lunes, 3 de marzo de 2025

500 AÑOS DE LA BATALLA DE PAVÍA, LA OCASIÓN PERDIDA.

Entretenidos por la bronca montada contra Carlos Mazón y el vergonzoso espectáculo ofrecido por Trump , Vance y Zelenski en la Casa Oval, ha pasado sin pena ni gloria el 500 aniversario de la batalla de Pavía en que Carlos I derrotaba al ejército francés del rey Francisco I, al que hacía prisionero. Lo trasladó a Madrid, hasta que tras firmar el Tratado de Madrid, el 16 de enero del año siguiente y , dejar a dos de sus hijos como rehenes, fue liberado. Francisco I tras retornar a su reino y alegando que había firmado bajo presión, consideró nulo el referido Tratado. Otro personaje que anteponía su persona a su palabra y al bien de sus subditos; ejemplos tenemos. Tras diversas victorias de Carlos I, tres años después se firmó La Paz de Cambrai o Paz de las Damas, en la ciudad homónima, el 5 de agosto de 1529. Ambos renunciaban a derechos cruzados en Paises Bajos y Norte de Italia y se liberaban los dos hijos de Francisco I, rehenes desde 1526. El pacto se completó con dos millones de ducados entregados por Francisco I. Ante estos acuerdos perdedores, el llamado rey Cristianísimo decidió asociarse con el Emperador Turco, en otra demostración de egoismo y falta de principios. Francisco I, había prometido en carta escrita al sultán turco, mientras estaba preso en Madrid que abriría un segundo frente en el oeste de Europa para que los otomanos avanzaran por el este, de forma que Solimán El Magnífico se presento ante Viena a finales de septiembre del referido 1529. La ciudad resistió gracias a la presencia de 1500 lansquenetes alemanes dirigidos por el conde Nicolás de Salm, veterano de la batalla de Pavía, y 700 arcabuceros españoles (provenientes en su mayoría de la villa castellana de Medina del Campo y alrededores). Volvió a intentarlo en 1532 pero entonces la presencia de un gran ejército, dirigido por el hermano de nuestro Carlos I, fue suficiente para que se retirase. Por tanto Carlos I defendió Europa de los turcos que luego remató su hijo en Lepanto. Intentó frenar el protestantismo con su visión preclara de que llevaría a enfrentamientos entre hermanos, Hablaba varios idiomas y se movió por Europa como si fuese una sola unidad territorial. Siempre escaso de recursos monetarios. Un gran europeo anticipado 500 años.



Volvamos a la batalla del sitio de Pavía. El francés atravesó los Alpes en octubre de 1524, con un ejército reforzado por suizos e italianos y, poco después, el 2 de noviembre, se hallaba ya frente a Pavía con 40.000 hombres (8.150 de ellos, caballeros). A cambio, Carlos V envió para romper el sitio un contingente de 33.000 almas: 24.000 piqueros, 7.000 arcabuceros y tan solo 2.000 jinetes. Su maniobrabilidad, puso nuevamente en evidencia la torpeza y la pesadez de los gendarmes cuando estos se enfrentaban a un enemigo disperso que disparaba de forma incesante desde todas direcciones. La victoria de Pavía, produjo más de 8.000 bajas francesas y evidenció la gran superioridad que los dominios del emperador, unidos, tenían sobre sus enemigos. Vencedor en mil frentes, lo único que le quedaba a Carlos para culminar su triunfo era la simbólica coronación por el Papa, y la consiguió. Fue el último sacro emperador en realizar el viaje a Italia y recibir la corona del sumo pontífice; el último en esgrimir el viejo ideal de la 'Universitas Christiana' que el surgimiento de los Estados modernos y la fragmentación religiosa hicieron fracasar». La gran ocasión perdida de unir Europa en lugar de que se desangrara en luchas fratricidas, de religión y de poder, que se han vivido desde entonces, incluyendo dos G.M y la actual de Rusia y Ucrania.

Carlos I visita a Francisco I, herido en Pavía

En la batalla de Pavía, sucedida el 24 de febrero de 1525, quedó acreditado el potencial de las armas de fuego individuales ante la caballería pesada gala y puso los pilares sobre los que se construyeron los futuros Tercios de la Monarquía Hispánica. Es de reseñar que la caballería pesada gala no era la primera vez que era derrotada por las armas individuales, esta vez los mortales arcos largos ingleses, que pararon sus cargas en la batalla de Crecy en agosto de 1346 y nuevamente en Azincourt/Agincourt en octubre de 1415.


En ambas batallas murieron entre 300 y 1000 ingleses por 10.000 franceses; de estos cerca de 1200 eran nobles. En Crecy fueron asesinados todos los prisioneros plebeyos pero no los nobles porque un plebeyo no podía matar a un noble (se nota quien hacía las leyes), además de que un noble prisionero valía una pasta por su rescate. El libro "un mundo sin fin" de Kent Follet, describe en detalle la invasión de Eduardo III a Francia en 1346, el gran triunfo de Crécy y el comportamiento brutal de sus tropas que, siguiendo sus órdenes, arrasaron con todo cuanto encontraron a su paso, matando a hombres, mujeres y niños. Pocos años depués, en Agincourt, cerca de Calais en el Noroeste de Francia, se enfrentaron los ingleses mandados por Enrique V a los franceses al mando de un grupo de nobles de sangre pero poca experiencia en combate. La fuerza inglesa la componían 6.000 hombres, básicamente infantería y pocos nobles a caballo, la fuerza principal la formaban 5.000 arqueros dotados del temible arco largo inglés; el ejército francés lo componían unos 25.000 hombres, de los cuales 9500 eran infantes dotados de alabardas, 1500 llevaban ballestas, 4.000 arcos y 10.000 caballería pesada. Los arqueros ingleses resultaron vencedores y cuando el ejército francés se retiraba, ante un pequeño ataque en la retaguardia inglesa, Enrique V temeroso de los cientos de prisioneros, dio orden de acabar con ellos sin distinción. Sus hombres de armas se negaron y se lo tuvo que encargar a un ayudante y 50 arqueros plebeyos. 

Arqueros ingleses protegidos por estacas 

(recordemos BraveHeart) y alabarderos en Agincourt


Se acabó la caballerosidad, pero aún quedaba alguna excepción: Beltrán de Duguesclín era un guerrero de gran inteligencia y fortaleza y ayudó a su rey aplicando la táctica de tierra quemada frente a los movimientos del ejército inglés en la primera mitad de la guerra de los cien años e intentó aplicar las sangrientas lecciones de Crecy pero sus superiores no le hicieron caso e insistieron en las cargas de la caballería pesada. Cuando estaba en su lecho de muerte pidió que su corazón fuese enterrado en Tierra Santa y cuando la comitiva atravesaba España para cumplir su último deseo fue asaltada por sarracenos que al enterarse del objetivo de la comitiva se lo devolvieron al rey castellano y este al rey francés Carlos V. Su corazón se encuentra en un catafalco en la iglesia de Saint Sauveur de Dinan. Era la época de la caballerosidad que se reflejó en el famoso libro de caballería Amadís de Gaula (reflejado en el Quijote y admirado por el ingenioso hidalgo)

Monte Saint Michel donde encontré 

una estatua de Beltrán de Duguesclín 


Pocos resultados obtuvieron los ingleses, más en Crecy que en Azincourt, pues conquistaron el puerto de Calais, que mantuvieron hasta que lo perdieron en 1558 siendo Felipe II rey Consorte de Inglaterra. La región está cargada de hechos guerreros: Desembarco de Normandía en la IIª G.M., Ataque a Caen de los ingleses y canadienses en la misma campaña, batalla del Somme en el verano de 1916 (con un millón de bajas y desgraciadamente famosa por los 20.000 ingleses muertos en 1er día, 1 de junio; tantos como en los 20 días de nuestra batalla del Jarama). Por Arrás De Gaulle intentó inútilmente frenar a Rommel en mayo del 1940.....

Carlos I estuvo a punto de conseguir su sueño unificador pero la gran oportunidad se perdió y ahora vuelve a ponerse en tela de juicio la UE, surgida tras la IIª G.M. Lástima de que sus fundadores no hayan tenido herederos comparables. El 25 de marzo de 1957 se firmaron dos tratados: el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom).


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