por la Gestapo y la policía franquista. Lo trasladan a Barcelona donde es condenado a muerte. Tras un juicio sumarísimo, el 15 de octubre de 1940 se ejecuta la sentencia en el foso de Montjuïc. Las intentonas secesionistas quedan dormidas y hasta la llegada de la democracia, tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, no volvemos a ver aflorar el ambiente nacionalista con la vuelta del exilio de Joseph Tarradellas, el 27 de octubre de 1977 con su célebre "ya soc aquí". Frase que en breve veremos pronunciar a Puigdemont cuando sea amnistiado por Pedro Sánchez. Tarradellas fue recibido apoteósicamente y en cambio decenas de miles de personas pedían, el pasado domingo, por las calles de Barcelona, Puigdemont a prisión.
Como estamos reseñando casualidades, recordar que el TSJ de Cataluña citó al President en funciones, Artur Mas, el 15 de octubre de 2015, a las 10:00 de la mañana, para declarar por la organización de la consulta del 9N, ya que se le acusa de desobediencia por la organización de la consulta a pesar de la suspensión dictada por el Constitucional. Así despues de la ofrenda floral, en el foso de Montjuic, cuatrocientos alcaldes catalanes, diputados autonómicos de fuerzas soberanistas y los consellers de su Govern acompañarán a Mas hasta la escalera de entrada del Palacio de Justicia de Barcelona.
No debemos olvidar el referéndum ilegal del 1º O ni la declaración de independencia de los 8 segundos del 10 de octubre de 2017. Si, ocho segundos es lo que duró la independencia de Cataluña de Carles Puigdemont. Durante su discurso en el Parlament, el presidente de la Generalitat sumió a todos en el desconcierto total al declarar la independencia e inmediatamente después suspenderla para buscar el diálogo y la negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy. Cuatro años duró el juicio de los acusados, con la salvedad de los huidos: Puigdemont, Clara Ponsatí y Comins y las sentencias se conocieron otro octubre, de 2021.
Todo apunta a que este mes de octubre, dichoso mes, veremos como Sánchez es investido presidente, previo compromiso de éste de conceder la amnistia a los fugados y demás afectados por los juicios del Procés; gracias a los 7 diputados de Junts, el partido del fugado Puigdemont. Para completar, el pasado día 20, el President Aragonés vino al Senado a soltar su defensa de la nación catalana, defender la amnistía como paso previo, punto de salida, para el referendum hacia la independencia; terminada su arenga se marchó, groseramente, sin escuchar a los otros presidentes de comunidades.
Una breve reseña al día 9 de octubre de 1705 en que Barcelona se rinde a los traidores "vigatans" que se habían unido a los austracistas un año antes; traicionando los pactos de Felipe II con la Generalitat de 1702. Celebran con la Diada la caida de 1714 pero olvidan intencionadamente esta traición previa.
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