Estamos iniciando una semana históricamente interesante por la acumulación de efemérides de honda influencia en nuestra historia reciente. Podríamos acotar esta etapa de nuestra historia entre la aprobación de nuestra Constitución en 1978, hace 40 años y la pérdida de los restos de nuestro imperio de Ultramar, en 1898, hace 120 años. Empezaremos recordando que en estas fechas del año 1898, nuestros diplomáticos estaban en París reunidos con sus homólogos americanos, negociando las condiciones de la paz tras la guerra en Cuba y Filipinas. Las hostilidades habían acabado en agosto, salvo los últimos de Baler que resistieron hasta junio del año siguiente. La llamada Paz de París se firmó el 10 de diciembre. Cuarenta años después, hace 80, el 7 de noviembre de 1938, tres bombarderos Tupolev SB, los katiuskas republicanos, dejaron caer unos 4.000 k de bombas sobre la indefensa población de Cabra.
Otras versiones elevan el número de aviones a 9 y las bombas descargadas a 8.000 k; esta versión es menos probable pues en ese momento y con la batalla del Ebro en sus últimos estertores, me parece una fuerza excesiva en un frente tan secundario; claro que con ese razonamiento se entiende menos el criminal bombardeo que parece dejó un centenar de muertos y el doble de heridos. Entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, las tropas franquistas tomaron las sierras de Cavall y Pandols rompiendo las últimas resistencias en el Ebro; quince días después el Ejército del Ebro habían vuelto a sus posiciones iniciales en la orilla izda del Ebro; poniendo punto final a la batalla del Ebro, iniciada con el cruce del Ebro el 25 de julio. La guerra se estaba dilucidando en el Ebro y se abrían las puertas de Cataluña, por lo que bombardear Cabra tiene menos sentido. ¿Recordará este evento la Vice Carmen Calvo, nacida en esa población en 1957?
Siempre que se habla de bombardeos sobre poblaciones indefensas, surge el de Alicante en mayo del 38 y sobre todo el de Guernika, pero raramente Cabra. Con una diferencia importante, Cabra lo bombardean los republicanos y Alicante y Guernika los nacionales. Bien es cierto que el tiempo de bombardeo y el número de aviones partícipes en Guernika, el 26 de abril del 37, fué muy superior (tres veces) así como el nº de víctimas. Las víctimas en Alicante fueron parecidas a las de Cabra, mientras que en Guernica los fallecidos oscilan entre 200 y 1.000 , aunque parece que últimamente se habla de menos de 300 (una barbaridad). Aquí se demuestra la vieja máxima : en la guerra, la primera víctima es la verdad.
Otra efemérides del próximo 7 de noviembre, calendario gregoriano, es el 101 aniversario del golpe de estado con el que Lenín y sus bolcheviques, se hicieron con el poder en Rusia.
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Manifestación del 8 de marzo de 1917, coincidente con el día internacional de la mujer |
La 1ª Guerra Mundial, llevaba tres años y a los muertos se le superponían las penalidades, pérdidas de cosechas..., por lo que el hambre se enseñoreó de Rusia. Comenzaron la huelgas, levantamientos y protestas que eran reprimidos violentamente por la policía hasta que regimientos de soldados se pusieron del lado de los revoltosos y se enfrentaron con la policía. El ambiente se fué caldeando, escapándose del control del gobierno hasta el punto de congregar a más de 200.000 personas (principalmente mujeres) coincidiendo con el día internacional de la mujer, 8 de marzo del 17, en San Petersburgo.
La suerte estaba echada y el zar intentó salvar los muebles de la monarquía, abdicando en su hermano Miguel pero la revolución era ya imparable y Rusia pasó a ser una República socialista-burguesa el 15 de marzo. Lenín estaba en Suiza y la abdicación le pilló fuera de juego. Aquí los mencheviques con Kerenski al frente perdieron la ocasión de oro de haber consolidado esta república democrática, sacando a Rusia de la guerra, pero no lo hicieron por respetar su tratado con Francia.
En esta situación de inestabilidad, los alemanes vieron la oportunidad de sacar a Rusia de la contienda y eliminar el segundo frente, antes de que la potencia de EEUU hiciera sentir su peso en el conflicto, para lo que facilitaron el paso de Lenín a través de su territorio y aportaron fondos a los bolcheviques; minoría en ese momento en la DUMA, pero partidarios de sacar a Rusia de la guerra. Lenín salió de Suiza el 9 de abril y llegó a San Petersburgo (Petrogrado) una semana después, tras pasar por Suecia y Finlandia. El zar llevaba ya un mes fuera del poder.
Durante el verano, Rusia siguió sufriendo graves derrotas y pérdidas en el frente, por lo que la inestabilidad y el descontento siguieron aumentando, reflejándose en el gobierno que cambió cuatro veces en ocho meses. Los bolcheviques aprovecharon el descontento para ir infiltrándose en los soviets y eligieron la reunión parlamentaria del II Congreso de los Soviets de Rusia (socialistas revolucionarios, demócratas, mencheviques y bolcheviques) del 6/7 de noviembre para dar un Golpe de Estado y hacerse con el poder. En el asalto murieron cuatro bolcheviques, ante los guardias que rechazaron el primer asalto; pero como Kerenski no consiguió refuerzos de los regimientos cercanos, terminaron por rendirse y entregar el poder a Lenín y los bolcheviques.
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La Joven Guardia Roja controla el acceso al Parlamento |
Tras numerosos retrasos hubo elecciones entre finales de noviembre y enero del 18, que arrojaron un resultado contrario a Lenín, aunque éste ya controlaba el gobierno. Los socialistas revolucionarios obtuvieron 17.000.000 de votos; los bolcheviques poco más de la mitad, 9.000.000; los mencheviques más los demócratas constitucionales, algo más de 3.000.000; pero como decía Rosa Luxemburgo: Lenín una vez alcanzado el poder, no daría su brazo a torcer. La historia del mundo estaba cambiando de forma drástica. En Rusia, comenzó una guerra civil que duró hasta 1923 y dejó tras de sí más de 2.000.000 millones de muertos directos, además de otros tantos fallecidos por hambre y muchos más represaliados. Sin contar los que se imputan a Stalin desde que accedió al poder en 1922.
Otra curiosidad: El socialista Fernando de los Ríos fue enviado, entre octubre y diciembre de 1920, por el partido socialista español para entrar en contacto con la nueva Rusia revolucionaria y sopesar las posibilidades de ingreso del PSOE en la Tercera Internacional, apadrinada por Moscú. Le llamó la atención la falta de libertad e hizo la famosa pregunta a la que Lenin contestó, “libertad, ¿para qué?”. La planificación extrema le pareció económicamente inviable y generadora de una plaga de las estadísticas falsas. El PSOE continuó en la Internacional Socialista, con alivio de Pablo Iglesias Posse.