lunes, 13 de abril de 2020

EL INADECUADO GOBIERNO BONITO. NO ERAMOS LA PREMIER LEAGUE.

Me preguntaba mi mujer cómo era posible que nuestra mortandad con el Covid-19  nos llevara al primer puesto mundial en esta desgracia que es la muerte por millón de habitantes y que sea 12 veces mayor que la alemana, 10 que la austriaca, 8 veces mayor que la portuguesa, 4 que los Países Bajos, que crece por haber elegido la inmunidad grupal, o 40 que la griega. Adjunto un magnífico artículo que Ignacio Camacho ha escrito este Domingo de Resurrección en el ABC y que titula "La raya del uniforme", que mientras lo leía me ha traído a la memoria cuando el nefasto Jose Luis Rodriguez Zapatero, en el origen de la crisis de Lehman Brothers, se jactaba de que nuestra economía la superaría fácilmente pues nuestros bancos jugaban en la Premier League. También recordé como en el debate pre electoral entre Manuel Pizarro, demostrado gestor que habló sin tapujos y el ministro Solbes, el primero perdió y ganó el que mejor vendió la moto; vencieron las mentiras frente a las verdades dolorosas y eso es lo que, desgraciadamente, estamos viviendo; las desastrosas consecuencias de no querer ver la crisis hasta que ha sido demasiado tarde, retraso que pagaremos con especial dureza no solo en el tema sanitario sino también en el económico que le seguirá. Nuestra sanidad no estaba preparada para  jugar en la Premier League del coronavirus y menos con un entrenador como Pedro Sanchez y su ayudante Pablo Iglesias.
Fernando Simón nos ha engañado ¿voluntariamente?, o
por obediencia, porque información y curriculum.
La peor pandemia nos ha pillado con el peor gobierno posible, porque era la prolongación del gobierno bonito y su misión no era enfrentarse a una pandemia, para la que la mayoría de ministros no tiene ni perfil ni experiencia de gestión ni formación específica. Desgraciadamente, los que conocían a Sanchez en su partido estuvieron a punto de defenestrarlo pero fallaron. Sanchez, imitando a su predecesor y maestro, nos enseñó la muleta del engaño, tanto en los debates como en las entrevistas previas a las votaciones del 10N, en los que reiteradamente Pedro Sanchez negaba que fuese a pactar con los independentistas o con los populistas de Podemos y pasará a los anales de la mentira política su frase de "que no podría dormir tranquilo, como el 95% de los españoles si formaba un gobierno de coalición con Pablo Iglesias". Dicho y hecho, fuimos a votar con esas frases en nuestras mentes. Los españoles les castigaron con millón y medio menos de votos que Sanchez e Iglesias entendieron como una invitación al pacto pues de ir a terceras elecciones era segura su debacle. Para evitarlo, se pasaron por las horcas caudinas la voluntad popular y en menos de 24 horas se presentaron con un acuerdo de coalición; acuerdo que sumaba menos diputados que si lo hubieran llevado acabo un par de meses antes. Con dos ojones, un gobierno más débil para enfrentarse al futuro. El gobierno en manos populistas y colgados de la voluntad de los independentistas y nacionalistas. Se preparaba la tormenta perfecta. Ahora en lo más crudo, quien saca las castañas del fuego son PP y C´s, con la oposición de los socios independentistas.

Si nos fijamos en las curvas, por millón de habitantes, con Grecia y Portugal vemos como el despegue se produce en la semana del 8 al 14: Día de la mujer con un desfase en 4/6 días en cierres de colegios y centros de reunión. Así nos encontramos enfrentados a un negro futuro sanitario, social y económico negro de crisis una evidente desaceleración de la economía que nos llevará a una recesión del 10% del PIB (entre turismo y locomoción suman más del 25% del PIB y es evidente que se perderá más del 40%; con el añadido de que esos 250.000 millones de menos producción llevaran consigo una merma de impuestos de más de 40.000 por menos IVA y menos IRPF y consumo, además de un fuerte incremento de los costes sanitarios y del Paro. Tremendo. ¡Que Tormenta perfecta! para afrontarla con unos pactos de la Moncloa que Sanchez ofrece mientras lanza a su portavoz parlamentario, Adriana Lastra, a evitarlos. El pasado jueves en el Congreso, durante la petición de prórroga para el decreto de alarma, la acusación más dañina iba camuflada en una pregunta. «Señor Sánchez, ¿quiere usted que el Grupo Popular apruebe el Estado de Alarma? Es que cualquiera que haya oído su intervención, a juzgar por los insultos y las difamaciones que ha vertido sobre nosotros usted y su portavoz, parece que está deseando que no»Pedro Sánchez ni siquiera entonces concedió a Pablo Casado la cortesía mínima de mirarle. Ordenaba sus papeles 



En noviembre Sanchez pudo ofrecer esos pactos a la oposición pues fácilmente podían llegar a 224 diputados entre PSOE, PP, C´s, Na+, PRC y CC, Teruel; eso suponiendo que ni VOX ni Podemos ni PNV se hubiesen sumado. Un núcleo capaz de sacar adelante cualquier ley, incluso enfrentarse a modificaciones de la Constitución con garantías de éxito. Pero no, el del No es No, eligió el camino de la debilidad y para venderlo/justificarlo se dedicó a organizar una prolongación de su anterior y provisional Gobierno Bonito, con inclusiones de la pareja Iglesias-Montero; sin experiencia de gestión y que llevaban al amor a los Consejos de Ministros. Eso era algo que ni Juan Domingo Perón hizo con Evita ni Franco, ni Stalin... se atrevieron a ello, solo recuerdo un caso parecido con Ceausescu en Rumanía, con su esposa Elena. El amor también se cruzó en las vidas de la Presidenta del Congreso y el recién ascendido Ministro de Justicia. 

Pero cuando parecían tener todo controlado, solo dos semanas después de constituirse el gobierno, comienzan a llegar informaciones sobre una gripe nacida en Wuhan, en la lejana China y vemos a estos trabajar como chinos en la construcción de un gran hospital en 15 días y claro aquí nos da la risa y no digamos cuando vemos que tomaban las temperaturas en los aeropuertos. La OMS ya comienza a lanzar señales de alerta y peligro, como acaba de reconocer el propio gobierno. En los primeros días de febrero vemos que en Italia se suspenden los carnavales de Venecia, bastante inhabitual, cómo vacían las estanterías de los super mercados y cómo empiezan a tener zonas confinadas; como en China. Mientras con la debida prepotencia y chulería, aquí comienzan los errores de valoración. A mediados de febrero se juega el partido Atalanta-Valencia que desplaza 2500 aficionados y tres semanas más tarde la vuelta en Valencia a puerta cerrada pero sin impedir que viniesen tifosis. 

Pero quien decía miedo, para el gobierno de Sanchez, España juega en la Premier League de la sanidad mundial y si el coronavirus se atreve a venir, se le derrotará en un pis pas y claro no hay que hacer caso a los avisos de la OMS pues aquí estamos preparados y sobrados para lo que venga. Se hacen una compras pero a escala timorata y cuando llega la pandemia cunde el desbarajuste, hasta el punto que el 20% de los contagiados son personal sanitario, también récord mundial y qué decir de las residencias de mayores en las que estos han caído como moscas. Gobernar es predecir y aplicar medidas consensuadas, pero claro, entonces lo guay era la ley del "solo Si es Si";  tapar la presencia en Barajas de la Canciller Delcy y similares. Ahora la culpa a la anterior gestión del PP, que llevó nuestra esperanza del mundo al 2º puesto, junto a Japón; claro que algunos les achacan que tenemos una población envejecida y carne de coronavirus. En Valencia se invita a una paella a 2.000 ancianos el 10 de marzo y en esas fechas el ministro Jose Luis Ábalos se jactaba de haber asistido a mascletás; en clara competencia con el alcalde d Sevilla que decía que a ver quien de la OMS tenía ous de venir a cancelar la Semana Santa. Chulería y prepotencia.

Efectivamente estábamos en una Premier League con situaciones normales, pero para enfrentarnos a una pandemia solo podíamos hacerlo si se controlaba desde el principio pues nuestra reserva de camas no era elevada. España contaba con tres camas hospitalarias por cada mil habitantes, según los últimos datos de la Ocde. El podio de esta particular clasificación lo copan Japón, con 13,4 camas por cada mil personas; Corea del Sur, con 11,5 camas, Bielorrusia, con 11 camas y Alemania con 8,3 camas Alemania disponía de 29,2 camas de cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes, mientras que España tiene 9,7; Italia 12,5 y Reino Unido 6,6. En Alemania, igual que Corea del Sur empezaron con miles de test que han permitido diagnosticar mejor la enfermedad y colocar en cuarentena a los casos que presentaban mayor riesgo;  basta con tener los síntomas.

Por otra parte, España es, tras Italia, el país en el que más mata el coronavirus, y no solo en cifras absolutas. También es en estos dos países donde la Covid-19 tiene una mayor tasa de mortalidad: en Italia mueren el 11% de los pacientes a los que se le diagnostica el virus, por el 8,7% de España. En Francia y Reino Unido se sitúa por encima del 6%, en China en el 4%, en los Estados Unidos y Corea del Sur por debajo del 2% y en Alemania, en el 0,8%. Pero esto está relacionado con las UCI y respiradores cuya obtención ha sido desastrosa y tardía, por tanto nuevamente volvemos a la gestión que ha sido nefasta y observamos con envidia que países como Portugal, Grecia o Polonia presentan unos resultados envidiables. Donde si estamos bien es en el porcentaje de sanitarios fallecidos, que no llega ni al 1por mil de los infectados; afortunadamente. Demostración de que con test y cuidados rápidos la mortandad baja drásticamente.


"Si el Gobierno dedicase a combatir la pandemia la mitad de la atención, energía y hasta talento que pone en la construcción de una narrativa política, tal vez hubiese logrado más avances en la lucha contra el virus y desde luego prestaría mucho mejor servicio a los ciudadanos. Pero como no está diseñado para eso sino para la propaganda sólo sabe aplicar a la crisis una «terapia de relato» que encubra su ineficacia contra el virus con un enorme esfuerzo publicitario".




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