Uno de los fines/objetivos del presente blog es contar hechos/acontecimientos curiosos y en esa línea, nos encontramos con una cifra capicua para recordar el tiempo transcurrido desde la caída de Constantinopla bajo el imperio otomano y por tanto el fin de la Edad Media y el nacimiento de la Edad Moderna, 29 de mayo de 1.453; por tanto han transcurrido 565 años. Caían los restos del gran Imperio Romano y se consolidaba el Imperio turco/otomano; que duraría hasta el final de la Iª Guerra Mundial; aquí otra cifra capicúa, 464 años, que marcan el hito de la caída de Jerusalén, la joya turca, en manos inglesas en 1917.
Podríamos elucubrar con la fecha exacta correspondiente a nuestro calendario gregoriano, pues el referido 29 de mayo de 1453 corresponde al calendario juliano y para aclararlo, vamos a dar un breve repaso a los orígenes de los diversos calendarios; dejando la corrección al lector. Las diferencias en la duración del año solar y algunas diferencias con el lunar ha dado origen a varios calendarios. Como estamos en Bizantino (Constantinopla, Istanbul, Estambul) empezaremos con el calendario bizantino que inicia su uso en el año 312, aún bajo el Imperio romano, pero hacia la mediados del siglo VI ya había quedado sin uso tanto en la ciudad de Roma como la mayor parte de Occidente, aunque se seguía utilizando en algunos lugares. En cambio, seguía plenamente vigente en Oriente, al menos hasta la caída de Constantinopla (29 de mayo de 1453); incluso siguió utilizándose en Rusia hasta que en 1699 fue abolido por Pedro I el Grande, cuyo programa occidentalizador prefería el uso del calendario juliano.
Pero el desfase no se corregía y el Papa Gregorio XIII (1582) encargó el aún vigente Calendario Gregoriano, que corregía los errores. Una de las medidas fue quitarle diez días al año en curso para así hacer coincidir a Marzo 21 con el equinoccio. Por esta razón, el 4 de Octubre de 1582, fue el último día del Calendario Juliano (salvo el países como Rusia donde se mantuvo hasta su Revolución e incluso en su territorio más al este, permaneció hasta 1920.) y el siguiente día, pasó a ser el 15 de Octubre del calendario gregoriano. La población, en su gran mayoría granjeros y gente de pensamiento rústico, no comprendió que esto era sólo un ajuste y, de hecho, pensó que la iglesia les había robado 10 días de su vida. Razón suficiente para que una explosión de ira y terror asaltara los poblados de toda Europa (de las partes que aceptaron de primera el ajuste, entre ellos España y Portugal). La gente comenzó a salir a las calles y rebelarse exigiendo la devolución del tiempo robado, incluso bajo la amenaza de elevarse contra sus líderes. Hecha esta disquisición sobre los calendarios, volvamos al meollo del artículo: La caída de Constantinopla.
En el tiempo transcurrido desde el año 400, mapa de la derecha, hasta el año 1400, mapa de la izda, el Imperio Bizantino había ido perdiendo territorios hasta quedar reducido, prácticamente a Constantinopla y algunos ducados en Salónica y sur de Grecia. En la pérdida de poder y tesoros habían influido muy negativamente varias de las cruzadas que con el objetivo de rescatar Tierra Santa, habían saqueado Bizancio y algunas de sus colonias. Así cuando Constantinopla pudo frenar a Mehmet II con dinero, se encontró sin fondos y la guerra se tornó inevitable. Para vivir las vicisitudes de los últimos días de Constantinopla, nada mejor que un libro de un magnífico escritor de novela histórica: el finlandés Mika Waltari, autor entre otros libros del famoso Sinuhé el Egipcio
Mika Waltari, narra la historia de Juan Angelos, hombre cultivado y de gran sensibilidad que llega a Constantinopla para participar en su defensa contra los ejércitos del sultán otomano Mehmed II. En ella explica como se reparan por la noche los daños de la artillería turca y especialmente los ocasionados por una gigantesca bombarda que lanzaba bolas de granito de 750 kg a 1600 m. Salidas nocturnas dirigidas por Giustiniani y sus genoveses, que con otros refuerzos habían acudido a la llamada del rey Constantino para defender este bastión cristiano. Al final se enfrentaban unos diez mil defensores, protegidos por poderosas murallas, en las zonas de tierra, con tres líneas reforzadas con fosos entre ellas; que habían demostrados su fortaleza durante siglos, pero no frente a una artillería, de 42 bombardas, razonablemente moderna. Para el asalto, Mehmed II había reunido un ejército estimado en cien mil soldados, ochenta mil de los cuales eran combatientes turcos profesionales; los famosos jenízaros. El sitio comenzó oficialmente el 7 de abril de 1453, cuando el gran cañón disparó el primer tiro en dirección al valle del río Lico.
La entrada al puerto en el Cuerno de Oro estaba protegido por una poderosa cadena y fuego griego (la lista de ingredientes de este invento bizantino, cuyas llamas devoraban las flotas enemigas con rapidez, no ha llegado hasta nuestros días, pero se sabe que apagarlo era toda una hazaña porque ardía en contacto con el agua).
Bombarda turca. |
Camino en tierra por detrás de Pera, para el transporte de los barcos y soslayar la cadena con que se cerraba el cuerno de oro. |
El 22 de abril, el sultán asestó un golpe estratégico a las defensas bizantinas con la ayuda de la maniobra ideada por su general Zaganos Pacha. Imposibilitados para atravesar la cadena que cerraba el Cuerno de Oro, el sultán ordenó la construcción de un camino de rodadura al norte de Pera, por donde sus navíos podrían ser transportados por tierra, evitando la barrera y así atacar la ciudad por mar y por tierra.
Barcos transportados por tierra completan el asedio |
La resistencia se mantuvo firme con la esperanza de recibir refuerzos de los países cristianos, pero esta no llegó y el 28 de mayo sobrevino la desgracia, cuando el comandante Giovanni Giustiniani Longo fue herido, Constantino, avisado inmediatamente del hecho, fue hacia él y lo quiso convencer de no alejarse del lugar. Le habló de la importancia de permanecer, como fuera, en el campo de batalla ; pero el genovés, lamentablemente, se mantuvo firme en su deseo de retirarse para ser atendido. Cuando el resto de los soldados genoveses vieron que se llevaban a su capitán, pasó lo que era de esperar se desmoralizaron y desertaron de sus puestos en la muralla, siguiendo el camino de su comandante, justo en el preciso momento en que arreciaban los esfuerzos de los jenízaros en el lugar. Así se puso final a la resistencia el 29. Constantinopla pasó a llamarse Estambul y a ser la capital del imperio turco, convirtiendo la catedral de Santa Sofía en Mezquita.
Mezquita de Santa Sofía |
La caída de Constantinopla tuvo un gran impacto en Europa y motivó que al interrumpirse las comunicaciones con Asia, los portugueses abriesen la ruta de la circunvalación de África, llegando, Vasco de Gama, en 1498 a la India y los españoles, en la misma idea, se encontraron con América en 1492. Treinta años después se habían establecido colonias en China, Macao y Filipinas y Juan Sebastián Elcano había dado la primera vuelta al mundo. El mediterráneo pasó a ser un mar secundario frente al auge de las rutas atlánticas y del pacífico.