En noviembre de 1936, la guerra se decide en Madrid, el frente Norte está estable tras la toma de Irún y San Sebastián por los sublevados. Oviedo resiste, por contra la sierra de Madrid es un baluarte frente a las columnas de Mola. Mientras tanto se solapan tres actuaciones, en retaguardia, extremas: Ha terminado la salida del oro del Banco de España, cuyo 80% se traslada desde Cartagena a Rusia; comienzan los fusilamientos de Paracuellos, paradigma de los asesinatos en la retaguardia y se lleva a cabo la salida de los cuadros del Museo del Prado hacia Valencia, tras el gobierno, sometidos a un peligro irresponsable. Estamos iniciando una semana históricamente interesante por la acumulación de efemérides de honda influencia en nuestra historia reciente; que vuelve a la actualidad con la amenaza real de la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática; que nos ha traido el triunfo de los necrófilos del actual gobierno. Empezaron con Franco que entre dos elecciones, les restó votos. siguieron con Queipo de LLano y Moscardó. En época electoral es una tentación que les atrae y les retrotae a sociedades arcaicas que hacían uso macabro de los cadáveres. Llevan enterrados decenas de años y ya habrán sido juzgados por el Sumo Hacedor y si no crees, que daño les haces cuando no fuiste capaz de hacérselo en vida. Todos ellos murieron placidamente en sus camas.
El pasado día 4, se cumplieron 88 años de la constitución del segundo gobierno de Largo Caballero que ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos bélicos, pretendió extender la responsabilidad y participación en la lucha a todos los partidos y así entraron tres ministros anarquistas; hecho sin precedentes en la historia mundial. Azaña se opuso, sin éxito, a que entrase un "asesino", como García Oliver, como Ministro de Justicia. En su ejercicio como ministro, fueron abolidas las tasas judiciales y los expedientes penales destruidos. Durante la Guerra Civil, manifestó: «Se está dando un fenómeno en este guerra, y es que los fascistas cuando les atacan en una ciudad aguantan mucho y los nuestros no aguantan nada; ellos cercan una ciudad y al cabo de unos días es tomada. La cercamos nosotros y nos pasamos allí toda la vida». No se referiría a Madrid que aguanto hasta el final.
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Descarga en Odessa del oro del Banco de España |
La madrugada del 6/7 llega el último barco, con el oro español, al puerto ruso de Odessa (ahora Ucrania). Resulta extraño el envío del 80% de las reservas, cuando en Cartagena estaban alejadas del frente de batalla y la guerra estaba comenzando; si bien había que pagar, no muy baratos y en efectivo por carecer de crédito, los envíos rusos de material de guerra, combustible, etc. En esas fechas, las tropas de Varela, Yagüe, Castejón..., que atacan directamente Madrid, se encuentran una inesperada resistencia pero el gobierno teme la caída y ese mismo día 6, huye de Madrid hacia Valencia y comienzan los traslados de presos a Valencia; si bien desgraciadamente su viaje terminaba en Paracuellos. Una curiosidad poco conocida: En esas mismas fechas, dos años después, el 7 de noviembre de 1938, tres bombarderos Tupolev SB, los katiuskas republicanos, dejaron caer unos 4.000 k de bombas sobre la indefensa población de Cabra.
Otras versiones elevan el número de aviones a 9 y las bombas descargadas a 8.000 k. Esta versión es menos probable pues en ese momento y con la batalla del Ebro en sus últimos estertores, me parece una fuerza excesiva en un frente tan secundario; claro que con ese razonamiento se entiende menos el criminal bombardeo que parece dejó un centenar de muertos y el doble de heridos. En esas fechas se estaba poniendo punto final a la batalla del Ebro, iniciada con el cruce del Ebro el 25 de julio. La guerra se estaba dilucidando en el Ebro y se abrían las puertas de Cataluña, por lo que bombardear Cabra no tiene sentido y está muy alejada, en fechas, de la ofensiva republicana, Plan L, iniciada el 5 de enero de 1939, con tres cuerpos de ejército al mando del general Escobar, con el objetivo de aliviar al ejército que se retiraba en Cataluña y si tenía éxito, llegar a la frontera con Portugal y cortar en dos la zona nacional ¿Recordará este evento la exvice Carmen Calvo, nacida en esa población en 1957?.
Pero volvamos a nuestro noviembre madrileño de 1936. La noche del 6 de noviembre, se han encontrando fortuitamente, las fuerzas de defensa, el plan de ataque en el bolsillo de un oficial sublevado, muerto dentro de una tanqueta durante un asalto. Con ese tesoro, el comandante Rojo (jefe del estado mayor republicano) trabaja toda la noche y distribuye las fuerzas, de manera que el empujón, del día 7, de los sublevados es detenido. Dos días después hacen su aparición los brigadistas de la XI Internacional (mandada por Kleber), que desfilan por Madrid el día 8 para subir los ánimos. Estas fuerzas entran en fuego, en el sector más peligroso, en la Ciudad Universitaria. Dos días después se incorpora a la defensa la XII brigada que es dirigida al asalto del Cerro de los Ángeles, para cortar de flanco a las tropas que asaltan Madrid. En este tira y afloja, los legionarios desde el Vértice Garabitas, en la Casa de Campo, preparan el cruce del Manzanares por la zona del parque del oeste.
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8 de noviembre del 36, los primeros internacionales de la XI llegan a Madrid |
La proximidad del enemigo a la Cárcel Modelo genera el traslado de los presos a otras cárceles y empieza los falsos envío a Valencia. Entre el 6 y el 10 se habla de 1500 asesinados en las fosas comunes de Paracuellos; matanza que seguirá hasta que el anarquista Melchor Rodriguez, el Ángel Rojo, es nombrado director de prisiones y las detenga momentáneamente pues poco después es destituido, el 14, y vuelven las sacas descontroladas.
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Espectacular entierro de Buenaventura Durruti |
Pocos días después, llegan y se incorporan a la defensa las milicias anarquistas de Durruti (1400 hombres, el 25% del total con que contaba en el frente de Zaragoza), que piden el lugar más expuesto y van a la Ciudad Universitaria. Así las cosas entre el 15 y 17 se desarrollan los ataques más intensos y los legionarios y regulares cruzan el río y suben por la Gran Vía; los anarquistas y brigadistas huyen, todo parece perdido pero son detenidos por agotamiento de los atacantes y al final el frente se estabiliza en la universitaria, Casa de Campo, Carabancheles, Puente de los Franceses... y así permanecerá el resto de la guerra. Madrid ha resistido. Durruti, herido el 19, en extrañas circunstancias, muere en el Ritz el 20 N (nuevamente coincidencias con la muerte de Jose Antonio y posteriormente de Franco, 1975 y hace diez años de la Duquesa de Alba). Hay escaramuzas hacia la carretera de la Coruña pero son intentos de flanqueo y mejora de posiciones. El 23 de noviembre se reúnen Franco, Mola y otros generales y desisten de conquistar Madrid mediante un ataque frontal.
Como un avatar de la guerra podría considerarse los varios traslados de 525 obras del Museo del Prado. Primero a Valencia, después a Barcelona y Figueras, y por último a Ginebra, donde llegaron en febrero de 1939. En septiembre otro traslado, esta vez de vuelta a la España franquista. Evacuar las obras del Prado durante la Guerra Civil se hizo en contra de todos los criterios técnicos que había. Se demostró que las obras estaban más seguras en el Prado que fuera y de hecho, el grueso de la colección permaneció en el sótano, resultando ilesa. El subdirector, Sánchez Cantón, "se opuso cuanto pudo a la evacuación" y se eligió a María Teresa León, esposa de Alberti, para seleccionar las pinturas que saldrían de la capital. "Estuvo más preocupada de sacarlas cuanto antes que de hacerlo bien. Le dio igual la opinión de los técnicos".
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Traslado, de cualquier manera. |
Encelados con el expolio del oro, poco explicado por el PSOE, se nos olvida con demasiada frecuencia el riesgo sufrido por las obras trasladadas y que según Manuel Azaña, valían más que la República y la Monarquía juntas. Aquí un artículo monográfico sobre dichos traslados.
Termina el mes con las quejas internacionales por los fusilamientos de presos, responsabilidad del gobierno, no de incontrolados (desgraciadamente habituales en todo el país). Indalecio Prieto dice que les va a costar la guerra y consiguen la vuelta de Melchor Rodriguez el 4 de diciembre. Esta vez el anarquista García Oliver (ministro de interior) le apoya sin fisuras y acaban las sacas indiscriminadas. Desgraciadamente más de 4500 personas han perdido la vida; entre ellos el genial autor D. Pedro Muñoz Seca; fusilado el 28 tras robarle su reloj y humillarle cortándole sus bigotes. "Me podéis quitar todo, menos una cosa: el miedo que tengo". Muere junto a un padre agustino. El preso encargado del enterramiento en las fosas comunes contó catorce impactos en el cuerpo sin vida de don Pedro. Trece y el tiro de gracia, que le atravesó la cabeza de sien a sien.