Viendo sacar pecho al Presidente de Gobierno por su actuación frente al Covid-19 y soportando, parcialmente, sus homilías televisivas sobre el heroísmo del pueblo de como vamos a ganar la batalla, bajo su liderazgo. Olvida decir que el ECDC ( Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades) constata en su octava evaluación rápida de riesgos, fechada el pasado miércoles, que España es el país europeo con el mayor porcentaje de sanitarios infectados. En cambio, es torticero su manejo de medias verdades como que el gobierno tiene la máxima puntuación por su actuación en esta crisis, de una universidad inglesa, entre los países de Europa; cuando realmente ocupa el puesto décimo primero y el trigésimo a nivel mundial (abajo enlace). Oírle soltar frases como la de Churchill en 1940 a los ingleses prometiéndoles: sangre, sudor y lágrimas o de J.F. Kennedy, de como no hay que preguntarnos que puede hacer el país por nosotros, sino que podemos hacer nosotros por el país. Bien podría haber recordado la frase de Churchill a Chamberlein después de su pacto de Munich en septiembre del 38 con Hitler: Pudiendo elegir entre el deshonor y la guerra, eligió lo primero y ahora tenemos la guerra. Sanchez pudiendo elegir, en el mismo dilema de Sófocles, entre darse un baño de multitudes el 8M o minorar la pandemia y prohibir reuniones, eligió la opción de su socio y ahora tenemos la pandemia.
Nos dice que vamos a ganar este enfrentamiento, el peor de la historia del mundo mundial, me pregunto si realmente se lo cree o se limita a soltar las frases que le vierte en el oído su asesor, Iván Redondo. En cualquier caso, llego nuevamente a la conclusión de que aprovechando la festividad del Jueves Santos, ha intentado llevarse a la oposición al huerto de Getsemaní; con la clara excepción de Santiago Abascal. Impregnados de ese halo superior, también hemos oído en la tribuna del Congreso a varios portavoces afines al gobierno hablando de la Europa de la posguerra y claro al mirar hacia atrás me he encontrado que no hace falta irse a la Edad Media ni a la mal llamada gripe española, de las que evidentemente también salió la humanidad. Hasta tal punto remontó la humanidad que ahora poblamos las Tierra casi ocho mil millones de seres humanos (7.700 en diciembre pasado), cinco veces más que al iniciarse el S.XX; a pesar de las dos guerras mundiales, los dictadores exterminadores y de las diversas pandemias.
Que nos encontramos en un momento difícil con el dichoso Covid-19, es evidente y basta con mirar los miles de muertos que lleva en su macabra bolsa, pero tampoco hay que exagerar de forma desproporcionada, como hacen los vendedores de humo que pudiendo haberlo hecho mejor, se cubren con este impostado apocalipsis del cual nos sacarán con su hercúleo esfuerzo y pericia.. Se les llena la boca con que saldremos de esta, toma claro y seguiremos creciendo. También se salió, hora se cumplen los 75 años, del final de la IIª G.M., en Europa pues Japón aguantó hasta agosto en que los ablandaron definitivamente con dos bombas atómicas y el ataque a traición de Rusia, entre ambos artefactos; para así pillar cacho.
Berlín, mayo de 1945 |
Veamos una foto de como quedó Berlín en mayo de 1945, como representación de la Alemania devastada; además una parte importante, la RDA, tuvo la agravante de estar al otro lado del muro; levantado en agosto de 1961 para que sus agraciados habitantes no se escaparan a la demoníaca zona occidental. Si comparamos con la situación actual de Alemania y por extensión Europa, podremos mirar con más optimismo a nuestro futuro tras el Covi-19; a pesar de nuestro gobierno. Se busca un fondo económico para ayudar a salir de la crisis económica que viene tras la sanitaria y se pone de ejemplo el que entonces EEUU puso en marcha, El Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program (ERP)— , dotado de unos 14 000 millones de dólares de la época, para la reconstrucción de aquellos países de Europa devastados tras la Segunda Guerra Mundial. El plan estuvo en funcionamiento durante cuatro años desde 1948; si bien la recuperación ya estaba en marcha, tres años antes y con unas fábricas devastadas y una juventud diezmada en los campos de batalla. El Plan vino bien, evidentemente, como vendrá ahora pero no existió una correlación entre la cantidad de ayuda recibida y la velocidad de recuperación: tanto Francia como el Reino Unido recibieron más ayuda, pero Alemania Occidental se recuperó significativamente más rápido.
No era la primera vez que se ponía en marcha un plan similar, pues tras la 1ª G.M. ya se implementó uno, denominado Plan Dawes por el general del mismo nombre. El programa se estableció el 9 de abril de 1924, tras los más de 40 millones de muertos por la famosa pandemia de gripe, bajo el auspicio de los Estados Unidos para conseguir que los aliados vencedores de la Primera Guerra Mundial (sobre todo Gran Bretaña, Francia, y EE. UU.) consiguieran sus reparaciones de guerra establecidas en el Tratado de Versalles, mientras a la vez se buscaba estabilizar la economía de Alemania y evitarle mayores perjuicios como resultado de dichos pagos. Si Alemania no levantaba cabeza, no podía pagar y sus cobradores se verían imposibilitados de zanjar sus deudas con EEUU; la misma generosidad, interesada, de 25 años después y nada que ver con los eurobonos que piden España e Italia, que no han sabido o querido salir fortalecidas de la anterior crisis de 2008.
Berlín 2020. |
Más recientemente, desde el punto de vista epidemiológico y en plena Guerra Fría, con los cañones de la Guerra de Corea todavía humeantes e iniciándose la Independencia de África, el primero Ghana en el 1957, emergió en el panorama mundial un nuevo virus de la influenza A (H2N2) procedente de Asia. La epidemia se reportó por primera vez en la provincia de Yunán, en el sureste de China, producto de la mutación de un virus común en patos silvestres que se cruzó con una cepa que afecta a los humanos, en febrero de 1957. Alcanzó Hong Kong en abril, y se expandió rápidamente hacia Singapur, Taiwan y Japón, en cuestión de dos meses. Las ciudades costeras de los Estados Unidos sufrieron sus consecuencias en verano. De Asia se extendió a la India y a Australia. En España entró por el norte del país, infectando a unos cuatro millones de habitantes y cobrándose la muerte de unos 10.000, cifra oficial en plena dictadura. Curiosamente, nada más desaparecer la pandemia, se acabó la autarquía y comenzó el despegue económico con el Plan de Estabilización de 1959 y posteriores Planes de Desarrollo; con los gobiernos tecnocráticos del Opus Dei, pilotados por Laureano López Rodó.
Se considera que el proceso para la reagrupación de genes tuvo probablemente como soporte biológico a los cerdos, «población animal altamente susceptible a la infección por virus gripales». La aparición de un nuevo subtipo de virus encontró gran facilidad para su difusión debido a que la mayoría de la población no presentaba inmunidad frente a la variante; circunstancia que se repite con el Covid19. La cantidad estimada de muertes fue de en torno a un millón cien mil personas a nivel mundial, 116.000 de ellas en los Estados Unidos. Los adelantos médicos permitieron identificar rápidamente la pandemia y evitar que alcanzara la letalidad de la famosa gripe de 1918. En cifras globales, la letalidad de la gripe asiática fue muy baja, pero su rápida expansión repercutió negativamente en la economía, y fue junto a la epidemia de 1918 la que registró un número mayor de muertos en el siglo pasado. El Covid-19 no parece que supere esa mortandad a nivel global aunque en España la superará de largo, pues vamos en cabeza mundial en cuanto a letalidad por millón de habitantes; marca poco apetecible y que debería servir a Sanchez para ocultar pecho.
La portavoz socialista pidiendo lealtad entre insultos. ¡Vaya careto! |
https://www.elindependiente.com/politica/2020/04/09/el-estudio-de-oxford-citado-por-sanchez-no-situa-a-espana-como-el-pais-occidental-con-una-mejor-respuesta-al-covid-19/amp/?
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