lunes, 12 de abril de 2021

EL GRAN ERROR DE LA REPÚBLICA.

Hoy día 12, se cumplen 90 años de las elecciones Municipales que abrieron la puerta a la llegada de la IIª República; no había pasado un año y Ortega Y Gasset la desautorizaba con su famosa frase "No es esto, no es esto". En mi interés por el tema, sobre el que he escrito varios artículos, acabo de terminar de leer, el último libro editado, el pasado marzo, por el historiador Ángel Viñas; nada dudoso de franquista, sino todo lo contrario. En la publicidad de La Casa del Libro, lo resumen: "El pronunciamiento de julio de 1936 y la guerra civil no fueron inevitables. La República pudo prevenir el golpe de estado y desarticular la conspiración que había ido tejiéndose lentamente durante años pero cogió impulso en marzo, después de las elecciones de febrero del 36, a mediados de marzo, se reúne un reducido grupo de militares (6/ generales y dos coroneles) que nombra a Mola Director de un plan de actuación, por si la República era presa del caos o del comunismo. Ángel Viñas desvela, documentalmente, cómo los servicios de defensa interior y exterior detectaron los riesgos y amenazas de involución, pero tambien cómo los gobiernos de Azaña y Casares Quiroga desoyeron el ruido de sables contra la democracia/república. Ello permitió que permanecieran en el corazón mismo de los mecanismos de defensa republicanos elementos de la clandestina Unión Militar Española (UME), partícipes de la confabulación monárquica. Gracias a documentación procedente de una docena de archivos españoles, franceses, ingleses, italianos y belgas, este nuevo libro reconstruye tanto las maquinaciones de los futuros sublevados como, y sobre todo, el fracaso gubernamental a la hora de decapitar una conjura amparada por la Italia fascista.



Reconozco que me ha gustado y reforzado la opinión de que el golpe era conocido por el gobierno, pero en ese caso ¿Por qué no lo evitaron?. Hay comentarios creíbles de que tanto Largo Caballero como Prieto y Azaña esperaban aplastarlo fácilmente como la Sanjurjada de agosto del 32 y descabezar para siempre, nuevos intentos; pero esta vez el ejército estaba dividido como se demostró los primeros días de la guerra y junto con las armas en manos sindicales, generaron un empate que llevó a una larga confrontación civil. Sin pretender pecar de falsa modestia o de erudito, este libro refuerza lo descrito en mi artículo del 6 de febrero y cuyo enlace adjunto, para quien tenga interés en el tema. El artículo es el resultado de años de lectura y cursos en la Carlos III y en el que he pretendido ser objetivo. Hablar de ruidos de sables contra la democracia, en la primavera del 36, me parece un poco excesivo pues la violencia callejera y los discursos del Frente Popular, se alejaban de los que hoy entendemos por democracia. Si los golpistas del 17 de julio hubiesen querido acabar con la República no habrían necesitado esperar a julio del 36, lo habían tenido más fácil en la primavera del 35. Aquí conviene recordar que los principales golpistas eran reputados republicanos y masones como Cabanellas, Queipo de Llano, Aranda y el propio Mola (más republicano que monárquico) sin olvidar al propio Sanjurjo que en abril del 31 animó al rey a abdicar al negarle su apoyo y el de la guardia civil que mandaba.


Si los futuros golpistas hubiesen querido, en la primavera de 1935 pudieron dar un golpe más fácil y no lo hicieron; con Gil Robles ministro de la guerra, Franco Jefe del Estado Mayor, Mola jefe del ejército de África,... y los principales dirigentes socialistas y anarquistas encarcelados o huido tras la revolución fallida de Asturias y el golpe de Companys. Viñas realza y documenta la importancia de los movimientos de los monárquicos y sus intentos de obtener el apoyo de Mussolini desde el año 32; que completó con el descubrimiento, hace pocos años, del contrato, con cuatro anexos, firmado en Roma, el 1 de julio del 36, con la compañía SIAI (Società Idrovolante Alta Italia) para el suministro de 12 bombarderos armados; un número insignificante para iniciar una guerra pero que demuestra que ya se presumía la cercanía del levantamiento y que habría oposición. Se supone, sin documentos, que Mussolini y Calvo Sotelo debían saberlo. Efectivamente, poco después de la proclamación de la República y tras las buenas relaciones de esta con el gobierno francés, Mussolini había intentado frenar dicha relación y para ello concedió ayuda financiera a los ultra monárquicos de Calvo Sotelo y a la Falange de Jose Antonio; buscando un partido asimilable al suyo. Los importes fueron reducidos pues no los veía suficientemente fascistas; a Calvo Sotelo por muy católico y a Falange por su escasa implantación, como demuestra de hecho, que no obtuvo ni un diputado en las elecciones del 36. Mussolini buscaba un aliado futuro para dificultar el traslado a Francia de sus tropas coloniales, en caso de conflicto europeo. Era parte del sueño imperial del Duce que había comenzado con la invasión de Etiopía en octubre de 1935 y que en 1940 le llevaría a intentar apoderarse de Grecia; intento fallido que motivo el retraso alemán en invadir Rusia, al tener que acudir al rescate de su aliado en Grecia, Libia y Yugoslavia. Retraso que llevó a los alemanes a las puertas de Moscú, parados por el general invierno, en diciembre d 1941 y no en octubre. 

Para muchos autores, la guerra vive una primera fase sangrienta y revolucionaria en el verano del 34. El egregio republicano Salvador de Madariaga  recordaría, desde el exilio, el levantamiento de Asturias con estas contundentes palabras:
El alzamiento de 1934 es imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hacía ya tiempo. El argumento de que Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar el fascismo era a la vez hipócrita y falso. Hipócrita porque todo el mundo sabía que los socialistas de Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la Constitución de 1931, sin consideración alguna a lo que se proponía o no Gil Robles; y, por otra parte, a la vista está que el presidente Companys y la Generalitat entera violaron también la Constitución. ¿Con qué fe vamos a aceptar como heroicos defensores de la República de 1931 contra sus enemigos más o menos ilusorios de la derecha a aquellos mismos que para defenderla la destruían? (...) Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936
En este libro, el último de varios sobre la República, Viñas se centra casi en exclusiva en los prolegómenos del levantamiento; mientras que en mi artículo voy a lo que fueron los orígenes de la llegada de la República y los motivos que llevaron a su fracaso. Analizo los aciertos y los errores, que implicaron su final; fracaso que podríamos expresarlo en párrafo definitorio: El fracaso de la República puede resumirse en que "se demostró incapaz de evitar la guerra y una vez iniciada, de ganarla". No sobrevivió a los desencuentros entre los propios republicanos, y que mejor forma de resumir la inestabilidad vivida por la República, que los 18/20 gobiernos existentes entre el 14 de abril del 31 y el 18 de julio del 36; con lo que salen a poco más de 3 meses de duración. A pesar de las complicaciones del entorno y de las internas, la IIª República fue recibida con enorme entusiasmo por todas las clases sociales; como puede verse en los reportajes del día 14 de abril y siguientes; sil olvidar los naturales recelos de los monárquicos. Tal vez se pusieron excesivas ilusiones y cuando empezaron a incumplirse, la gente se desanimó con la misma rapidez y los fracasos se trocaron en violencia. 

                        

Tampoco ayudó el entorno violento: Italia invade Abisinia en 1935 y sufre condena de la Sociedad de Naciones, con especial virulencia por parte del representante español; Japón invade Manchuria a finales del 31; levantamiento socialcomunista contra el gobierno austríaco del canciller Dollfuss, en febrero del 34, sofocado violentamente y que terminó con el partido socialista prohibido y sirvió de argumento de Largo Caballero contra Gil Robles, al que apodaba el Dollfuss español; como justificación del levantamiento en Asturias; el incendio del Reichstag en Berlín en febrero del 33 que facilitó el poder absoluto de Hitler;...

La gente de Renovación Española y del Bloque Nacional. Con nombres y apellidos: Joaquín Calvo Sotelo, Antonio Goicoechea, Pedro Sainz Rodríguez y algún militar, estaban detras del referido contrato del 1º de julio y cuando asesinado Calvo Sotelo; hay quienes dicen que fue un contragolpe para precipitar el verdadero antes de que estuviese totalmente organizado. Iniciado el levantamiento, Goicoechea y Sainz Rodriguez, se presentaron en Roma el 24 de julio, consiguieron que rápidamente Mussolini autorizara que los 12 bombardero SM 81 salieran hacia el norte de Marruecos; si bien dos de ellos se perdieron. Pero esta  es otra historia: La larga guerra había comenzado.

Para terminar, una breve visión de la participación de Niceto Alcalá Zamora en la proclamación de la República y que llegó a escribir: «La República vencedora el 12 de abril y proclamada el 14 fue la República de todos los españoles. Olvidarlo la perdió y recordarlo la salvará».




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