Los distintos gobiernos, autonómicos y central nos tienen en muy baja consideración pues no cejan de tomarnos por idiotas o incultos que no sabemos ni multiplicar o dividir. La última, por ahora es el denominado Ingreso Mínimo Vital (IMV) por cuya paternidad luchan las fuerzas políticas, como si antes no hubiese ayudas que facilitaran comida a quienes no tienen ingresos mínimos. Como si no hubiera casas de acogida a los sin techos o como si Cáritas y otras ONG no hicieran repartos de alimentos, especialmente abundantes en época navideña. Es evidente que las denominadas y ahora abundantes colas del hambre son atendidas, si bien en lugar de darles un pez hay que enseñarles a pescar y facilitarles trabajo para que se dignifique su situación familiar. De hecho es poco frecuente ver a personas que rebuscan entre los cubos de la basura que si fueron más habituales en otras crisis económicas. La beneficencia la recuerdo de hace muchísimos años y en concreto la que llevó a efecto mi padre en su pueblo natal, donde ayudaba a tres familias que no sabían quien era su benefactor pues usaba una contraseña para ver sus necesidades y comprobar si les llegaba su ayuda. Usaban un círculo y una raya. Los papeles me los encontré en el forro del diccionario de latín después de usarlo en un examen. Mi padre no quiso decirnos a quien había ayudado y recuerdo que nos preguntó si acaso nosotros habíamos pasado alguna necesidad por el dinero que él había desviado a esas familias. Que tu mano izda no sepa lo que hace la derecha.
Con fines menos altruistas y enfrascados en la lucha por el relato, PSOE y Podemos pelean por la paternidad de esta ayuda que lleva muchos años instalada oficialmente en la mayoría de ayuntamientos y comunidades autónomas. Realmente lo que les interesa es apuntarse en su haber a los beneficiarios y que lo tengan presente a la hora de ir a votar. Experiencia tienen y si no que se lo pregunten a los de los EREs. Dicho lo cual, voy a centrarme en lo indignante de este IMV, que naturalmente parte con el muy loable objetivo de disminuir o eliminar las ahora llamadas colas del hambre. Pues bien, el gobierno, antes de soltar un euro de nuestro dinero, ya ha conseguido dos victorias al consolidad el apoyo positivo del PNV a la sexta prórroga del Estado de Alarma y la abstención de ERC, por idéntico motivo. Con dos ous, obtener la sexta prórroga para salvarnos a los españoles del peligro del Covid-19, se compra de tan abyecta manera. La verdadera razón es pactar con Bildu, con el PNV y con ERC un apoyo futuro a la política del gobierno. Se me olvidaba que tambien se negocia con ERC que la mesa para deshacer España sea en el mes de julio; lo que nos reportará un gran beneficio a la salud del resto de los españoles. Tambien se negocia que la IMV se transfiera a los referidos PNV y ERC para que los perceptores de las ayudas la asocien a esos partidos tan interesados en la desunión de España. No olvidemos que en la quinta prórroga el PSOE con Podemos y Bildu pactaron por escrito ventajas para los ayuntamientos vascos y navarros (que no estan en las negociaciones) y una derogación total de la reforma laboral que ha levantado de la mesa de diálogo a la patronal.
Firman con la patronal mientras negocian con Bildu la derogación de la reforma laboral |
Pues bien, sin mayores explicaciones ni cuentas ni justificaciones y estando pendiente de como se alcanzarán las ayudas, se habla de 3.000 millones de euros para unas 850.000 unidades familiares que podrían llegar a 2, 3 millones de personas y con importes entre 450€ y 1.100€. Números que se manejan por los ministros Escrivá, Iglesias y Montero (hacienda), además de por la prensa y tertulianos; pero que no he visto que nadie compruebe ni haga una simple división. Es fácil ver que los 3.000 millones solo dan para 12 pagas de 294€ o 252€, por familia, si se reparten en 14 pagas y por tanto ¿como se llegan a los 450€ para una familia monoparental o a los 1.100 para 5 elementos?. Nos toman por analfabetos. Si consideramos un IMV de 750€ (media aprox. entre los 450 y los 1100), los 3.000 millones darían para un total de 285.714 unidades familiares con 14 pagas. O se necesitarían 8.925 millones si se mantiene el objetivo de las 850.000 familias. Esto me hace recordar la Ley de la Dependencia que tanto revuelo positivo generó cuando Zapatero la aprobó y que como no disponía de recursos, se quedó en nada.
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