El próximo jueves, día 25, se cumplen 50 años de la conocida como Revolución de los Claveles, fiesta en Portugal por ser la fecha en la que la dictadura da paso a la transición a la actual democracia, en nuestro país vecino. Vecino y en muchos sentidos, ignorado. No entiendo por qué vivimos de espalda a él, cuando durante muchos años nuestras historias fueron de la mano. Dejando atras nuestra comun lucha contra la ocupación musulmana y nuestras primeras guerras de dinastias, podemos situarnos en 1578 cuando nuestro Felipe II accede al trono de Portugal por descendencia directa de su madre, Isabel de Portugal; el gran amor de su padre, el emperador Carlos I. Con escasas interferencias, los dos paises habían desarrollado sus imperios de una forma peculiar pues tras el descubrimiento de América por Cristobal Colón, rechazado por Portugal, los monarcas respectivos firmaron el Tratado de Tordesillas el día 7 de junio de 1494; que dividía el océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla. También se regulan los derechos de pesca y navegación por la costa atlántica africana; asegurándose los castellanos los territorios de Melilla y Cazaza y la pesca hasta el cabo de Bojador.
De esta forma, los Reyes Católicos y el rey Juan II de Portugal se ponen de acuerdo sobre qué conquistas podrán realizar ambos Estados en relación con el mundo recién descubierto. Tratado por el que se repartían las influencias en el mundo; reparto que se mantuvo y respetó incluso durante los reinados de Felipe II, III y Felipe IV. De hecho, la circunvalación al mundo, planificada e iniciada por Magallanes y completada por Elcano, tiene su razón de ser en el intento de decubrir una ruta desde España a China y a las islas de las especies, Las Molucas; sin utilizar la via portuguesa colonizada, por sus magníficos navegantes, incluido Magallanes, en la segunda mitad del Siglo XV y primeros años del S XVI.
Aprovechando el levantamiento catalan contra Felipe IV, de 1640, los portugueses iniciaron su guerra de independencia de España, culminada el 13 de febrero de 1668 tras la firma del Tratado de Lisboa. La guerra fue negativa para las armas españolas y las energías consumidas para mantener Cataluña, ayudaron a perder Portugal. Del paso de los Tercios por Zalamea de la Serena nace la famosa obra teatral de Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea o El garrote más bien dado; para distinguirla de la obra de Pedro Calderón de la Barca, del mismo nombre. Según el Rector de la Carlos III, Peces Barba, Felipe IV se equivocó al luchar para retener a Cataluña en lugar de haber concentrado todos los esfuerzos en conservar a Portugal.
Dando un salto en la historia, pasando por nuestra guerra de la independencia y la ocupación de nuestras principales ciudades con la escusa napoleónica de atravesar España para ir a sacar a Portugal de la alianza con Inglaterra, aterrizamos en la década de 1936. Desde la caida de la Iª República portuguesa en 1926, se había instalado una dictadura en Portugal, que resultó ser la más duradera del siglo xx en Europa Occidental. La dictadura portuguesa, incluyendo la dictadura militar (1926-1933) y la Segunda República (1933-1974), duró cuarenta y ocho años. Tras el golpe de Estado de los militares de 1926, llegó al poder Oliveira Salazar, un erudito aunque con tendencias católicas y dictatoriales.
Años después apoyó a los golpistas españoles del 18 de julio. Un apoyo vital en el inicio del levantamiento pues permitia el enlace terrestre de las dos zonas sublevadas y recibir suministros marítimos, lejos de la influencia del Estrecho de Gibraltar. Hasta finales de agosto también ofrecía una protección del flanco izdo de las columnas que partiendo de Sevilla se dirigían a Madrid. Incluso hubo voluntarios portugueses, "Los Viriatos", entre las tropas franquistas. Pocos días antes del final de la Guerra Civil española, el 17 de marzo de 1939, Portugal y España firmaron un tratado que acabaría convirtiéndose en 1942 en el Pacto Ibérico, un tratado de no agresión que marcó el comienzo de una nueva fase en las relaciones ibéricas.
Las relaciones entre ambos dictadores fueron cordiales aunque se enturviaron cuando en los años 60 se producía la descolonización africana. Mientras los paises colonizadores, Francia e Inglaterra, principalmente, concedían de mejor o peor grado la independencia de sus colonias, España a Marruecos en 1956, Portugal se empeñó en mantener las suyas. Esto ocasionó un gran derroche económico y de vidas así como la emigración de cerca de 500.000 portugueses que huían de la guerra. No todo era malo, en su aislamiento, Oliveira Salazar dejó varias obras públicas tales como el puente Salazar (ahora puente 25 de abril), el mirador-monumento a Cristo-Rei, que demuestra su alianza con el catolicismo conservador de Portugal, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, autopistas y otras. En 1968, a la edad de 79 año, se golpeó la cabeza al caerse y fue sustituido por Marcelo Caetano hasta que Salazar falleció en 1970. En ese año largo, sus cuidadores, le hacían creer que seguía al frente del gobierno.
A su muerte, Oliveira Salazar dejaba el denominado Estado Novo (1933-1974), tocado por las guerras coloniales. Dejaba un régimen autoritario, corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista, nacionalista y tercerposicionista, por ende antiliberal, antiparlamentario (sin elecciones desde 1923), anticomunista y católico. Desaparecido el líder, los conflictos en África aumentaron en intensidad, generado conflictos entre la sociedad civil y la élite militar. Todo esto mientras el modelo económico propugnado por el Gobierno, basado en la autarquía y en la exportación de materias primas, acompañado por un débil desarrollo industrial y un fuerte mercantilismo en todos los sectores de la economía, hacía que Portugal permaneciera como el país más pobre de Europa Occidental, y generara una fuerte emigración, aumentada por el desapego a las guerras coloniales.
En febrero de 1974, los problemas militares se focalizan en el general Spínola que había ganado fama entre los oficiales del Ejército opuestos a las políticas del Gobierno, cuando en ese mismo mes publicó" Portugal y el futuro", texto con casi 50.000 reproducciones, donde Spínola declaraba que el país no debía proseguir la guerra en África sino buscar una «solución política» Desde ese momento en que se hicieron visibles las divisiones existentes en el seno de la élite del Gobierno, surge el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). El movimiento nació secretamente en 1973 de la conspiración de algunos oficiales del ejército, primero preocupados por cuestiones profesionales, pero que se politizaron rápidamente por el empantanamiento de la situación social (realmente era una guerra en toda regla) en África.
El 16 de marzo de 1974, un grupo de oficiales del MFA intentó un golpe de Estado sublevando un regimiento de infantería en la localidad de Caldas de la Reina, a unos 90 km de Lisboa, con el fin de marchar sobre la capital del país. El llamado Levantamiento de las Caldas fracasó ese mismo día y este hecho motivó al régimen de Marcelo Caetano a lanzar una agresiva campaña de espionaje dentro del Ejército, ordenando detenciones y traslados de guarniciones. Los jefes del MFA reflexionaron entonces que necesitaban recurrir a un golpe de Estado para derrocar al régimen, siendo inviable una salida pacífica. Pero para asegurar el éxito inmediato y evitar una guerra civil, debían ampliar su círculo de contactos y, sobre todo, acelerar los planes de la revuelta cubriendo todos los detalles precisos para no dar tiempo a la reacción gubernamental. Así llegaron a la madrugada del 25 de abril en que las tropas empezaron a salir a la calle y propiciaron la caida del gobierno que, a media tarde, decidió entregarse al general Spínola.
Pero no todo el monte era orégano y hubo varios intentos de golpe militar derechista para paralizar el proceso: el 28 de septiembre de 1974 y el 11 de marzo de 1975, episodios derrotados tras los cuales se aceleró la radicalización política del régimen. Fue nacionalizada toda la banca y la mayor parte de la gran industria. En marzo de 1975 el ala de oficiales comunistas del Movimiento de las Fuerzas Armadas anunció que se había iniciado la «transición al socialismo». Sin embargo, las elecciones constituyentes de abril de 1975 dieron la victoria a fuerzas socialistas moderadas, más cercanas a la socialdemocracia de partidos como el SPD alemán o el PS francés, que lucharon por suprimir la influencia política de militares pro-comunistas, siendo apoyados por un fuerte núcleo derechista concentrado en las provincias al norte del Tajo.
En el otoño de 1975, el país estuvo cerca de una guerra civil, pero un fallido intento de golpe de Estado de militares pro-comunistas el 25 de noviembre estabilizó la situación. El régimen socialista desarmó y licenció a los oficiales revolucionarios y restauró la disciplina. En esa situación más tranquila se aprobó la constitución de 1976 y se inició la consolidación de la democracia. Las colonias fueron independizadas, salvo Macao que se entregó a China en 1999. El abandono precipitado de las colonias generó un numeroso retorno.
El nombre de Revolución de los claveles viene de una vendedora que llevaba un manojo de claveles a la que un soldad , desde un tanque, le pidió un cigarrillo pero como no tenía, le dió un clavel que el soldado colocó en la boca del cañón; otros soldados hicieron lo propio con claveles en las bocas de sus fusiles para indicar que no tenían intención de utilizar sus armas.
La de los claveles . Gracias criticòn por la de hoy ,que como las anteriores oportunas .
ResponderEliminarMe acuerdo de una copla Aragonès de esas” de picadillo “ que lamentaba que al echar a los franceses de aquí no hubieran empujado de paso a Cagaluña y el “país asco “ - me lo tomaré con humor , porque como bien dices , debiéramos aunarnos más a Portugal y redibujar el mapa de esta península .
Aunque quiero mirar a otro lado , no puedo . Aquí la revolución que tenemos no es de claveles precisamente . Hoy Los pistoleros con sus armas suben al euskoparlamento . Y no son claveles lo que en su boca llevan .
Fdo : chusa García Ojosnegros
Una vergüenza, como la vivida en las Vascongadas en las recientes elecciones, es para hacérselo mirar. Otegui tenía razón a vanagloriarse de 27+27+1 escaños de independentistas-nacionalistas frente a 20 constitucionalistas, es definitivo y eso considerando a los 12 del PSE como constitucionalistas; que es mucho considerar.
ResponderEliminarMuy aclarador. Gracias
ResponderEliminarAgradecido por su valoración.
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