Esta resultando evidente que nuestro gobierno bonito, con el guapo Sánchez a la cabeza, es un fracaso cada vez que se tiene que enfrentar a un problema grave o una catástrofe natural; como el Covid 19 o la última DANA de la huerta valenciana. En ambos casos se esconde y llega tarde, si es que llega y en el camino va dejando las mentiras y resultados negativos en la cuenta de la oposición. La culpa siempre es de los otros.
Para tapar las acusaciones de corrupción y nepotismo en grado máximo que rodea al gobierno y en particular a Pedro Sánchez, sus entornos mediaticos y paniaguados no dejen de lanzar cortinas de humo y una recurrente es la presión de la fiscalía y de la prensa del régimen sobre Isabel Diaz Ayuso a cuenta de su gestión y responsabilidad en la muerte de 7291 personas mayores en las residencias, por aplicar un triaje estricto, durante la pandemia, olvidando que el principal responsable de evitar esas muertes así como del resto de los 120. 000 muertos reconocidos oficialmente, a trancas y barrancas, era el denominado Gobierno Bonito, al que Ignacio Camacho describía magistralmente, en la parte final de su artículo del 13 de abril de 2020, en ABC:
No hay otra prioridad que la apariencia, la imagen, la fachada, el porte. En medio una tormenta sanitaria, económica y social de efectos demoledores, navegando de noche con el radar averiado, a la deriva y sin una sola luz en el horizonte, con la tripulación en desbandada y el pasaje diezmado y recluido a la fuerza en sus camarotes, el capitán del barco de la nación española sólo parece atento a la pulcritud de la raya de su uniforme.
Para empezar y situar el tema hay que recordar que la utilización partidista del 8M de 2020, con una pugna entre el lado más feminista del PSOE, Carmen Calvo, y Podemos, llevó a obviar todos los avisos, que no fueron pocos, de la pandemia que se nos venía encima y ese retraso doloso origino miles de muertes por no haber anticipado 15 días los confinamientos y la compra de material de protección, como mascarillas, batas, gel y respiradores. Un retraso letal pues desplazó la curva de afectado una quincena, equivalente al tiempo de gestación y transferencia de la enfermedad. Quince dias despues del confinamiento, inconstitucional, la curva se fue aplanando pero por desgracia y el tiempo perdido ya éramos líderes en muertes por cada millón de habitantes. Luego se salvaron muchas vidas pero varios miles se habían quedado, innecesariamente, en el camino.
Ese retraso politicamente interesado complicó los suministros, agravado con un Ministerio de Sanidad que no era más que un cascarón vacio, cementerio de elefantes sin organización ni contactos. Sacar pecho en los mensajes televisados de los viernes y un comité de expertos inexistente más otro retraso en ceder la gestión a las Comunidades y al Ministerio de Transporte, complicaron las compras y puso en marcha el cómprese a cualquier precio, cuyas consecuencias ahora se les vuelven en contra con los casos de äbalos, Koldo y Aldama; sin olvidar que en Baleares no se devolvieran las mascarillas que aislaban un 45% en lugar de las idóneas que lo hacían en un 90% y los miles de ellas inutilizadas en el gobierno de la actual presidenta del Congreso. Lógico que pensaran,más vale un 45% de algo que el 0,00% de nada, mientras llegabann las nuevas. Descontrol en los contratos con un ministro, Illa, puesto ahí para hacerse una imagen para las autonómicas catalanas; vamos, los ingredientes para la tormenta perfecta. Sin olvidar a Pablo Iglesias y su "dejadme solo" que yo me encargo de las residencias de mayores. Al final se enfrentó a Ayuso y esta le sacó de la politica activa en las autonómicas adelantadas.
Todo era postureo y raya planchada cuando para afrontar la pandemia con unos pactos de la Moncloa que Sanchez ofrece mientras lanza a su portavoz parlamentario, Adriana Lastra, a evitarlos; hasta el punto que el entonces presidente del PP, Pablo Casado, le pregunta directamente: «Señor Sánchez, ¿quiere usted que el Grupo Popular apruebe el Estado de Alarma? Es que cualquiera que haya oído su intervención, a juzgar por los insultos y las difamaciones que han vertido sobre nosotros usted y su portavoz, parece que está deseando que no». Pedro Sánchez ni siquiera entonces concedió a Pablo Casado la cortesía mínima de mirarle. Ordenaba sus papeles.
Lo cierto es que el gobierno fracasó en lo que era su responsabilidad, la protección de nuestras vidas, pues nos aplicó la fábula de la zorra y las uvas. Como no tenía mascarillas, no era necesario llevarlas y cuando las tuvo, resultaron obligatorias. Con el confinamiento de la semana posterior, se apalanó la curva y comenzó la desescalada, que funcionó gracias a las mascarillas obligatorias, distancia social e higiene de manos. Haber aplicado esas medidas desde el 3 de marzo, en lugar del día 15 (14+1) de los 9.000 contagiados diarios a finales de marzo, habrían disminuido su número de forma notable. Hay estudios que rebajan la mortandad a menos de la mitad.Tampoco habría hecho falta confinar a toda la población, habría sido suficiente con hacerlo a los mayores de 60 años y no haber estrangulado la economía. Hubo residencias sin fallecidos porque se confinaron residentes y cuidadores desde finales de febrero. Otra versión del triaje extremo. Cuando vamos a urgencias pasamos por la sala de triaje que nos ordena por gravedad para ser atendidos. En la película Pearl Harbour, las enfermeras marcaban con lapiz de labios rojo a quienes valía la pena a tender y a quienes no, para optimizar la escasez de medios
Por la DANA:
Ruina , este gobierno es la ruina . Allá donde pone el ojo .
ResponderEliminarChus García Ojosnegros
Y lo peor está por llegar.
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